Devastadora tormenta.

XXV. Noche eterna.

- Kay.

Oí como alguien decía mi nombre cerca de mí, sin embargo, lo sentí completamente lejano. Mis manos estaban completamente clavadas en mi rostro sin poder despegarse de el.

- Kay, cielo.

Sentí el tacto de una mano en mi hombro, fue un toque lleno de suavidad que consiguió que finalmente elevara mi vista encontrándome a Eleanor agachada junto a mí. Ni siquiera me había dado cuenta hasta ese momento que me encontraba sentada en el suelo, con las rodillas pegadas a mi pecho.

Mis ojos se concentraron en su rostro, el cual me miraba con una mezcla de preocupación y miedo. Su piel estaba pálida, ni siquiera quería imaginar como me vería yo en aquel momento. Abrió la boca dispuesta a decir algo, pero el sonido repentino de unos pasos entrando al interior del apartamento y caminando hacia donde nos encontrábamos la interrumpieron.

- Pero que...

No supe bien porque, pero oír aquella voz hizo sentir un inusual alivio en mi pecho.

"Jack."

- ¡¿Qué demonios es esto?! - gritó dejando entrever ira en su voz. - Que... ¡Kay!

En aquel instante mi vista conectó con la suya haciendo que miles de emociones pasasen por su rostro. Preocupación, ira, confusión . Todo se mezcló hasta que finalmente, sin perder tiempo, se acercó y se agachó junto a mí. Sus manos se aferraron a mis hombros dejándome notar el tacto de su piel. Temblé sin poder evitarlo.

- ¿Estás bien? ¿Estás herida?

El tono de su voz fue tan dulce y cálido que tuve que aguantar las ganas de echarme a llorar y aferrarme a él. En vez de eso asentí mientras el nudo de mi garganta se iba agrandando, dejando que los nervios se dispararan por mi cuerpo.

- ¿Qué ha pasado? - noté los nervios en su voz y en el agarre de sus dedos. Estaba intentando controlarse.

Negué con la cabeza, no segura de que decir. Ni siquiera estaba segura de que si en ese momento podría salir alguna palabra de mi boca.

- Oí su grito y subí corriendo...- comenzó a decir Eleanor haciendo que Jack levantara su rostro en su dirección. - Entonces fue cuando la encontré en una esquina y eso... justo en medio del salón...

Seguí la dirección de sus ojos. No debí hacerlo, debí agachar la cabeza para no tener que verlo. Pero no pude evitarlo, fue como si tuviera que mirarlo una vez mas para saber era real, que de verdad estaba ahí. Que aquel charco rojo en medio del salón y el pequeño animal solo eran un producto de mi imaginación. Sin embargo, al ver la manera en la que me observaban Jack y Eleanor, como si de un momento a otro fuera a desmayarme, hizo que me diera cuenta de que por desgracia, aquello era completamente real.

- Ve con Jack cielo, mi marido y yo nos ocuparemos de esto.

Su voz me sonó lejana, como si no estuviera allí realmente. Intenté hacerle caso y moverme, pero fue algo inútil, mi cuerpo no respondió. Sin poder evitarlo, mis ojos volvieron hasta el lugar donde se hallaba lo que en ese momento hacia que todo mi cuerpo fuera un nudo de nervios y miedo. Tragué con fuerza.

- Tranquila. Intenta levantarte. - sus ojos se desviaron hasta Jack durante unos instantes. - Yo me encargaré de poner orden aquí, tu llévala fuera.

El asintió para luego mover el rostro en mi dirección.

- Kay...

Un temblor recorrió mi espalda al oír como me llamaba por mi nombre. Aquello hizo que por fin apartara los ojos de aquel horror para mirarle; se había levantado, teniéndome la mano. Me quedé unos segundos ahí clavada sin poder moverme, hasta que por fin mis nervios me permitieron dejar que me ayudara a levantarme.

Entonces sin soltarme en ningún momento la mano, me llevó fuera de allí.

.

.

- Estoy bien. - declaré con cansancio.

Había perdido la cuenta de cuantas veces había dicho aquella frase durante la última hora. Eleanor me observó con detalle mientras fruncía los labios de nuevo. Mis ojos se entretuvieron en mirar alrededor. Nos encontrábamos en el pasillo, fuera del apartamento. La policía había llegado cuarenta minutos antes, dos oficiales que se encargaron de hablar tanto conmigo como con ella. También llegó otra persona, el policía que vino a mi casa cuando ocurrió el incidente con la puerta. Esta vez no llevaba su uniforme; me extraño un poco verlo ahí también, aunque al ver como llegaba y saludaba con completa confianza a Eleanor deduje que era su marido.

Mi mirada se movió hasta que llegó a donde se encontraba Jack hablando con uno de los policías. Después de unos segundos la conversación se detuvo y su rostro giró, haciendo que nuestras miradas tropezaran una vez más. Por unos segundos me permití perderme en sus ojos, casi olvidando donde estaba o lo que acababa de ocurrir. El oficial comenzó a hablar de nuevo, captando de nuevo su atención y rompiendo aquella extraña conexión.

Pasó una hora más. Yo me encontraba sentada en un sillón, en la casa de Eleanor bebiendo una infusión que ella misma había preparado. Estaba sentada justo delante de mí, permitiéndome ver como movía las manos con nerviosismo y notar claramente el debate interno que manejaba en esos instantes sobre si hablar o quedarse callada.

- Parece como si te hubiera atropellado un autobús.

Casi sonreí ante las palabras de Jack. Giré mi rostro hasta la puerta de la entrada que acababa de cruzar y le sostuve la mirada. Eleanor se levantó enseguida.

- Has hablado con...

- Sí. Van a coger unas cuantas muestras mas pero... - vi como apretaba la mandíbula. Mala señal. Desde mi posición podía notar si enfado.- Dicen que es una broma.

- ¿Una broma? 

- Parece ser que hay un grupo de adolescentes que se ha dedicado a entrar en casas ajenas y destrozarlas. - aclaró con rapidez. 

- ¿Han ido dejando...?

No pude terminar, simplemente mis labios se cerraron antes de poder decir lo que en mi mente estaba pareciendo una película de terror.




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