Devil

41

El equilibrio del mundo siempre ha sido importante y parte de la misión de los ángeles es que este prevalezca, las fuerzas del bien y del mal no pueden saturar los pilares de la Tierra debido a que los humano no son resistentes a esto y que suelen notar las cosas de maneras diferentes a lo que realmente está sucediendo, por ende, el equilibrio es lo más importante. Sin embargo, hay veces en que esto realmente se rompe, como cuando Dios pone un pie en dicha dimensión —como hizo cuando acudió a salvar a Anael—, o cuando grandes batalla se libran en el plano humano y ni hablar si Imonae emerge de las llamas del Infierno. Todo un caos.

Ahora mismo las legiones atravesaban al grieta desde su hogar con las instrucciones de detener lo que sea que sucediera, ponerle un alto a los demonios, tenían órdenes explícitas de no dejar con vida a ninguno de los seres oscuros que siguieran al Diablo. Rafael observaba a sus tropas marchar, tenía en mente darle de una buena vez por todas el final que esta insulsa batalla entre ambas fuerzas se libraba desde hacían tantos siglos y es que es imposible no rememorar épocas pasadas con cada una de las peleas que se han librado en nombre de uno u otro bando, incluso los mismos humanos las han seguido o incitado.

—Parece que es una de las peleas grandes —dijo Castiel a su lado observando el panorama bastante preocupado, a pesar de que no gustaba de la presencia de los demonios tampoco prefería matarlos, por lo general él era de los más calmados a la hora de la pelea, prefería el diálogo, pero desde que Rafael tomó el control de la legión tiempo atrás solo porque Dios le dio el visto bueno como guerrero, se mantuvo al margen.

—Lo es, pero será la última, te lo puedo apostar —sonrió sintiéndose seguro de sus palabras—. Nos vamos a deshacer de Imonae de una vez por todas y daremos fin a una era.

—Por más positivo que quiera ser, me parece un poco tonto, en años nadie ha podido hacerle frente, ¿Qué te hace pensar que tú puedes? —lo observó curioso mientras intentaba adivinar los planes del arcángel.

—Lo vamos a capturar y traeremos su pútrido ser aquí, lo quiero en la Sala del Silencio el resto de la eternidad que pueda tener —susurró—. De todas formas, esto que sucede es solo su forma caprichosa de demostrar que está molesto porque Anael no logró vivir luego de escapar de la crisálida, su cuerpo humano fue encontrado sin vida en un descampado, los sacerdotes no supieron cuidarlo. Qué pérdida.

—Es una pena, a pesar de que no fue lo que esperábamos, creí que tendría una vida humana serena —suspiró—. Imonae incluso le quitó esa posibilidad.

—Sí, es una escoria, por ello hay que ponerle un alto —asintió observando a los demás guardianes listos para recibir órdenes—. Vamos, a la batalla, esto termina aquí.

Todos hicieron frente a la amenaza que pedía a gritos su atención, desde los custodios hasta las Potestades y Principados, Serafines de varios dones se unieron a la causa para no dejar solos a sus hermanos —porque la unión siempre será lo primordial en la defensa—, solo los Querubines quedaron al margen sin que nadie supiera de ellos pues se hallaban bajo las órdenes del Todopoderoso de no intervenir hasta que lo dijera.

El campo era testigos del más feroz de los enfrentamientos, criaturas de gran poder defendiendo lo que creían correcto, sus convicciones, sus decisiones los habían llevado a ese momento en particular donde lo dejarían todo, sangre, sudor y gloria con tal de ser vencedores; el choque de espadas contra las garras era duro, el metal chirriaba con fuerza, el fervor de los golpes no dejaban duda para nada más y Anael decidió dejar de ocultarse, bajó del lomo de la bestia que lo protegía y tomó la espada que había sido confeccionada para su persona el día en que le entregaron sus alas.

Para ella, esperar que las hordas le dieran el paso no era digno, no podía esconderse hasta saberse a salvo y dar el golpe, no, un capitán se hunde con el barco, un jefe lidera a la par de sus guerreros y ella combatiría codo a codo con sus demonios; no se iba a ocultar, no iba a temer, no había dudas, un campeón sale por lo que quiere y lo obtiene con sus propias manos, sin atajos.

—¡Reúnanse! —gritó a todo pulmón y sus seguidores cambiaron la formación, bestias adelante, el resto detrás—. ¡Apunten! —quienes usaban arcos y flechas se posicionaron, varias de las criaturas tenían capacidades de ataque por lo que también se alistaron—. ¡Disparen!

La lluvia de flechas y poderes salió disparada como una fugaz proclamación de libertad y a la vez de enfrentamiento, los ángeles tuvieron que retroceder, escudarse en sus alas, en barreras de protección y eso les dio a los demonios el tiempo para cubrir más terreno y adelantarse. Muchos de los celestiales se encontraban estupefactos, no sabía cómo proceder al tener a Anael frente a ellos, viva, de regreso y los más jóvenes, que conocían su historia, le tenían un enorme respeto, los veteranos gran aprecio y ahora el debate real de los ángeles era qué hacer, ¿Por qué el Ángel de Justicia estaba allí entre ellos? ¿Cómo era que estaba de regreso? ¿No había muerto al escapar? ¿Cuáles eran las nuevas órdenes? Pero las preguntas más importantes ahora eran otras, ¿Cómo una traidora, pecadora, con semejante condena que le impusieron, seguían siendo tan pura y llena de luz? ¿Por qué la energía de Ann no era demoníaca?

—¡Resistan! —gritó ella cuando algunos de sus enemigos arremetieron contra ellos, se elevó en el aire girando sobre su eje con velocidad para que las plumas de sus alas salieran disparadas como dagas. Si debía herir, lo haría—. ¡Avancen! —y los demás demonios continuaron con la toma de control del sitio.

—Señor, ¿Qué debemos hacer? —Castiel volteó hacia los ángeles custodios que lo veían intrigados pidiendo las nuevas directrices sobre cómo sobrellevar el tema de la llegada del Serafín a las filas enemigas.

—Ese es un ángel de gran jerarquía, no podemos atacarlo o iremos en contra de lo que Padre nos ha dicho —habló otro de ellos que parecía asustado, los más jóvenes llevan las reglas a rajatabla debido a sus inexperiencias.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.