Detras De Sus Ojos

El Nombre Borrado

El despacho estaba en silencio, pero yo sentía que alguien me observaba desde las paredes.

La grabadora seguía reproduciendo frases de Helena, pero yo necesitaba algo más… pruebas, pistas, un registro que confirmara que ella existió.

Abrí el sistema de archivos antiguos del hospital.

Busqué “Helena Duarte”.

Nada.

Ni un solo registro.

Probé con variaciones: H. Duarte, Helena D., paciente 37B.

Nada.

Cero.

Mi corazón se aceleró.

No podía ser.

¿Cómo alguien que claramente existió… podía ser borrado por completo?

Revisé los expedientes de los últimos tres años.

Cada archivo parecía intacto… excepto uno.

El expediente de Helena estaba allí… pero vacío.

Sin fotos. Sin notas. Sin historia clínica.

Solo el número: 37B.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

Era como si alguien hubiera decidido que nunca debía recordarla.

Saqué mi libreta de notas, donde llevaba un registro personal de mis pacientes.

Allí estaba el mismo número, 37B, con anotaciones borrosas.

Pero en lugar de información clínica, había frases que yo no recordaba haber escrito:

“No olvides la promesa.

Nunca vuelvas a ella.”

Golpeé la mesa.

—¿Quién hizo esto? —susurré, desesperado.

En ese momento, sentí un frío detrás de mí.

No había nadie.

Pero la silla de la grabadora se movió ligeramente, como empujada por una mano invisible.

El miedo se mezcló con la confusión.

No podía confiar en mi memoria, en el sistema… ni siquiera en mis propios sentidos.

Algo o alguien estaba jugando con mi mente.

Y mientras observaba el expediente vacío de Helena, entendí que la historia que creía conocer no era más que un eco de lo que alguien decidió borrar.




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