Detras De Sus Ojos

El Cuerpo Bajo El Suelo

La tierra estaba húmeda bajo mis pies.

Un olor metálico flotaba en el aire, mezclado con humedad y hojas secas.

El lugar era un pequeño jardín abandonado detrás del hospital viejo, el mismo que nunca había notado hasta ese día.

La grabadora descansaba en mi bolsillo, reproduciendo un susurro constante:

—Samuel… busca lo que dejaste…

Me arrodillé junto a un área removida del suelo.

Mis manos temblaban mientras apartaba las hojas y la tierra.

Cada pala que levantaba me acercaba a algo que temía… pero debía enfrentar.

Y allí estaba.

El colgante de cristal brillaba bajo la luz tenue… y junto a él, el cuerpo de Helena, cubierto por la tierra y los años de olvido.

El corazón me explotó.

No había sombras ni reflejos, ni voces.

Solo la cruda, imposible y dolorosa verdad.

Caí de rodillas, abrazando el colgante.

—Lo siento… —susurré—. Nunca debí dejar que esto pasara.

El viento sopló a mi alrededor, y por un instante, sentí su presencia abrazándome, tranquila.

Como si finalmente el peso del pasado pudiera descansar.

Había descubierto la verdad.

Había enfrentado la memoria que intenté borrar.

Y aunque la pérdida era inmensa, la aceptación me devolvía algo de paz.

Detrás de mis ojos, Helena siempre había estado.

Y ahora, al menos, yo sabía que también estaba listo para dejarla ir.




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