Capitulo 10
Clarisa.
Dan me pasaría a buscar después de diez de la noche, ahora estoy haciendo los últimos panes de la panadería. Mi padrastro no está así que intentare sacarle un poco de información a mi madre quien estaba viendo su novela en el living.
- Clarisa, cuando termines tráeme un café con leche. – Comenta tranquilamente.
- En un rato. – Termino de guardar todo y mientras limpio caliento el agua para el café. Al terminar y hacer el café, se lo di y me senté en el otro sillón. – Mamá ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Después de que Martin se declare a Mónica. – Después de esperar la exagerada declaración típica de novela, me miro. - ¿Qué?
- ¿Hace cuanto se retiro tu marido de ser jefe de policía? – Intente no sonar nerviosa.
- Que se yo ¿Dos años? – Se queda pensando. – ¿Por qué lo preguntas?
- ¿Sería que perdió todos los archivos de los casos que resolvió y eso?
- No, lo guarda en su armario bajo llave. – Bingo. - ¿Por qué? – Está vez, me miro más seria.
- Tengo que hacer un trabajo por escrito, de los trabajos de mis padres. – Decir padres me costó bastante.
- ¿Y de lo mío no preguntas? – Levanto una ceja.
- Ósea no, porque total lo trabajo yo. – Reí y ella frunció la cara muy enojada.
- No, lo digo porque… ¿hago todo? – Puta mierda, pero si esta discusión la distrae mejor.
- Eres desagradecida. – Dice fingiendo dolor. – Te eh dado todo y ahora te vienes hacer la víctima.
- No me hago la víctima, solo digo lo que es verdad. – Me encojo de hombros.
Clarisa si la querías seguir cagando mejor te hubieras callado.
- ¡Eres una insolente! – Se levanta enojada. – Si tu padre estuviera aquí… - Deja la frase en el aire.
- ¿Qué? – No salgan lagrimas por favor. - ¿Tu crees que me dejaría pasar por todo lo que estoy pasando?
- ¡No hablo del muerto, hablo de mi marido! – Literalmente, quede en blanco.
- ¡No es mi padre! ¡No es NADIE! – Y no recibí respuesta, solo una bofetada.
- No vuelvas hablar así de tu padre. – Me señala con un dedo roja de la ira.
- Seguiré hablando, como a mi se me plazca. – Escupí con odio.
- Lo que quería escuchar. – Sentí un cosquilleo en mi espalda.
- Arregla esto por mí, querido. – Le da un beso en la mejilla. – Esta discusión me hizo agarrar jaquecas. – Se toca su frente de modo dramático. La mire casi con suplica, pero prácticamente ignoro mi mirada.
- Tranquila descansa, ponte música relajante. – Ella asiente y sube a la habitación. - ¿Tu no aprendes verdad? – Se saca su chaqueta y vi las llaves que cayeron de ella. - ¿Te comió la lengua el gato? – Reaccione y lo mire, lo tenia a tres pasos de mí.
- Em… - Quería tomar las llaves, pero no sé cómo. No tengo la suficiente fuerza para noquearlo.
- ¿Por qué dices groserías? – Me corrió mi mechón de cabello y lo mire raro. – Te queda mejor el cabello suelto. – Desató mi rodete improvisado, le aparte la mano. – Te tengo que enseñar modales. – Doy unos pasos hacia atrás, pero éste me toma del brazo y me tira bruscamente al sofá, mi cabeza golpeo contra el respaldo. Como es un sillón viejo, lo de acolchonado queda nada, escuche un pitido en mis oídos, se que me hablaba, pero tarde un rato en reaccionar.
- ¡No me toque! – Lo intente apartar de todas las maneras posibles. Cuando quiso tocarme el pecho, lo abofetee.
- Hija de p… - Le di una patada en su entre pierna.
Lo empujé y corrí hacia la puerta, y debí de imaginarme que estaba cerrada. Cuando gire a tomar las llaves, éste me toma de los hombros y me tira al suelo. Me quise levantar, pero se me subió arriba, con su cuerpo inmovilizo mis piernas y con sus manos, mis brazos.
Estampo su boca con la mía, lo mordí y cuando se aparto bruscamente, susurro algo de lo agresivo me gusta. Tome aire y me levante lo poco que pude y estire mis brazos para empujarlo. Lo que funciono gracias a dios.
Mi celular empezó a sonar, corrí hacia ahí, pero él me tomo del cabello y me tiro hacia atrás. Agarro mi celular y vio quien me llamaba, su rostro se ensombreció más de lo normal.
- ¿Desde hace cuanto te hablas con Jhosep Morgan?