Mucho gusto

Hoy era de esos días en los que podía decir “soy libre”, no tenía trabajos de la universidad, mi clase sería breve y podría disfrutar de una tarde perfecta con mis amigos en el bar donde trabaja Nick. Como todos los viernes de fin de mes, mis amigas y yo teníamos la costumbre de tomar micheladas y luego ir a comer algo celebrando el “Día Francés”, término inventado por mi amiga Jazmine para referirse al último viernes de cada mes, seguía sin entender la lógica del nombre pero hacía caso omiso y me limitaba a disfrutar del trago y la compañía de mis amigos.

Durante toda la mañana había estado haciendo pereza, no tenía mucho tiempo libre para descansar a pesar de estar desempleada. Sin embargo, entre mis extensas actividades académicas, los deberes de la casa y el curso de inglés casi que no tenía respiro. Sé que pensarán, pero por qué no organizas tu tiempo en un horario o una agenda, y creanme que lo he intentado pero nunca cumplo lo que establezco así que termino llevando el mismo ritmo de vida con el tiempo desorganizado y dejando muchas cosas para último momento. Simplemente no puedo adaptarme a eso.

Ya casi era momento de hacer el almuerzo y cuando abrí la nevera para buscar los ingredientes de mi comida me di cuenta que sólo había agua, unas cuantas verduras, gaseosa, pizza fría y 2 salchichas, ¿qué podría hacer con eso? Efectivamente nada, así que sí o sí me veía obligada a ir al super por alimentos básicos para la semana, fui a vestirme y el oufit ganador consistía en una enorme sudadera gris con capucha, mi jogger negro ajustado y converse blancas, y para ese oufit básico un peinado básico, la típica cola de caballo. Tomé mi celular, el dinero y salí, le agradecí bastante a la vida el hecho de que el mini mercado estaba a 2 cuadras de mi casa y no debía caminar tanto, aunque pensandolo bien estaba haciendo un poco de actividad física ¿no? Quiero creer que sí, mi sedentario ser necesita creer que así es. Ya dentro del super tomé un carrito y fui de pasillo en pasillo tomando algunas cosas para que mi nevera no estuviera tan lamentable y yo pudiera comer decentemente; llegué a la caja, pagué y finalmente salí con 4 enormes bolsas, necesitaba ayuda así que sin pensarlo mucho llamé a Nick para que pasara por mi, al principio el muy vago no quería venir pero luego de varios “Por favor amiguito de mi vida” logré convencerlo, y en menos de nada tenía a un Nick en bermudas, sudadera y chancletas, se veía como recién levantado y al verme con el montón de bolsas se apresuró a ayudarme, ¿acaso no tengo al mejor amigo del mundo?.

-Ni creas que me voy a tragar eso de “amiguito de mi almita” - habló Nick imitando mi voz.

-En primer lugar, yo no hablo así. Y en segundo, Nick por Dios eres el único amigo cercano que tengo, el único que me puede ayudar y además el único que tiene auto. De verdad prefieres que pague un taxi a casa pudiendo llevarme tú - fingí indignación.

-Pues, si lo dices así -pensó- CLARO QUE PREFIERO QUE LLAMES TAXI, ME HAS DESPERTADO DE MI MARAVILLOSO SUEÑO CON JUDITH. Eso no tiene perdón, Jessica.

-No seas ridículo, acaso no te das cuenta de que Judith siente algo por ti. Todo el mundo lo nota menos tú, así que tienes 2 opciones: Te acercas a Judith, la invitas a salir y finalmente se empiezan a conocer, o simplemente actúas como un tonto y la alejas de ti definitivamente -sonreí- ¿qué prefieres, mi cielo?.

-A veces se me olvida lo fastidiosa que llegas a ser -reí por su comentario- todo lo haré a mi ritmo, ¿de acuerdo?.

-Como quieras, pero ponte las pilas porque he visto a varios detrás de Judith, y cuando se canse de que no le prestes atención se irá con alguno que SÍ le de la hora, ¿comprendes el punto?.

-Jess, te amo, pero por favor ya dejemos ese tema para otro día, tengo calambres en mis manos por tus bolsas de compras.

-Dramático, eres un llorón dramático.

-Ah, con que llorón dramático -se acercó para luego cargarme y llevarme al auto.

- ¡NICOLÁS GARCÍA, TE ORDENO QUE ME BAJES AHORA MISMO!.

-Jessica Alandette, tu no me mandas y por decirme llorón dramático te toca esto.

-La gente nos está viendo -chillé- no te da vergüenza que las personas te vean haciendo estos espectáculos.

-La verdad no, ya estoy acostumbrado -rió- aparte, de qué te quejas si soy yo quien lleva el peso, tu sólo disfruta porque nadie más lo hará.

-NO QUIERO QUE NADIE ME CARGUE.

-Deja de gritar, por favor.

- ¡NO!.

Nick me bajó y luego me dio un beso en la frente mientras se reía de mí, entramos al auto y nos dirigimos a mi casa. En el camino Nick me comentó que se quedaría conmigo para irnos juntos a la universidad y también me ayudaría a preparar el almuerzo. Además de estudiar comunicación social, Nicolás había estudiado gastronomía y preparación de tragos, era el trabajador estrella en el bar donde atendía, siempre tenía las mejores propinas y ni hablar de la suerte que tiene con las mujeres, es un chico encantador pero leal a una sola mujer, aunque esa mujer sólo esté en su cabeza y nunca tenga iniciativa de nada.

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Antes de entrar a clases, Nick, Jazmine, Danna y yo nos habíamos quedado en la cafetería para hablar y decidir a dónde iríamos a comer después de tomar las micheladas, Nick sólo nos acompañaría en la comida ya que tenía turno nuevamente, sin embargo, nos quedaríamos en el bar hasta que acabara su turno y luego nos iríamos juntos a comer. Jazmine y Danna son amigas que hice en el transcurso de la carrera. Jazmine Thomas es una hermosa pelirroja, alta como modelo europea y con unos preciosos ojos verdes que llaman la atención esté donde esté. Danna Alonso también es alta pero no tanto como Jazmine, tiene el cabello castaño hasta los hombros, hermosos labios y es una chica muy inteligente, siempre está leyendo y es la mejor de la clase, en varias ocasiones la han llevado a realizar presentaciones de proyectos fuera de la ciudad y nuestra universidad se queda con el primer lugar. A estas chicas las conocí en un seminario, no hablaba nadie y ellas me hicieron parte de su grupo, desde ese momento nos hicimos inseparables y hasta este punto me sentía muy feliz por los amigos que había hecho durante estos 2 años, que, si bien no eran muchos, habían sido leales desde el principio.