Devastadora tormenta.

XXVII. Pánico.

Cuando cerré la puerta y me apoyé en ella permití que mis nervios tomaran el control. Me derrumbé en el suelo notando el nudo de mi garganta creciendo a cada segundo que pasaba. Traté de tranquilizarme, solo tenía que respirar con calma. Después de todo solo había sido una broma, una simple y cruel broma de unos adolescentes.

"Y si..."

No. No iba pensar en otra posibilidad; no me podía dar el lujo de hacerlo. Estaba consiguiendo poco a poco lo que quería. Me había mudado allí por algo, para dejar todo atrás; además sabía que era imposible que pudiera ser algo más.

"Solo ha sido una broma."

Seguí repitiendo aquella frase en mi cabeza intentando creérmela con toda mi alma, mientras me levantaba e iba a cambiarme. Hice todo a cámara lenta, aún cuando estaba consiguiendo estabilizarme mis movimientos seguían siendo algo torpes. Debí tardar un buen rato, porque cuando estaba a punto de terminar oí como llamaban a la puerta.

- ¿Estás bien?

Aquella voz hizo que por unos momentos olvidara la paranoia de mi mente y volviera a la realidad. Yo cambiándome en mi habitación.

El psicópata de mi vecino al otro lado.

El cual iba a quedarse posiblemente esa noche conmigo.

El mismo que había besado horas antes olvidándome por completo del mundo.

Noté aquel familiar calor en mi rostro. Moví el rostro de un lado a otro y abrí la boca para responder justo cuando la puerta se abrió, haciendo que pegara un brinco. Vi su cabeza asomar dentro de la habitación.

- ¡¿Se puedes saber que haces?! - exclamé clavando mis ojos en él. - ¡Te dije que me iba a cambiar!

Me miró dos veces de arriba abajo y en su rostro apareció una sombra de decepción.

- Vaya, pensé que estarías desnuda de verdad.

- ¡Largate o te tiro la lampara a la cabeza estúpido! - grité dando un paso.

- ¿No te cambiaras antes?

Cogí la primera cosa que vi en el suelo, que resultó ser mi zapatilla y se la lancé con toda la fuerza que pude. La esquivo fácilmente escondiéndose detrás de la puerta, para después de unos segundos asomarse de nuevo.

- Deberías dormir. - sugirió mientras una sonrisa se asomaba en sus labios. - Yo me quedaré fuera vigilando que nadie entre a ver como te cambias.

Me guiñó un ojo y cerró de nuevo la puerta tras él, dejándome allí mas que molesta y con mi estúpido corazón acelerado por sus palabras.

En cuanto se quede dormido le tiro agua congelada. "

Apreté los labios conteniendo una risa al imaginarme aquello.

.

.

.

Aquella noche fue más fácil quedarme dormida de lo que pensé. Todo el cansancio tanto físico y mental me vino de golpe, así que mis ojos se cerraron en cuanto mi cabeza se dejó caer encima de la almohada. Pensé que dormiría bien.

Hasta que tuve aquella pesadilla.

Sabía que era un sueño, sabia perfectamente que lo que veía era solo un producto de mi subconsciente. Que aquella figura en medio dentro la habitación a oscuras no era real. Aún así el miedo si que fue de verdad. Oí la lluvia golpeando las ventanas, vi aquella figura acercarse sin vacilar. Yo retrocedí, pero en aquel sueño no podía huir. La habitación se hacia cada vez mas mas pequeña y aquella sombra iba siendo mas grande a cada segundo. Sonó un reloj marcando las doce y entonces, la figura creció hasta estar casi abalanzada sobre mi.

Mis ojos abrieron y mi cuerpo se irguió por completo de una sacudida. Me llevé la mano al pecho, el cual subía y bajaba sin ningún tipo de control.

"Pesadilla, solo ha sido una pesadilla."

Lo sabía, aún así no pude controlar las sacudidas de mi cuerpo ni mi pulso latiendo completamente dominado por el pánico. Respiré hondo y me levanté para dirigirme a la ventana. La abrí dejando que el viento frío chocara contra mi piel. Temblé notando como a poco mi respiración iba volviendo a la normalidad.

Me quedé allí un buen rato, observando la calle desierta y la penumbra en el jardín trasero del edificio. La noche estaba despejada, por lo que la luz de la luna dejaba distinguir distintas sombras en la oscuridad. Y fue justo eso lo que me alarmó.

Una sombra.

Hubiera sido lo más normal, si no hubiera sido porque no era la sombra de un árbol o algún objeto, era la de una persona. Una que estaba justo delante del edificio, mirando justamente el lugar donde yo me encontraba. Me paralicé. Fue como si mi cuerpo se hubiera congelado mientras algo se fue formando en mi interior.

Pánico.

Miedo.

La sombra se movió de repente y supongo que mis nervios colapsaron, porque en ese momento grité. Mis pies retrocedieron consiguiendo que cayera al suelo a la vez que algo presionaba mi pecho con fuerza, haciendo que una oleada de escalofríos recorrieran mi espalda. Me quedé quieta sin poder levantarme, con la vista pegada a la ventana; la imagen de aquella sombra entrando por ella me vino a la mente y me abracé a mi misma, permitiéndome de nuevo que el terror se apoderara una vez más de mí.

Solo ha sido tu imaginación Kay."

Desee que fuera cierto con todas mis fuerzas.

.

.

La tormenta continuara. 

 

¡Hola cuties! ¿Me echabais de menos? Se que no, solo echabais de menos a Jack y la novela. Está bien, no me sentiré ofendida ( Solo iré a llorar a un rincón) 

Quiero pediros perdón por la desaparición, he tenido unas semanas LOCAS,  espero que al menos este capítulo os haya gustado y me perdonéis. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.