Devastadora tormenta.

XXXII. Enfrentamiento.

Espero que estéis todos bien.

Cuidados mucho❤.

 

 

 

– ¿Vincent?

No pude evitar la sorpresa grabada en mi tono de voz. ¿Qué hacía ahí? ¿Jack sabía que iría? No, era imposible. Mis ojos volaron hasta él con nerviosismo viendo que estaba tan estupefacto como yo. ¿Qué se supone que hacíamos ahora? Tenía muy claro que Vincent no se iba a tragar nuestra mentira de que eramos pareja. ¿Debería llevarlo a parte y explicárselo? Lo último que quería es que se arruinara todo el plan y hubiera ido allí para nada. Ni siquiera había podido probar ese pastel de chocolate aún.

– No me esperaba verte aquí. – comentó algo atónito. – Has venido con...

Se calló mientras sus ojos se topaban con Jack.

– Es una larga historia... – empecé a decir dando un paso hacia él. – ¿Tú que haces aquí? La verdad es que estaba algo sofocada de tanta gente, ¿por qué no vienes conmigo a ver el jardín? Creo que no hemos hablado mucho desde la última vez.

Había llegado a la conclusión de que debía llevarme a Vincent de aquel lugar antes de que arruinara todo. Puse la mano sobre su brazo lo que hizo que me mirara más sorprendido aún. Por el rabillo del ojo vi con Jack fruncía ligeramente el ceño, pero si tenía intención de intervenir no pudo, alguien lo llamó desde detrás cogiéndolo del hombro y yo aproveché para para guiar a Vincent lejos de allí.

.

.

No dije nada mientras lo arrastraba a través de un sendero de piedra. Nos habíamos ido a una pequeña parte de la zona trasera rodeada de arbustos y arboles bien cuidados, era como un mini bosque en medio del jardín. Por suerte no había gente en los alrededores, pues todos se encontraban dentro de la casa que quedaba atrás de nosotros.

– ¿Has venido con Jack? – preguntó entonces, rompiendo el incómodo silencio.

Sus pies se detuvieron, obligándome a hacer lo mismo y girarme en su dirección para ser capaz de verlo. Parecía algo molesto.

– Algo así... – respondí en voz baja.

Alzó las cejas esperando una mejor respuesta.

– Digamos que le debía un favor. – expliqué sin saber muy bien como comenzar.

Una ligera brisa sopló repentinamente haciendo que me rodeara con los brazos.

– ¿Por qué le deberías un favor a él?

No me pasó desapercibido lo molesto que parecía al preguntar aquello, pero me retuve a hacer ningún comentario sobre ello. Detuve el gran suspiro que estaba a punto de salir de mi garganta sabiendo que tendría que darle alguna clase de explicación.

– Tuve un problema con mi piso y él me ayudó. – reconocí con apuro. – No es que quisiera venir, pero Sasha también insistió y...

Exhaló de forma extraña sin dejarme terminar de hablar.

– ¿Por qué siempre Sasha acaba metida en todo? – se quejó mientras se pasaba la mano por la frente. – Siempre que hay un problema ella parece estar en medio...

Me mordí la lengua. Verdaderamente quería saber que pasaba con aquellos dos, pero dudaba que Vincent me dijera nada, y no es que fuera el mejor momento precisamente. Aún así...

– ¿Que le hiciste a Sasha para que te odiara tanto? – cuestioné olvidando por completo todo lo anterior.

Mi pregunta le hizo sonreír de forma extraña, consiguiendo que mi curiosidad aumentara aún más.

– No fui el mejor hermanastro del mundo que digamos...

– Eso ya lo sabía. – aclaré rodando los ojos.

Alzó las cejas intentando parecer ofendido, pero una mueca divertida apareció en sus labios.

– No me digas... ¿Acaso tú también pensabas que era un imbécil?

– Es que lo eras. 

Su respuesta fue reírse con fuerza. Después de negar con la cabeza como si algo pasara por su mente elevó su vista clavando sus ojos en mi rostro.

– En realidad me alegro de verte aquí... – musitó dando un paso hacia mí. – Después de aquella noche en aquel bar quise llamarte pero...

Se detuvo pasando su mano bajo la barbilla con incomodidad. Me quedé mirando su gesto durante unos momentos hasta que a mi mente llegó el recuerdo de esa noche. Más concretamente el de aquel bendito juego. Sentí como palidecía.

Dios mío, ¿acaso voy a batir un récord de estupidez?

Antes de salir corriendo al aparcamiento aquella noche y marcar la fatalidad, justo antes de eso, había cometido otra gran estupidez. ¿Cómo es que no lo había recordado hasta ahora? Estaba tan preocupada por haber besado a Jack y lo que ocurrió en mi apartamento que no caí en ello. ¡Había besado también a Vincent! Lo miré espantada, notando de repente toda la vergüenza que debería haber sentido desde el principio. Para colmo me lo había llevado conmigo al jardín lejos del gentío y ahora estábamos completamente solos. Realmente no quería ni imaginar lo que estaría pensado de mí en ese preciso instante.

– No pensé que te vería aquí con Jack... cuando saliste corriendo quise ir a hablar contigo, pero Sasha me lo impidió. Ya sabes como es; comenzamos a discutir y al final ella fue a buscarte.

¿Cómo podía responder ahora? Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en lo idiota que era. ¿Por qué en situaciones como aquella no aparecía un agujero en medio del jardín que nos llevara bajo tierra? La expresión "tierra tragame" se quedaba corta para lo que sentía en esos momentos.

Respiré hondo.

– Lo siento... – me disculpé sin saber que más decir. No dejó de mirarme por lo que yo desvié la vista completamente incómoda y avergonzada. – Solo era un estúpido juego, no debí hacer eso... – comencé a mover las manos con nerviosismo, intentando hacer gestos que en realidad no ayudaban en nada. – Fue mi culpa, bebí mas de la cuenta; cuando bebo demasiado siempre hago estupideces, yo... Lo siento.

– Quieres decir... – carraspeó llevándose una mano a la boca mirando hacia otro lado. Después de unos segundos en los que pareció meditar mis palabras siguió hablando. – Lo que estás diciendo es que... ¿fue una estupidez besarme y no lo habrías hecho de no haber bebido?




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