Capitulo 3
Jhosep.
La veo irse, guardo a Alberto en su corral y vuelo a dentro a mi madre, quien me esperaba en living con los brazos cruzados.
- Veo que te enteraste porque vine temprano hoy. – Ruedo los ojos al ver su cara de preocupación.
- Se que es difícil para todos…
- No. – Le corto, levantando la mano. – No pienso escuchar, que todo va a estar bien. Sabiendo que esa mierda de persona anda libre por la ciudad. – Señalo la puerta como si fuera a pasar por ahí.
- Tiene prohibido entrar a la ciudad. – Explica mi padre entrando por la puerta que da al garaje comiendo pastel con una cuchara.
- Como si supiera seguir las reglas. – Ruedo los ojos.
- Lo tendrán vigilado, no podrá acercarse.
- La justicia de mierda, ya mostro su gran habilidad. Haciendo que ese delincuente salga libre. – Levante la voz.
- Necesito que te calmes. – Amenaza mi padre, temiendo que me agarre un ataque de ira.
- Tranquilo, no pienso hacer nada. – Levanto las manos, rendido. – Pero lo veo y la próxima vez que lo vean será bajo tierra. Así que recen para que no lo encuentre. – Subo las escaleras y me encierro en la habitación.
Me tiro a la cama frustrado y grito sobre la almohada, me acerco a mi computadora y empiezo a hackear cámaras de tiendas que estén fuera de la ciudad a ver si noto algo sospechoso.
Pase varias horas hasta que logre encontrar varias cámaras que dan a las fueras de la ciudad.
Escuche que golpeaban mi puerta, apague la pantalla.
- Hijo, te traje la cena. – Abro frotándome los ojos, ya que estar frente a la pantalla me cansa la vista. – Empieza usar los lentes, no quiero que te pongas bizco.
- Bien… - Busco mis lentes arrastrando mis pies.
- Tu amiga dirá que eres un hacker al ver tu gran computadora. – Comenta dejando la bandeja en mi mesita de noche.
- No es mi amiga. – La miro. – Además ¿Sabes que es Hacker?
- No pero bueno. – Se encoje de hombros. – Yo siento que, si es tu amiga, por la forma que se preocupó por ti. – Da un aire de inocencia, hasta que yo le diga que siga hablando.
- ¿Preocuparse por mi? – La miro como si tuviera un tercer ojo.
- Me comento que estabas mal y que quiso acompañarte hasta que saber estés bien. – Explica sentándose. – Y que no le gusto nada que la gente te mirará mal, y que tuvo el impulso en querer ayudarte a que no estés mal.
- Típico de ella. – Susurro con una media sonrisa. Mi madre me mira con una gran sonrisa y una ceja levantada. – Pero no somos nada… Borra esa sonrisa. – Protesto.
- Te gusta. – Afirma. – Parece buena chica, te doy mi bendición.
- Aja claro. – Me analiza. – como tu digas. – Aplaude levantándose.
- Si como yo digo. – Hace el amague de irse, pero se da vuelta de nuevo. - ¿Qué?
- ¿Hace cuanto te hablas con ella?
- 2 días así que no te hagas ilusiones.
- Conócela más, creo que harían linda pareja.
- Ni siquiera la conoces. – Reí.
- Tu tampoco, pero tengo buenos instintos. – Se señala la cabeza.
- Claro… Ahora eres síquica.
- Obvio, además, parece dispuesta en charlar contigo.
- Amor en la primera conversación, solo existe en las películas.
- Que tú no creas en eso, no significa que no existe. – Sonríe tiernamente. – A veces, solo encuentras a la persona que conectas al instante con solo hablar, después se convierte en tu mejor amiga o amigo, o en tu novia.