Detrás de una sonrisa

Capítulo 4 : escape inoportuno

05:40 am, temprano en la mañana,valentina estaba terminando con las tareas del hogar, gracias a su amigo no tendría que preocuparse por algunas cosas por un tiempo, aún así, no podía descuidar a su hermano pequeño y debía estar atenta por todo lo demás. 

A medida que los minutos iban pasando, ya era tiempo de ir a la escuela, 07:20 am, el desayuno listo en la mesa para cuando se levanten los demás, esto ya era una rutina diaria antes de irse. 

Actualmente era fin de mes, el frío viento mañanero pronto desaparecería, mientras estaba en clases, pensamientos vagos rondaban por su mente, casi sin poner atención a lo que la rodeaba. 

Llegando la hora del receso, valentina fue llamada por el director a su oficina, más de la mitad de la clase miraba la escena algo desconcertada, Valentina no era alguien problemática y mucho menos una mal estudiante, ella solo sonrió diciendo que no era nada grave y que volvería enseguida. 

— buenos días director, ¿qué sucede?
— buenos días, siéntate, por favor.
Dentro de una oficina muy bien ordenada y decorada con muebles antiguos, ambos se sentaron para hablar de un asunto trivial, aunque no menos importante. 

— verás, lamento molestarte en el receso, pero como podrás ver, ya estamos a fin de mes, el asunto es que la cuota mensual de esta escuela debe ser pagada unos días antes...y aún no hemos recibido tu parte. 

Claro, esta era una escuela con una muy buena imagen, era natural que paguen una cuota por permanecer ahí; sin embargo la situación de Valentina no le permitiría darse el lujo de pagarlo. 

— ¿p-podria darme un poco más de tiempo?, verá es que ahora mismo yo...nosotros... 

Mientras buscaba las palabras adecuadas para salir de esa difícil situación, un sonido de una campana sonó desde el patio del colegio. 

"Salvada por la campana", un suspiro acompañado de una leve sonrisa dejó reconocer el alivio por evadir el momento a solas con el director, pero eso solo duró unos pocos segundos. 

—ya que estoy aquí, firmare que me retiro más temprano. 

—¿otra vez?, esta bien, no se que sucede últimamente, solo...no te atrases. 

—no se preocupe por eso, le pagaré la cuota. 

—eso es lo de menos importancia ahora, me refería a tus estudios, eres buena estudiante, no quisiera que eso cambie, bien, puedes irte. 

Saliendo por la puerta, un joven solo un poco menor, estaba esperándola con todas sus pertenencias, Nicolás, apodado nick por su amiga. 

—¿Nick, que haces aquí?, llegaras tarde, además, ¿esas son mis cosas? 

—tienes que irte, ¿cierto?, ve tranquila, más tarde te enviaré lo que necesitas del resto de la clase. 

—en verdad te lo agradezco, eres el mejor. 

—solo llámame si necesitas algo, ve despacio, nos vemos. 

La mañana había pasado sin problemas, por alguna razón mientras trabajaba en el restaurante atendiendo a los clientes, una sonrisa radiante salía de su rostro, el tiempo pasaba rápidamente, pronto volvería a casa y hablaría con su amigo. 

"Un momento, ¿porque sonrío al pensar en eso?, ¿acaso estoy esperando salir para escribirle?". 

Mientras se perdía en sus pensamientos por un tiempo, sus mejillas comenzaban a ponerse algo rojas, de pronto, la puerta de la entrada se abrió, era normal recibir más clientes a esa hora, la mayoría salían del trabajo o eran estudiantes que pasaban por ahí. 

Su respiración se cortó por un momento, tres personas habían entrado al restaurante, llevando un uniforme azul marino con el dibujo de una Corona, un distintivo de una escuela privada. 

Carla,Sofía y Agustina, sus amigas y compañeras de clase estaban ahí. 

—¿mmm?...¿pasa algo,Sofía?—Agustina preguntó inclinando su cabeza—pareciera que viste algo raro. 

—bueno, es que me pareció ver a Valentina aquí,supongo que me lo imaginé. 

Mientras se escondía en la cocina con la excusa de lavar todo, llegó la hora de cierre, la noche comenzaba a caer y debía volver a casa. 

Pensaba que por poco se había liberado de sus amigas, llegando a su casa, un auto estaba justo afuera, no le dio mucha importancia y entro en la casa. 

Justo en la sala, estaba su director hablando con su madre mientras tomaban un café y lo que parecían ser tostadas francesas. 

—Valentina, buenas tardes. 

—buenas tardes, perdón por preguntar, pero...¿que hace aquí? 

—bueno, a decir verdad estoy un poco preocupado, ¿sabes?, dejas la escuela temprano, abandonaste la clase de arte y ahora me entero que llegas tarde a casa siempre...aunque esto último no es asunto mío, me preocupa, tu madre me contó sobre su situación actual y– 

—¡mamá!, no es necesario que hables sobre– 

—no diré nada al respecto si así lo deseas, por el contrario, quiero ofrecerte una beca por lo que queda del año. 

—no puedo aceptar eso, se lo agradezco, pero trabajaré y le pagaré como es debido. 

—entiendo como te sientes, pero como dije en la mañana, eres buena estudiante y no quiero que eso acabe...¿aceptas? 

Tras pasar aproximadamente 20 minutos, el director explicó algunos detalles sobre la beca que había ofrecido, se hacía tarde en la noche y el frío viento sacudía levemente las hojas de los árboles cercanos. 

Casi sin notarlo, todo estaba demasiado oscuro afuera, luego de tan amable oferta este hombre había sido invitado a cenar. 

Aunque había pedido permiso para ayudar, este le fue negado amablemente, siendo un invitado, no había forma de ponerlo a cocinar también. 

La noche era demasiado tranquila, algo incomoda talvez para Valentina ya que el director estaba ahí. 

Disfrutando de una escena donde cualquier persona lo describiría como una cena en familia, Valentina se había relajado por completo, este ambiente no era nada malo, el televisor estaba apagado, todos hablaban y la conversación era fluida, hasta el pequeño William participaba en ocasiones, se sentía...como una verdadera familia. 

Entre risas y bromas, el sonido de una puerta abriéndose se escuchó, pensaban que talvez la puerta no estaba bien cerrada y el viento habia logrado abrirla; sin embargo, una persona había caminado hasta el comedor donde todos se encontraban, precisamente era un hombre de unos 46 años aproximadamente, el cabello negro estaba algo mojado, tenía una expresión de cansancio, como si hubiera corrido durante mucho tiempo. 

—...¿¡pa...papá!?...como...¿que haces aquí?—Valentina hablo con total sorpresa mientras se levantaba dejando caer la silla hacia atrás. 

—¿¡que demonios es esto!?, ¡no estoy en casa por un tiempo y ya te ves con otro hombre!...¿quien crees que- 

—escuche yo no soy- 

Sin dejarlo terminar de hablar, un golpe en la mejilla izquierda hizo que cayera al suelo junto con el vino en la copa y un poco de comida. 

—tu no hables, mucho menos te permito interrumpir en MI CASA. 

Al pasar el tiempo, este hombre, isaac blanc, no podía ni tenía intenciones de entrar en razón o tan solo escuchar una palabra. 

El director, Mateo.L.fischer, aparentemente de 45 años, se paro justo frente a la familia, mirando levemente hacia su derecha le dio a entender a Valentina que se llevara a su hermano lejos de ahí. 

En un tiempo entre forcejeos y golpes, varios móviles policiales llegaron a la casa, llevándose nuevamente a Isaac.
 




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