Devorador de Emociones

Revolviendo el Pasado

Atendí el teléfono en cuanto empezó a sonar, la llamada era de Jorge, ¿a esta hora? Allá en Venezuela deben ser las tres de la mañana, yo ya me encontraba sentado en la sala de espera del aeropuerto, en Madrid, si quería terminar con esto pronto lo mejor era que me fuera ya mismo, aquí son las nueve.

  •             ¿Jorge, qué pasa? ¿Por qué me llamas tan temprano?
  • Por poco e Ivanna acaba violada y tal vez muerta hoy, se fue de fiesta con su amiga la loca y unos tipos las siguieron, ya me encargué de ellos.
  •  ¿Cómo? ¿Los sujetos de negro?
  • Si... qué curioso, suenas muy calmado.
  • Sabías que cumplirías con tu parte, por eso estoy tan calmado.

     Jorge, es un amigo que conocí hace más de seis años, juntos escribimos “Las Crónicas del Destino” su seudónimo era “Black Star” cuando nos conocimos. Poco después de que yo desperté como Reaver, él también lo hizo. El Reaver del miedo, No me enteré de que se había convertido en un Devorador sino hasta que pude establecerme en España, eso fue el año pasado. El libro fue todo un éxito y él consiguió los contactos para convertirla en una película, todo desde el anonimato como siempre quiso.

         Solo espero que cuando se Estrene la película me des mi parte de las ganancias, esta chica me va a sacar canas verdes si vuelve a meterse en problemas, tuve que esquivar unas cuantas balas y mantenerme escondido de ella no ha sido fácil, ¿por qué no me dijiste que era una empática? Y más importante ¿Por qué de la noche a la mañana me pediste que la vigilara? – Podía sentir su incomodidad con la situación en el tono de su voz, por suerte la vigiló solo por dos días.

  • No puedo contarte aun Black, déjame llegar a Venezuela y hablamos con calma, mi vuelo sale dentro de dos minutos.
  • ¿Ya llamaste a Brenda para que tu llegada quede en el anonimato?
  • No, eso era lo que iba a hacer cuando me entró tu llamada - tomé mi maleta mientras hablaba con Black, estaba acercándose la hora de mi vuelo.
  • Todavía no puedo creer que sea la embajadora de México aquí en Venezuela.
  • Jajaja yo tampoco, se va impresionar mucho cuando le llegue mi llamada, no hablamos desde… bueno… ya sabes.
  • Sí, no tienes que recordármelo – Su voz bajó de tono al igual que la mía.
  • Perdona que no te de detalles por teléfono, hablamos más tarde y gracias por hacerme el favor.
  • De nada “compa”, dame mi parte cuando “Crónicas” se estrene y estamos a mano ¿si va?
  • Jajajaja Vale, vale, nos vemos mañana – Dicho esto colgué y justo en ese momento avisaron que el avión partía en cuestión de minutos, que todos los pasajeros se dirigieran al puente.
  • ¿Era Black? - Me preguntó Kristian.

     Kristian, otro Reaver Español al igual que Sanders, lo conocí el mismo día de su muerte, como si él ya se hubiera enterado de que Sanders iba a morir. Sabes cuando una persona es un Reaver de alta categoría por su forma de vestir y su manera de caminar, sigilosa entre las personas, casi imperceptible; Kristian era de esas personas, aunque cuando lo vi más de cerca me di cuenta de quién era, un famoso jugador de futbol americano aquí en Madrid, estaba vestido de traje con una camisa azul eléctrico sin corbata; cabello castaño y alborotado, ojos verdes y piel blanca. Una figura pública con el poder de devorar emociones. El Reaver de la soledad, una emoción que deriva del miedo. Cuando llegó en la noche que Sanders murió hace dos días, se encargó de todo, llamó a unos amigos de él para que se encargaran del cuerpo, incluso de mi pasaje de avión, yo no estaba en condiciones esa noche, el electroshock combinado con la cantidad de energía usada para el contrato me había dejado totalmente exhausto. No pude levantarme del suelo por más de diez minutos.

  • Si, fue buena idea irme lo más pronto posible, ya llevan demasiado tiempo siguiéndole la pista, ¿en serio no quieres venir conmigo?
  • No, tengo unas cosas que hacer aquí, además mi padre me necesita, ya sabes, cosas de dinero
  • Entiendo – Conocía su situación, por eso se esforzó tanto, para salir adelante el y su padre, y le ha ido muy bien – Supongo que nos veremos luego – Levanté mi mano para despedirme
  • Así es colega – Dijo sonriendo y estrechando mi mano.
  • Hay algo que aún no te he preguntado ¿Cómo sabias que Sanders moriría esa noche?
  • No sabía que moriría, Sanders me llamó, dijo que me necesitarías esa misma noche, es curioso, como si ya lo hubiera planeado, me dijo que fuera a Sevilla urgente, por eso fui a veros.
  • De nuevo Sanders con sus misterios, siempre me sacaba de quicio con eso, incluso después de muerto tiene un último misterio que ocultar – suspire meneando la cabeza negativamente – El viejo Sanders… voy a extrañarlo.
  • Oye – Puso su mano derecha en mi hombro – Tranquilo, tienes un trabajo que hacer, no pierdas el enfoque.
  • “Que este sea tu último gran trabajo” fue la última cosa que me dijo – Miré el dorso de mi mano, el sitio en donde estaba Grabada la letra “I” con un leve relieve en mi piel – Lo hare Sanders. Sera el mejor trabajo que jamás hayas visto.
  • Así se habla Aquiles – Metió su mano en el bolsillo de su saco y me arrojó algo – Toma.




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