-Oye Lina, qué te parecen estas galletas -le enseñé 2 paquetes de galletas- ¿chispas de chocolate o de mermelada?
-A ver, yo preferiría las de chispas. Son menos dulces.
-Perfecto, entonces se van con nosotras.
-Ahora, ¿cuántas bebidas deberíamos comprar.
-Compra 4 grandes, sólo somos 10 personas ¿o piensas invitar a alguien más?
-No, así como estamos es más que suficiente.
-Creo que no tenemos muchos amigos después de todo -reí- pero los que estamos somos suficientes.
-Es cierto, aunque me pone triste que Danna no pueda venir. Desde que la conozco no ha faltado a ningún cumpleaños.
-Bueno, también quisiera que esté aquí pero ya sabes como son los compromisos que tiene cuando debe salir y representar a la universidad. Además podremos celebrar también en el día francés, ya casi se acerca.
-Sí, también podemos hacerlo así. Pero ahora debemos seguir comprando cosas, las frituras y el señor licor, no puede faltar -reí-.
-Vamos por el trago -Lina rió-.
Hoy era el cumpleaños 21 de Lina y estábamos realizando las compras de bebidas y botanas para celebrar este día como Dios manda. El lugar de encuentro sería mi casa, como vivía sola y tenía bastante espacio nos pareció perfecto hacer todo allí y no tener ningún tipo de problema con padres o algún otro adulto. Luego de comprar toda la comida fuimos a una tienda donde vendían artículos para fiestas de cumpleaños y elegimos algunos juegos, globos y decoración para arreglar el espacio y tener donde tomarnos fotos.
Nicolás nos ayudó comprando el trago, en el bar lo consiguió a un buen precio y a decir verdad teníamos bastante, no sabía como terminaría la noche pero sabía que estaría loca, como cada cumpleaños de Lina. Samuel, el novio de mi amiga, pasó por nosotras para llevarnos a mi casa para guardar las cosas y luego ir a la universidad, hoy era el último día de clases que teníamos en la semana y estaba agradecida de que llegara el sábado porque podría descansar un poco, aunque tendría que trabajar de igual forma.
Al llegar a la universidad hice una parada en la cafetería y compré una bebida energizante, me sentía algo cansada y por nada del mundo podría permitirme dormir temprano, había mucho por hacer y me esperaba una fiesta a la que no podía faltar.
…
Al finalizar mis clases decidí esperar a Lina en la cafetería, realmente me sentía agotada y a este punto ya me había tomado 2 bebidas energizantes, simplemente no sería de Dios optar por tomarme una más, por mi bien y el de mi corazón decidí que lo mejor sería comer algo, de camino a la universidad no había almorzado bien y supongo que eso tendría que ver también en el repentino cansancio que estaba sintiendo. Caminé hasta llegar al puesto donde vendían sándwiches y compré uno de pollo con jamón, acompañado por supuesto de un rico granizado de frutos amarillos. Caminé de nuevo a mi banca para comer tranquilamente y sin esperarlo Jesús hizo su aparición sentándose a mi lado y queriendo empezar una conversación.
-Hola Jess, que bella te ves hoy – Jesús se me acercó y besó mi mejilla.
-Hola Jesús – respondí sonriendo – qué te puedo decir, así despierto todos los días – reí-.
-Ya veo, ¿quieres darme el secreto de la eterna belleza?
-Comer rico -señalé mi sándwich- tomar agua, hacer ejercicio y lo más importante -hice una pausa dramática- no salir con nadie.
-¿Qué? De verdad no salir con nadie -hizo un puchero y yo asentí- sigues estrictas reglas Jess.
-Bueno, hay que hacer sacrificios a veces -le di un mordisco a mi sándwich-.
-Que graciosa. Jess, quiero hablar de algo contigo y ahora que estás aquí sola creo que es la oportunidad perfecta para hacerlo.
-¿Hablar sobre? -fingí desinterés hacia la pregunta-.
-Bueno, ayer cuando aceptaste salir conmigo, ¿Lo decías en serio, o sólo por fastidiar a Nella? -casi escupo la gaseosa cuando dijo lo último-.
-¿Nella? ¿Ella qué tiene que ver? -entorné los ojos-.
-Llámame loco, pero desde la primera vez que ustedes 2 estuvieron juntas en mi presencia pude notar que no se llevan bien, aparte de que ayer cuando ella vino a buscarme aceptaste salir conmigo porque ella estaba ahí, antes dijiste que lo pensarías. Entonces -levantó una ceja- si vamos a salir en serio o ¿sólo querías fastidiarla?
-Por favor Jev, ni que ella fuera tan importante. Claro que vamos a salir, o es que ahora te arrepientes porque temes la reacción de tu novia -reí-.
-Jessica -se acercó a sólo centímetros de mi boca- ella no es mi novia, ni me interesa -miró mis labios- ¿quieres que así sea, que sólo piense en ella como opción para salir?
-Yo, no… -Nick interrumpió-.
-Hola Jess -se acercó a mi besando mi mejilla e ignorando a Jesús- las chicas nos esperan para empezar a arreglar las cosas, ¿vienes o tienes mejores cosas que hacer?
-Ya voy, dame unos minutos y te alcanzo -Nick asintió y se marchó- con respecto a ti, Jesús Rosas, nos vemos el domingo.
-¿Ya tienes planes? -Jesús me observaba mientras tomaba mis cosas para irme.
-Sí, hoy cumple una amiga y hay fiesta en mi casa, tengo que ir a organizar algunas cosas.
-Vaya, ¿no estoy invitado? -me observó fijamente.
-No, es una fiesta solo de amigos, lo siento.
-Acaso, ¿No somos amigos? -se llevó una mano al pecho fingiendo estar ofendido.
- Tú y yo, sí, pero no eres amigo de mis demás amigos, a eso me refiero.
-Bueno, eso se arregla si me presentas con ellos -sonrió y yo reí.
-Será otro día Jev, lo siento -la bocina del auto de Nick sonó fuerte llamando mi atención- te estoy escribiendo, ¿vale? -me despedí dándole un beso en la mejilla.
Me alejé y caminé hacia el auto donde ya estaban todos, los comentarios sobre mi cercanía con Jesús no se hicieron esperar, además de un interrogatorio completo por parte de Lina que no dejaba de decir que ese chico no era el indicado, teniendo la aprobación completa de Nick, a pesar de que podía perfectamente aclarar que no estaba pasando nada entre Jesús y yo, simplemente no tenía la energía suficiente para discutir, y no recuerdo en qué momento me dormí, pero las enormes manos de Nick me sacudían suavemente para indicarme que ya habíamos llegado a la casa y necesitaban que yo abriera la puerta.