Capitulo 5
Jhosep.
Después de dejar a Dan, volví caminando a mi casa. No podía borrar la sonrisa tonta en mi cara.
Besé a Clarisa, lo mejor que ella quería que la bese ¿Le gustaré? ¿O fue cosa del momento? Ósea típicas cosas de fiestas.
No, yo creo que le gustamos.
Yo también conciencia, pero no me voy hacer ilusiones rápido.
Ya estás ilusionado…
Bueno sí, pero no voy a ya verme casado con ella o que ya estamos en algo serio. Solo fue un beso.
Ya te vez casado y con cuatro hijos, dos perros, un gato y un conejo Alberto junior.
- Hijo… - Dice la voz soñolienta de mi madre desde la cocina cuando entro.
- ¿Qué haces despierta a está hora? – Voy a donde está ella.
- Quería agua. – Levanta el vaso. - ¿Te gusto la fiesta?
- Si, no estuvo mal. – Me encojo de hombros con indiferencia, pero no podía ocultar la sonrisa.
- Esa sonrisa dice que estuvo genial. – De repente parece súper despierta. - ¿Clarisa estuvo en la fiesta?
- Si, charlamos un rato. – Ignoro su mirada, agarro su vaso y lo lleno de agua de nuevo. – Nada interesante.- Miro el vaso, serio, pero se que ella me estaba analizando. - ¿Qué? – la miro bebiendo el agua.
- ¿Solo charlaron? – Enarcó una ceja.
- Claro… Hijo mío te lleve nueve meses. – Se cruzo de brazos apoyando su espalda en la encimera. – Se que paso algo más, te conozco.
- Bueno, nos besamos. – Dije con indiferencia, aunque por dentro saltaba con un pie.
- ¡¿Qué?! – Grito emocionada. – Y lo dices así, como si no fuera la cosa mas normal del mundo.
- No cuando la persona te gusta. – Me mira como si estuviera loco.
- Bueno, pero uno cuando va a las fiestas se besa con cualquiera. – La miro obvio.
- ¿Qué paso? – Dijo mi padre preocupado, no lo había oído bajar. – Escuché un grito, a quien mato. – Dice soñoliento.
- Mi amor, si así me quieres defender – Lo señala completo. – El asesino ya me mato y vendió mis órganos a la mafia. Media hora para bajar.
- Tiene razón. – Asiento divertido.
- Bueno ya. – Me quita el vaso de agua de la mano y bebe. – Y… ¿Por qué gritaban?
- Porque Jhosep beso a Clarisa. – Dice emocionada mi madre.
- ¿Enserio? – Lo fulmine con la mirada a mi padre, al ver su cara de sorpresa. – No me culpes, pensé que te ibas a volver monje.
- Bueno ya. – Me cruzo de brazos. – Ahora le diré una noticia que mucho no le va a gustar. – Ambos me mira esperando que hable. – Me encontré con Max, se esconde en la casa de su familia.
- Espera… - Me frena mi madre. – ¿La fiesta fue en casa de los González?
- ¿Porque no nos dijiste que era ahí? – Preguntó mi padre molesto.
- Porque sabia que me iban a prohibir a no ir, además, quería confirmar si esta tonta familia ayudaría a ese delincuente y por lo que vi, así fue.
Ambos me miraban preocupados y atento a que les lance una bomba.
- Nada grave para su alivio. – Dije con amargura. – Clarisa y Dan me detuvieron antes de que lo mate.
- No. – La freno a mi madre que se acercaba a mi con cara de lástima. – No me den la charla, de suerte que Clarisa me calmo y me hizo olvidar por un momento de ese tipo. Así que no les molesta quiero irme a dormir con un buen sabor de boca.