—Buenos días preciosa.
—Buenos días mejor amiga.
Brianna se levantó y fue a la cocina.
—¿Me cocinarás? —dijo Viviana desde la cama.
—No, baja y cocínate.
—Tonta, hazme el desayuno, porfis.
—¡No!
Brianna río, sabía que su amiga no se levantaría así que preparó para las dos.
«Huevos, leche y pan», repasó Brianna para hacer su desayuno.
Brianna agarró su celular y tomo una foto para su estado que de descripción puso "Que rico desayuno haré".
Y en ese entonces le respondió alguien.
Bryant: Se ve que estará delicioso, ¿Me invitas?
Brianna comenzó a gritar de la emoción y comenzó a dar saltitos.
—¿Qué paso, loca?
—Me contestó Bryant, bueno respondió mi estado.
—A ver —Viviana corrió a donde su amiga.
Brianna le mostró el mensaje.
—Dile, si, estará rico, haré tortilla, ¿Vienes?
—No, como le voy a decir eso, será mucha confianza.
—Hazlo boba.
Brianna: Hola, claro que estará rico, ¿Vienes?
Bryant: Jajaja, la pandemia compañera, una vez que salga la vacuna voy a que me invites.
—Lo dejaré en visto, ¿Está bien?
—Si bebé, deja que te siga escribiendo.
—Te haré caso.
—Ya, pero el de la aplicación, ¿Qué pasará con él?
—Pues, yo estoy soltera —río —, aparte Bryant es un compañero, Brujo es un chico el cual se me hace interesante y el último que asco, lo bloquee de la aplicación.
—¿Qué hiciste qué?
—B L O Q U E E —deletreó Brianna.
—Eres boba —dijo Viviana.
—Solo sé que no quiero un amor, ¿Okey?
—Ah, entonces en la noche no te veré emocionada yendo a las diez y tanto de la noche esperando un mensaje de un desconocido.
Bryant: Gracias por el visto compañera jaja, ¿Hay tarea?
—Mira —Brianna le mostró el mensaje a Viviana.
—No puede ser, te dije, ahora te hablará más seguido.
—¿Qué le digo?
—No sé, ¿Hay tarea?
Brianna: Jajaja, estuve preparando el desayuno, creo que no hay tarea, te puedo responder eso más tarde.
Bryant: Si, entiendo, no te preocupes, te dejo hacer tus cosas, cuídate.
—Ves bebé, te dije, ahora sigamos con lo que tenemos que hacer.
—No, ahora que te has levantado pues tú prepara el desayuno.
—Que tonta eres, te odio.
Ambas amigas reían de su desayuno, lo prepararon ambas y luego Brianna entraría a clases y Viviana se tendría que ir a casa.
—Te extrañé muchacha, me tengo que ir, tú tienes que estudiar.
—Si preciosa.
—Tú mamá no regresó, ¿Ya le hablaste?
—¿No llegó?, que raro, ahora le marco al teléfono.
—Dale mi niña, te dejo, ponte a estudiar guapa.
Brianna se quedó sola en casa y subió a la habitación de su mamá, efectivamente no estaba, así que le marcó al teléfono, pero esté le mandaba al buzón de voz.
«¿Dónde estarás ma?», pensó Brianna.
Es el quinto día de la semana, exacto, llegó viernes, hoy Brianna tendría dos cursos, en la mañana y en la tarde, al menos la noche se relajaría con su cita por chat.
—¿Ya te conectaras princesa?
—¡Mamá! —dijo Brianna poniendo una mano a su pecho —, me has asustado, no te aparezcas así nomás.
—Perdón mi amor, te juro que estoy muy cansada —dijo Giovanna echándose en la cama de Brianna.
—Ahora sí que te has divertido eh —río.
—Como no te imaginas princesa, eh visto a algunos compañeros del colegio, ¿Puedes creer que una compañera se casó con mi ex de colegio?
Así es la mamá de Brianna, es como una más de sus mejores amigas, es una persona muy divertida y no le gusta hacer muchos problemas, ella y su papá se complementan demasiado.
—No lo puedo creer.
—Yo tampoco —Giovanna se paró —, en fin, ya te dejo mi amor, entra a tus clases.
Brianna le dedicó una sonrisa y se conectó al Zoom.
Su día se basó en dos clases, un poco aburridas, pero era lo que tocaba.
Las horas pasaban y poco a poco llegan las diez.
Brianna bajó a la cocina por su celular y a prepararse su cena, su mamá no se había levantado de la cama en todo el día, pidieron comida por delivery, al parecer si se la había pasado muy bien.
Se colocó los audífonos y a prepararse una cena que no le cueste mucho de hacer.
—Con flores, te llevaste mi tristeza con colores dibujaste la nobleza de la mano, a tu lado creció nuestra ilusión —Brianna comenzó a tararear esta canción, era muy bonita, le inspiraba.
Una vez acabada su cena, vio su platillo y sonrío.
La hora se acercaba, eran las diez y veinte, diez minutos, ¡Solo diez minutos para su cita!
«¿Es una cita?», pensó Brianna.
En realidad, eso no era una cita como tal, ella no lo conocía, solo habían hablado unas horitas.
—¿Qué hora es? —dijo Giovanna parándose en la puerta.
—Diez y veinte ma, ya me preparé mi cena, si quieres te preparas la tuya —dijo Brianna sonriendo.
—Descansa, ¿Mañana no tienes clases? —Brianna negó en respuesta a su mamá.
La mamá le mandó un beso y se retiró a su cuarto.
¡DIEZ Y MEDIA!
Brianna comenzó a caminar en todo su cuarto y esperaba su mensaje, que también podría fallar, pero bueno.
Brianna entró a la dichosa aplicación y tiró el celular.
¡UN RUIDITO!