Primero que nada, Feliz navidad, feliz noche buena, feliz año nuevo, felices reyes, felices todos, todos felices. De corazón espero que se la estén pasando genial, y si no... Pues lean jajaja. No se crean. Estas fechas son para compartir con sus familias, la verdad este año es diferente para mi, me he quedado en mi casita, sin salir, y con mi familia un poco dividida, problemas, sin hacer nada, y pues aquí ando escribiendo, que es lo que más se me da cuando no quiero sobrepensar. Pero en fin, Feliz Navidad, no se olviden de darle gracias a Dios por otro año más, por lo bueno por lo malo, porque como digo yo, de lo malo biene lo bueno. Felices fiestas, besos, Less💗
***
Obra de Venganza.
Elizabeth.
Nunca he sido fan del alcohol, tampoco de la nicotina. Sinceramente creo que esos vicios solamente te desgracian la vida de una u otra forma. Aunque a veces me ayudan a controlar mis impulsos, lo odio.
Los recuerdos de la noche anterior llegan a mi,
«Dios»
No puedo creer que bese a Cameron tantas veces. No puedo creerlo, aún así he de admitir qué me gustó.
Pero él no tiene que saberlo.
La cosa se descontroló un poco cuando me trajo a la habitación, no estaba totalmente fuera de mis cabales, no obstante con alcohol en mi cerebro no pensaba demasiado las cosas. Es como si, los efectos de la bebida nublaran mis pensamientos por completo.
Estando aquí dentro, no dije nada, solo quería estar encima de él, besándolo, y por supuesto el no se quejó en lo absoluto. Tuvo la amabilidad de arroparme cuando comencé a quedarme dormida en su hombro, aunque hay algunos momentos borrosos, y de ahí no supe más.
Siento que la cabeza me va a estallar, la luz que entra por la ventana es molesta.
Logro percibir el sonido de la voz de Cameron proveniente del baño de la habitación.
No presté tanta atención a lo que decía, salí de la cama frotándome la sien. Es la primera vez que mi estómago me exige comida en mucho tiempo.
Ni siquiera recuerdo en que momento me puse el pijama.
Justo en este instante Cameron salió del baño, con el cabello mojado, y unos simples pants puestos. Sin camisa y el teléfono en la oreja.
Se detuvo al verme de pie en medio de la habitación.
Tuve que apartar la mirada al recordar los besos que nos dimos durante la noche, fueron demasiado intensos para mi y ahora verle así semidesnudo me provoca sensación que he de confesar nunca había sentido antes, y me aterra.
—Si, ya lo entendí—murmuró al teléfono.
Tomé asiento junto a la mesa, conteniendo el impulso de seguir viéndole el torso al desnudo. Es un poco incómodo, y a la vez tentador.
—No, Sam no ha aparecido desde anoche—siguió.
Tapé mis ojos con mis manos, recargando mis codos en la mesa.
—Esta bien, adiós—colgó.
Sentí su mirada clavada en mi, no me atreví a devolvérsela, lo que pasó anoche y verlo así es demasiado para mi.
—¿Dormiste bien?—preguntó.
—Ajá.
En la habitación solo estábamos él y yo, no había ningún rastro de Sam, ni siquiera tengo noción del tiempo.
Mi estómago rugió, exigiendo comida de inmediato, había una pequeña bandeja plateada que destape y gracias a Dios había algo de fruta picada en un boul. Sin preguntar, comencé a comerla para saciar mi hambre.
Cameron se puso una camiseta, gracias a la vida, privándome de ver su torso al desnudo.
Tomó asiento frente a mi, sin inmutar palabras.
Tampoco lo hice, estaba demasiado ocupada saciando mi hambre cuando un latigazo de dolor me azotó el cráneo por completo.
Fije la vista en el pedazo de plástico a centímetros de mi almuerzo.
Me niego a tomar siquiera una de esas pastillas.
Otro dolor más fuerte me azotó, tanto que me hizo cerrar los ojos por el dolor
—¿Te sientes bien?
—Sí—respondí apenas.
—Debe ser la resaca.
Poco a poco el dolor aminoro, hasta que pude abrir los ojos de nuevo.
—Ni siquiera bebí tanto como para tener resaca—murmuré.
—¿Te acuerdas de todo?
Dejé el peso de mi cabeza sobre mi mano recargada en la mesa. Seguí sin mirarlo a los ojos, sé a que se refiere con «Todo»
—Si, no me lo tienes que recordar—exhale—qué vergüenza.
Solo espero que mi madre no me diga nada por el discurso que di, me di cuenta de que estaba tan molesta y por eso hui de ella, cuando quiso acercarse a mi, Richard apareció y todo se fue al carajo.
—Sabia que te arrepentirías
—Por supuesto que me arrepiento.
—No me sorprende—su tono de voz fue un poco bajo.
—Solo espero que mi madre se olvide de ese estúpido discurso.
No me detuve a ver su expresión, ya sentía el estómago revuelto y el sabor amargo subir por mi esófago.
Cameron soltó una pequeña risilla.
—Creo que a tu hermano y a su esposa les encantó tu discurso—murmuró.
—No dije nada que fuera mentira—aparte el plato de mi.
También tengo un vago recuerdo después de la besuqueada qué me di con Cameron fuera del salón, no sé que paso, pero le estaba gritando a alguien que nos interrumpió.
Recuerdo haberme molestado, y ahora que lo pienso creo que esa persona era el hermano de Clara. Me dijo su nombre cuatro veces y se me ha olvidado por completo.
—¿Qué pasó después de que el hermano de Clara se presentó conmigo?
Ese lapso de tiempo, donde discutía con él chico, hasta que llegamos a la habitación no la recuerdo muy bien.
—Me vomitaste encima.
—No me jodas—volví a cubrir mi rostro roja de la vergüenza—Ni siquiera bebí tanto como para vomitar.
—Creo que si fue mucho.
—No, algo tuvo que caerme mal.
—Tomaste mucho tequila con refresco, supongo que fue eso.
Ahora que lo recuerdo, algo de lo que comí tenía un sabor amargo, más amargo que el alcohol por si solo. No le di tanta importancia debido a que mi mente estaba en otro lugar.