Detras De Sus Ojos

Cartas Sin Fecha

El buzón del despacho estaba vacío… o eso creía.

Hasta que una pequeña caja de cartón apareció en el suelo, justo al lado de mi silla.

No la había visto antes.

Abrí la caja.

Dentro, había cartas antiguas, con el sello de tinta borrada y sobres amarillentos.

Todas dirigidas a mí.

Tomé la primera, con manos temblorosas.

La fecha estaba difusa… apenas se distinguía un año que parecía coincidir con mis recuerdos… o no.

El sobre decía simplemente: “Samuel, no olvides lo que prometimos”.

Abrí la carta.

Las palabras parecían escritas ayer:

“Cada día que pasa sin que recuerdes es un día que perdemos. Samuel, vuelve a mí antes de que sea demasiado tarde.”

Mi corazón se detuvo.

Era como si ella estuviera hablando directamente desde el pasado… y desde el presente al mismo tiempo.

Busqué otra carta.

Fechas distintas. Todas firmadas por Helena.

Mensajes que solo alguien que conociera cada rincón de mi mente podría escribir: recuerdos que no recordaba, frases que jamás dije… pero que sentía como propias.

—Esto no tiene sentido —murmuré—.

No recuerdo nada de esto… y sin embargo… lo siento.

De repente, sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

La caja se movió ligeramente.

Y una voz, apenas un susurro, me atravesó los oídos:

—Samuel… lo recordarás todo, tarde o temprano.

La caja cayó al suelo, derramando cartas por todo el despacho.

Mientras las recogía, comprendí que estaba atrapado en algo que no podía entender…

Algo que Helena había dejado para mí, para que nunca pudiera escapar de su presencia




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