Pasando un par de noches, esas palabras resonaron en su cabeza por casi todo el día, talvez la presión que ejercía sobre ella misma para cargar con todo ese peso le nublaba la vista sobre lo que realmente tenía, fijándose solo en lo que había perdido.
Sabia bien que es lo que tenía que hacer; sin embargo, no era tan sencillo, hasta el momento ella había perdido contacto con todos los que la rodeaban, absolutamente nadie sabia nada sobre como estaba o que hacía.
Tendría que hablar con todos nuevamente, pero...¿como?, había desaparecido de la vida de todos sin explicación alguna, "¿que se supone que diga?" Creía que no podría mirar a nadie a los ojos después de todo.
Esperar a que llegue el momento adecuado no serviría de mucho ahora, por el contrario, solo retrasaría todo, si el momento adecuado no llegaba, solo había que crearlo.
Una mañana, luego de un breve desayuno, salió de su casa, había decidido afrontar todo el problema de frente, para empezar, con los vecinos, aunque es poco importante, en ocaciones las miradas y comentarios pueden hacer que uno no quiera salir ni ser visto, te hacen perder confianza y hasta perder los ánimos.
Pasando casa por casa, Valentina habló con cada vecino, explicando todo con detalle, para aclarar ciertos rumores.
Poco más tarde, vendría lo difícil, se puso su uniforme y se dirigió a la escuela que hasta el momento había evitado, paso por la oficina del director, aunque ya era tarde para la entrada, igualmente pudo ingresar sin problemas. Ella le explicó que ya no esconderia nada y que hablaría con sus amigas y pediría disculpas por no contestarles.
Esperando en la oficina hasta que sea la hora del receso, Valentina ingreso al salón de clases, todos se callaron inmediatamente después de verla, al parecer algunos rumores extraños habían circulado. Sin darle atención a eso, Valentina acercó una silla hasta donde sus amigas y comenzó a explicar todo desde el inicio hasta el día de hoy.
Su mirada ya no se centraba en el suelo, esta vez no miraría a otro lado que no sea a los ojos de la persona que tenga en frente, casi se terminaba el receso y Valentina ya había terminado de explicar todo.
—...es por eso que deje de venir aquí y nunca conteste las llamadas...lo siento mucho.
Sin dar tiempo a una respuesta, la campana sonó para dar inicio a la siguiente clase, en ese momento Valentina se retiró.
"Antes de salir, necesito ir a otro lugar", en una clase anterior, entro a un salón y miro directamente en una dirección, ahí estaba un joven un año menor, cuando sus miradas se cruzaron, solo sonrió y dijo "gracias", inmediatamente se dio la vuelta y volvió para salir; en respuesta a eso, el chico devolvió la sonrisa, como si estuviera diciendo "te tardaste en volver".
Pasando varias horas, Valentina tenía que volver a casa, nuevamente debería preparar todo para la cena, cuidar a su hermano y hacer limpieza.
Esto era extraño, ya era tarde, comenzaba a anochecer y había demasiado movimiento por la zona donde vivía, precisamente en su casa, como si se hubiera organizado una reunión ahí.
Todos y cada uno de los vecinos, amigos y compañeros de clase estaban ahí, luego de entender lo que realmente sucedía, se habían juntado para dar una mano amiga. Cada uno había aportado un poco, con eso, las deudas habían desaparecido.
Entre la multitud, un pequeño grupo de tres chicas pasaron al frente, por lo visto, ellas habían organizado todo esto. Unas pequeñas lágrimas salieron de sus ojos cristalinos, unas lágrimas de felicidad, de alivio, ahora mismo no estaba sola...no, nunca lo estuvo, solo que no podía verlo.