Devastadora tormenta.

XII. Estúpida sonrisa.

¡Hola! Antes de nada quería deciros que os paséis por mi instagram ( maryheartfilia_ ) que ahí subo memes de mi historia, muchos os dan pistas de lo que se avecina así que seguro que os gusta ( y ya si me seguís ya os querría con todo mi corazón <3) 

Gracias por vuestra atención, ¡que disfrutéis del capitulo! ❤

 

⚡️

 

- ¿Lo conocías de antes y no me lo has dicho? – mascullé en tono bajo, cerca de la oreja de Sasha.

La pizca de traición en mi voz no le pasó por alto por lo que me miró ofendida.

- Por supuesto que no. – negó. - Te aseguro que si lo hubiera visto antes me acordaría. Nadie olvida ese culo. – su vista fue de nuevo a Fran y esta vez se dirigió a él. - ¿De qué os conocéis?

- Ah, este es aquel chico del que te hablé. – explicó con una gran sonrisa surcando sus labios. – ¿Lo recuerdas? Volvió hace unos meses después de haber estado estos últimos tres años fuera.

Los observé durante unos momentos, parecían ser muy amigos. Las dudas me asaltaron de nuevo. ¿Qué se supone que hacía ahí? ¿Conocía a Vincent? ¿De qué? Por lo que sabía él solo se rodeaba de gente con poder en el mundo empresarial. Incluso aquella estúpida fiesta solo era una de sus exhibiciones para sus contactos y para sus futuros proyectos. ¿En qué parte Jack encajaba en eso? No parecía ser alguien de negocios, mucho menos alguien importante. Mi mente seguía trabajando con rapidez cuando noté la mirada de Fran sobre mí.

- ¿Acaso os conocéis?

Aquello me sorprendió, ni siquiera había abierto la boca.

- Algo así...- respondió Jack desviando su vista hacia mí. Entonces un brillo extraño encendió sus ojos, como si acabara de percatarse realmente que estaba allí.

Yo le devolví la mirada desafiante. 

- Ella es Kayla. Se acaba de mudar. – comentó Sasha desviando la atención por no por mucho tiempo.

- Oh... espera. ¡Ya recuerdo! – dio un golpe con sus manos y se giró hacia a Jack con una sonrisa en su boca. Luego volvió a mirarme a mí. – ¡Eres su vecina!

Estoy segura de que en ese momento puse mala cara. La misma que tendría ante una calamidad.

- Por desgracia... - musité en tono bajo, aunque no lo bastante realmente.

- Para mí. – terminó diciendo Jack.

Me aguanté las ganas de sacarle la lengua. El silencio cayó como una losa, pero no me importó, en aquel momento solo me dedicaba a mirarle con desprecio.

- ¡No puedo creer que la amiga de Sasha sea la famosa vecina de Jack!

"¿Famosa?"

Ni siquiera quería saber porque lo era. Fran parecía emocionado, como si fuera un niño y acabara de recibir un nuevo juguete por navidad. No me preguntéis a que venía aquella emoción, yo tampoco lo entendía.

Jack no dijo nada, se dedicó simplemente a observarme igual que yo a él. Durante unos segundos sus ojos se quedaron fijos en los míos de manera desafiante. Si fuera posible diría que ni siquiera pestañeamos mientras nos dedicábamos a mirarnos con odio el uno al otro. Pero repentinamente, algo cambió. Su mirada se ensombreció y abandonó mi rostro para ir más allá, hasta el resto de mi cuerpo. No fue una simple ojeada rápida, sus ojos bajaron lentamente recorriendo cada centímetro. Noté enseguida el calor en mis mejillas y mis nervios disparándose.

El vestido que estaba usando me lo había prestado Sasha; de color azul zafiro, formado por una falda ancha de vuelo que me llegaba por encima de las rodillas y dejaba mis hombros desnudos, apenas decorados con dos pequeñas tiras de color plata. Era un vestido normal, había visto chicas con vestidos muchísimos más sugerentes del que llevaba puesto, así que no debería haber sentido vergüenza. Pero cuando su mirada me recorrió por completo y volvió a mi rostro, estaba completamente segura que podía advertir perfectamente la rojez de mis mejillas y el frenético latido repentino de mi corazón.

"¿Por qué demonios te pones nerviosa? ¿Hola? Es el imbécil de tu vecino. ¿Él qué derribó tu puerta, recuerdas?"

Claro que lo recordaba. ¿Qué por qué entonces estaba tan inquieta? Quizás porque en cuanto sus ojos encontraron los míos una vez más, la intensidad con la que me miró hizo que por un instante olvidara por completo donde estaba.

Por supuesto, el muy cretino sonrió en ese preciso momento.

"Estúpida sonrisa."

.

.

- ¿Cómo es posible que no lo supieras? – cuestioné por tercera vez.

Sasha suspiró. Nos encontrábamos solas cerca de los ventanales que daban a la terraza. Después de haber estado hincando el codo en su costado durante un buen rato, por fin nos habíamos escusado diciendo que necesitábamos aire fresco y que luego volvíamos. La última parte era una completa mentira, no pensaba volver ahí ni loca.

- Te juro que no tenía ni idea. – miró hacia los lados bajando la voz. – Si hubiera sabido que el famoso amigo de Fran era así de guapo, lo hubiera obligado a que me lo presentara hace años.

Me crucé de brazos. ¿Cómo era posible? Ya era bastante con que fuera mi vecino. ¿Por qué de todas las personas que iban a estar en esa estúpida fiesta tenía que ser precisamente él? Una idea se formó en mi mente y mis ojos chispearon clavándose en ella.

- ¿Lo has invitado tú? – inquirí.

- Por supuesto que no. – negó, sin apartar la vista de enfrente.

- Sasha...

- Te juro que no lo he invitado. – su afirmación podría haber convencido a cualquiera si no fuera porque aún no se había atrevido a mirarme.

- Pero sabías que venía. - acusé.

- ¿Qué te hace pensar eso?

- Tu voz es la misma de cuando le dijiste a tu madre que estarías en mi casa estudiando y acabaste la noche en la piscina de Elena con la ropa puesta y un jarrón que le habías cogido de su salón.

- Reconoce que le hice un favor. – las comisuras de sus labios se elevaron brevemente. - El jarrón era horrible.




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