Habían transcurrido algunos días desde el incidente en el bar, siendo sincera no tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado a casa, Nick no me trajo porque al preguntarle lo negó y dijo que cuando me buscó después de la pelea yo ya no estaba en el sitio. Recuerdo que al despertar tenía un fuerte dolor de cabeza y seguido a eso se sumaron las ganas de vomitar que no pude controlar, estaba tan débil, y de no haber sido por Danna que acudió a mi llamado, probablemente me hubiera deshidratado. Ese día de reposo en casa se me hizo bastante largo, en general me sentí bastante aburrida y pasé la mayor parte del día en la habitación tomando líquidos y algunos efervescentes para el dolor de cabeza. Hablé con mis papás y por supuesto omití los detalles escabrosos de aquella noche en el bar, mamá me preguntó en varias ocasiones si realmente estaba bien ya que algo de mi aura no le transmitía esa sensación, ella cree firmemente en las energías y todo lo relacionado con ese mundo, y el pensar que estando lejos de mi pudo percibirlo me erizaba la piel.
Mis clases empezaban a las 2 de la tarde y ya eran las 12:30, había estado organizando mi comida y luego de hacer pereza decidí empezar a cocinar. Para almorzar preparé un poco de arroz, palitos de pescado rostizados, ensalada y jugo de toronja. Durante mi solitario almuerzo no pude dejar de pensar en los últimos días y lo desastroso que habían sido algunos, empezando por mi fallida entrevista de trabajo. Aún seguía sintiéndome mal por no haber conseguido el puesto, era un sueño y yo sentía que podía encajar ahí, pensé tantas cosas que olvidé aterrizar y pensar de forma coherente en lugar de estar idealizando algo en lo que no tenía tanta oportunidad, me ilusioné y no tuve en cuenta los márgenes de error, no pensé en qué haría si todo era opuesto a lo que había planeado porque mi pensamiento se dirigió únicamente a la victoria, lo cual no está mal de ninguna forma, pero siempre hay que darle espacio a la duda para luego no terminar como yo. Luego teníamos lo sucedido en el bar, jamás había visto a Nicolás golpearse tan agresivamente con alguien. La imagen de Jesús con la nariz rota y Nick con sangre en el rostro seguían intactas en mi mente y me perturbaban, ni siquiera había tenido oportunidad de hablar bien con Nick sobre aquello porque estuvo en el hospital y también había perdido su teléfono. Jesús a primera vista me había dado una impresión de persona pacífica, pero después de lo que había visto no sabía qué pensar, admito que en la primera ocasión llamó demasiado mi atención, su bella sonrisa y esos hermosos ojos miel que no dejaron de verme en ningún momento durante nuestra conversación me habían puesto nerviosa y hacía tanto que ningún hombre me hacía sentir eso, fue raro, pero no me disgustó. Aquella pelea había iniciado porque Nick se alteró y empezó a darle puñetazos a Jesús, supongo que trató de no seguir peleando, pero se le salió de las manos y su instinto primitivo apareció. Después de aquella reflexión llevé los platos al fregadero, los lavé y fui a mi habitación a buscar la ropa que usaría para ir a la universidad, elegí un jean tiro alto, un jersey Vinotinto y mis converse fieles, en el cabello me hice una trenza y luego me maquillé un poco para disimular las enormes ojeras que tenía. Nicolás me avisó que pasaría por mí, así que tomé mis cosas y esperé a que llegara.
-Lo que no logro comprender aún es ¿por qué carajos me dejaste sola en medio de toda esa gente? -observé a Nicolás frunciendo el ceño-.
-Me estaba orinando, beber toda esa cerveza activó mi sistema urinario, ¿qué podía hacer?
-Mmm, no sé, quizás decirme que irías al baño -entorné los ojos-.
-Sí lo hice, en 2 ocasiones te dije.
-Claro que no, yo recordaría eso perfectamente.
-Que te vas a acordar, estabas igual o peor de borracha que yo.
-Por supuesto que no, además algo que quiero que me expliques con detalles es por qué te peleaste así con Jesús.
-Ah, ¿tú conoces a ese pandillero? -reí por su comentario-.
-Hey, él no es ningún pandillero. Estudia en nuestra universidad, y lo conocí el día de mi entrevista de trabajo.
-Casi me mata a golpes, mira como me dejó la cara. Qué vergüenza tener que presentarme en clases, las cremas para los moretones aún no hacen efecto y parezco un extraterrestre. Ni siquiera quiero que Judith me vea, qué pensará de mí.
-Mira, a ti nadie te mandó a que te fueras a los puños con ese chico que ni siquiera conocías. Él me estaba ayudando a buscarte, también me salvó de que alguien me partiera la cabeza con una botella, en esos minutos que no te vi más pasaron cosas, y él sólo me ayudaba. Por qué empezaste a pelear.
-Jess, me desesperé al no encontrarte, y después te veo con ese tipo que te tenía agarrada del brazo y parecía querer llevarte a otro lado, pensé tantas cosas que ni siquiera tuve control sobre mis impulsos, sólo quería tenerte a salvo. Pero mira como terminé yo por eso, jodido y regañado por ti.
-A ver, no te estoy regañando. Sólo quería saber el por qué de todo esto, aún tengo la imagen mental de Jesús golpeándote y de ti rompiéndole la nariz, estoy bastante perturbada.
-Ese tipo es peligroso Jessica, no puedes juntarte con él, ni verlo.
-Qué cosas dices, claro que no es peligroso. Ciertamente no lo conozco bien pero no parece ser alguien peligroso, además tú dijiste que debía salir y conocer personas, ¿no?
- ¿Serías capaz de traicionarme saliendo con el tipo que me dejó la cara así?
-Las probabilidades son altas, el chico es muy atractivo -reí y Nick me miró de mala manera- Ya, no hablo en serio, ni siquiera pienso salir con alguien más en estos momentos.
-Mejor aléjate de ese tipo, lo más que puedas. No me agrada para ti.
- ¿Celoso? -reí
-Hablo en serio, prefiero que Abel se te acerque antes que ese Jesús -reí-.
-Por favor, ¿Abel? No estás hablando en serio.