Detrás de una Sonrisa

CAPÍTULO UNO

Holaaa Bellezas de Booknet. Aquí les traigo los primeros tres capítulos de esta nueva versión.

Disfruten.

Besos, Less❤️

Ladrón de la Paz.

Elizabeth.

—¡AAHHHH!

El grito del susto de mi mejor amiga me sobresaltó tirando las palomitas al suelo.

—¡Quítala! ¡Quítala! ¡Quítala!—me pidió entre gritos.

Hizo el además de pegarse a mi brazo como sanguijuela, afortunadamente logre esquivar la al tomar el control del televisor.

—¿Ya puedo ver?

—Ya.

Asomo la cabeza por la sabana que usaba como escudo. Soltó un suspiro al ver que en la pantalla estaba el catálogo de películas y no la imagen de la monja qué salió de la pintura de la película.

—Dios, creo que tendré pesadillas—susurro, quitándose la sabana.

—Te dije que te daría miedo.

La película que había puesto era de terror.

—Pues el monito de la portada no daba miedo.

El mejor plan para un fin de semana para mi era quedarme en casa. Para Jane, era colarse en una de esas fiestas universitarias a las que le encanta asistir.

A mi no me gustan, prefiero hacer cualquier otra cosa que no implicara ruido, luces fluorescentes qué dañan a la vista, y gente sudorosa y amontonada en un solo lugar.

No toleraba esos escenarios, hacían qué mi cabeza estallara del dolor.

Además que las personas invadían tu espacio personal, era totalmente asqueroso.

—¿Qué hora es?—me quito el control para buscar otra película—Me esta dando un poco de hambre.

—Aun es temprano—respondí viendo la hora en el móvil.

—¿Y si pedimos una pizza?

—Vale, llamaré a la pizzería.

Tomé el teléfono de casa, e hice la llamada.

Mientras Jane buscaba alguna película que no fuera de terror, y yo hacía la orden a la pizzería, la pantalla de mi teléfono se encendió anunciando un nuevo mensaje.

Al tiempo que daba la dirección de mi casa, abrí el chat pasa saber quien era y que quería.

El desconcierto llego a mi al ver el mensaje, no entendí de que se trataba.

Eran números al azar que conformaba un link.

Termine el pedido, y me volví a sentar a un lado de mi mejor amiga. Aun no encontraba nada que le gustara.

—A este paso terminaremos viendo Ositos Cariñositos si no hay nada que ver—dijo buscando en el catálogo de película de comedia.

Esperando a encontrar qué ver, y sin nada que hacer abrí el extraño link qué un desconocido me envió.

Me llevo a un sitio web de compras.

Rodé los ojos y cerré la página.

La incógnita de saber de donde habría sacado mi número me asaltó.

No le daba mi número a nadie. Era parte de mis reglas básicas para garantizar mi seguridad.

Regla número uno para mantenerme a salvo.

No confiar en nadie.

No darle confianza a cualquier persona.

Era mi principal regla que no debía romper nunca, para estar a salvo.

Aunque algunas veces creía que exageraba. Pero seguía manteniéndome firme ante esto.

Ya sabes, por cosas que han pasado.

Claro que había personas que eran la excepción.

Mi contacto solo lo tenían las personas que debían tenerlo. Mi madre, mi padre, Jane, mi pequeña familia y Eva, la madre de Jane.

Dudaba de que alguno de ellos le hubiera brindado mi número telefónico al desconocido que me había enviado un extraño link de compra de víveres.

—¡Oh, esta película esta genial!—exclamó Jane, después de una larga búsqueda.

—¿No quieres esperar a que llegue la pizza?

—¿Tardará mucho?—me miró.

—Media hora quizá.

—Mmm… sí tal vez…—fijo los ojos en la ventana, frunciendo la sien—. Hay alguien en la ventana—bajó el tono de su voz.

—¿Eh?

—Hay. Alguien. En la ventana—susurró.

Mire hacia donde ella había puesto la mirada, desconcertada por sus palabras.

Era cierto.

Una sombra se asomaba por ella. Podía ver la silueta de un hombre a través de la ventana, como su fuera la de un fantasma.

Solo que los fantasmas no existen.

La luz del patio trasero no llegaba hasta el pequeño pasillo donde se encontraba la ventana, por lo que no era totalmente perceptible el rostro de la persona.

Afortunadamente la ventana estaba cerrada con seguro. Y asegurada por una reja bastante gruesa qué mi padre había mandado hacer.

De dentro hacia fuera, no se podría ver. La cortina impedía eso.

Pero nosotras si podíamos verlo.

Gire la cabeza en dirección a mi amiga.

—Ay que llamar a la policía—murmuró.

Seguía sin despegar la vista de la ventana.

—La policía no llegará a tiempo.

Me puse de pie lentamente, quitándole el control de las manos. Acción que la sacó de su transe de ver hacia la ventana.

—¿Qué haces?

No le respondí.

Deje la un canal cualquiera, al volumen normal de la televisión. Caminé hasta el pequeño armario donde mi madre guarda algunas cosas, tome el rastrillo de jardín qué tenía guardado.

—Elizabeth… ¿Qué piensa…?

—Shh—le indique que guardara silencio en con un gesto.

Volví la vista a la ventana.

La silueta ya había desaparecido.

—Llama a la policía—susurre.

Lentamente camine hacia la puerta trasera, se encontraba en la cocina. De paso tome un cuchillo de carnicería que estaba sobre el mesón de la cocineta.

Jane me seguía a pocos pasos, con el teléfono de casa en el oído.

Me cerciore que la puerta tuviera el seguro puesto, y que la pequeña ventana de la puerta estuviera atrancada también.

—¿Qué te dijeron?

—Enviaran una unidad lo más pronto posible.

—No podemos esperar.

Quite el seguro de la puerta.

—¡¿Qué es lo que piensas hacer?!—soltó entrando en pánico al ver el cuchillo qué llevo en la mano.

—Tranquila, solo es para asustarlo.




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