Devastadora tormenta.

XXIX. Sucesos.

Espero que esteis todos bien en estos tiempos locos❤.

 

Lo que me despertó aquella mañana no fue una pesadilla, ni siquiera el sonido de algún despertador. Más bien, fue un horrible y terrible dolor en la parte derecha de mi cabeza lo que hizo que por fin abriera los ojos. Gruñí sintiendo palpitar mi sien, como si un taladro estuviera trabajando justo en medio de mi cerebro. Me incorporé sobre el colchón viendo como la luz traspasaba las cortinas. ¿Que hora era? Busqué mi móvil pero no estaba donde solía colocarlo. Gruñí de nuevo cuando me levanté y un dolor agudo me invadió la parte frontal.

¿Qué demonios le echaron a esos malditos chupitos anoche?

No quise ni pensarlo, la sola imagen de uno de esos pequeños vasos del demonio me hacia querer vomitar. Después de tomarme una pastilla para el dolor y un gran vaso de agua busqué mi móvil. Cuando por fin lo encontré no me extraño para nada que tuviera mas de cuarenta mensajes y diez llamadas perdidas.

Sasha, como no.

Iba a leerlo cuando la pantalla cambió y la imagen de ella apareció. Me estaba llamando.

– ¿Si? - mi voz sonó ronca, completamente cargada.

– Oh dios mío. Si no fuera porque puedo imaginar lo que pasó anoche cuando te dejé en casa me asustaría por tu voz. – tomó unos segundos antes de volver a hablar. Casi preferí que siguiera callada. – ¿Y bien? ¿Qué tal es? Quiero todo los detalles, los morbosos también.

Cerré los ojos y arrugué la frente. Apenas entendía de que hablaba hasta que empecé a recordar los sucesos de la noche anterior.

El maldito juego.

Vincent.

Mi huida al aparcamiento.

Jack corriendo tras de mi.

Y el...

El maldito beso.

Oh dios mio. ¿Por qué eres así Kay? ¿En qué diablos pensabas? Si no hubiera sido porque creía que de un momento a otro me explotaría la cabeza, me habría dado una cabezazo contra el marco de la puerta con gran fuerza. Me senté derrotada en el sillón pensando que podía ser real; tenía que haber sido solo un mal sueño. ¿Cómo había podido besar a Vincent y luego dejar que Jack me besara? Dejé salir el aire de mis pulmones con lentitud.

Estúpida, estúpida, estúpida.

Quizás si solo hubiera sido Vincent podría enfrentarlo, después de todo solo había sido un beso por aquel estúpido juego. El problema, más bien, el gran problema era Jack. Por dios, ¿qué clase de idiota besa al imbécil de su vecino que se ha dedicado a despertarla cada madrugada y le ha echado la puerta abajo? Yo, claramente era tan idiota como para hacer algo así. Si él no hubiera seguido hasta el aparcamiento...

"Si lo que querías era cabrearme enhorabuena, lo has conseguido."

Temblé al recordar sus palabras. La imagen de su rostro de formó en mi cabeza, tan clara, tan nítida que por un momento casi parecía estar ahí conmigo.

"Ahora te pienso besar hasta que olvides lo que te sostiene bajo tus pies, o si estas en el cielo o en el mismísimo infierno"

Me desplomé sobre el sofá y agarré el primer cojín que tenía a mi lado para colocarlo contra mi cara cuando la vergüenza empezó a invadirme por completo.

No recuerdes, no sigas recordando.

Pero no pude evitarlo, la imagen de él sobre mí y sus labios tan peligrosamente cerca de los míos me llegó como un trueno, seguido del recuerdo de todas y cada una de las sensaciones de aquel beso.

Fue como estar en un tornado, todo dio vueltas, pero a la misma vez era como si él y yo hubiéramos dejado este plano del mundo. Sus labios contra los míos, mi respiración mezclada con la suya y sus manos. Dios mío, ¿cómo era posible que sus manos me hicieran temblar de aquella manera? Un familiar calor empezó a recorrer mi cuerpo hasta que acabó posado en mi vientre. Me mordí el labio sabiendo que por muy idiota que hubiera sido, besar a Jack había sido... devastador y excitante.

Si había pensado que besar a Vincent había sido increíble, besar a Jack fue simplemente...

Como el cielo y el infierno juntos.

Sin embargo, sabía muy bien que también había sido algo inadmisible. ¿Qué clase de persona se besa con su total enemigo? Y hablando de eso... Rodeé la estancia con los ojos. No había caído en ello cuando me desperté, pero ahora que lo pensaba... Cuando me quedé dormida la noche anterior Jack se había quedado allí conmigo. ¿Dónde estaba? Desde que me había levantado no había encontrado ningún rastro de él por el piso.

Se habrá ido a casa...

Sin duda, era un gran alivio no tener que enfrentarme a él tan pronto. Solo de pensarlo...

– ¡KAY!

Al oír el grito de Sasha salí de mi ensoñación y miré a alrededor, dándome cuenta que había tirado el móvil al otro lado del sofá. Suspiré con fuerza y lo cogí preparándome mentalmente para aquella conversación.

– ¡Un día dejaré de hablarte y te quedarás sin la mejor amiga del mundo! - vociferó molesta.

– ¿Te estás refiriendo a ti?

– Voy a pasar de alto tu ironía y que me has ignorado por completo si me cuentas que paso anoche.

– No pasó...

– ¡Con todo lujo de detalles! – me interrumpió alzando de nuevo el tono de voz.

– No ocurrió nada. – aseguré con un quejido. – Cuando llegué a casa yo...

Cerré la boca y mis manos comenzaron a sudar. No quería recordarlo, de verdad que no quería recordar aquello por nada del mundo, pero no pude evitar tampoco los recuerdos que asaltaron mi mente. Un nudo se formó en mi garganta dejándome sin voz notando el recuerdo del miedo en mi piel.

Y entonces recordé la sombra.

No se porque lo hice, ya sabía que había sido un producto de mi imaginación debido a todo lo que había ocurrido. Sin embargo, aquel destello me llegó, aquella sombra que parecía sacada de mis mas temidas pesadillas. Inspiré con fuerza, llenando mis pulmones de aire. Tenía de calmarme, todo había sido una broma, una simple broma. Así que no podía dejar que el miedo me invadiera y no me dejara vivir, no de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.