En la mañana temprano desperté con energía renovada, el sol apenas estaba saliendo, supongo que me desperté más temprano que de costumbre. Miré la mesita de noche y vi que eran las siete de la mañana y no abría la escuela hasta las diez, pero supongo que la presencia que sentía sobre la ventana tenía otros planes para mí.
Me coloque la bata y abrí la ventana que tenía junto a la cama, al principio no vi a nadie, pero basto con bajar la mirada y ahí estaba Black, sentado en el suelo con los brazos cruzados.
- ¿Qué haces aquí tan temprano?
- Odio hacer de mensajero – Dijo sin mirar hacia arriba.
No había prestado mucha atención a su presencia pero esa extraña presión que sentía en el pecho como punzadas no era mía.
- ¿Estas herido, verdad? – Black Miró hacia arriba cuando dije esto, pero fue todo lo que hizo.
- Vístete, hay algo que tienes que escuchar y no puede esperar, es sobre ti y Aquiles… y sobre lo que son.
- ¡Aquiles y yo no somos nada!
- Noes sobre eso tonta – Se levantó al decir esto, con tal rapidez que tuve qué apartarme de la ventana, sentándome en la cama por tropezar sobre mis propios píes.
Black había saltado a dentro por la ventana, podía ver como estaba vestido, zapatos de goma blancos un pantalón negro y una franela sin mangas azul oscuro, tenía expresión cansada y por debajo del cuello de la franela podía verse algo que parecía un parche blanco. Se sentó en el borde de la ventana y cruzó los brazos.
- ¿Qué?– Le dije algo molesta.
- Vístete.
- Claro, y ya me cambie – Dije con sarcasmo – ¿Y te vas a quedar ahí sentado? Me tengo que cambiar y por si no te has dado cuenta estas en MI cuarto.
Black no se movió, seguía mirándome a los ojos con desespero, los dedos de su mano derecha comenzaron a tamborilear sobre su antebrazo. Tuve que levantarme de la cama y abrirle la puerta.
- Al menos espérame afuera ¿sí? Tengo que cambiarme.
Él suspiró mientras caminaba, erguido con actitud desafiante y pasó por mi lado sin quitar su mirada de la mía, estaba molesto. ¿Qué habrá pasado que está herido? Supongo que la prisa seria por el mismo asunto, y como últimamente he tenido demasiadas preguntas encima quiero respuestas. Estoy cansada de repetirme la misma palabra: “Respuestas”. No tardé mucho en vestirme, me puse algo sencillo para salir, unos jeans azules, zapatillas y un suéter, estaba haciendo frio esa mañana. Abriría más tarde el salón de clases; siempre que tengo que salir por algún asunto ponía un letrero en la entrada y así mis alumnos sabrían que abriría al día siguiente o en la tarde del mismo día.
Cuando salí al pasillo me pareció gracioso ver a Lore y a Keyla pegadas en el borde del pasillo. Mirando en dirección a la sala.
- ¿Que hacen…?
- ¡Shhh!– Ambas me sisearon sin dejar de mirar hacia afuera.
- Hay alguien en la sala – Dijo Lorelys, aun en pijama con Keyla detrás de ella.
- Ah, es Black, un amigo de Aquiles.
- ¿Q…que? ¿Y que hace tan temprano aquí en la casa?
- Yo que se – volví a mentir, pero solo para sacarlas a ellas de este asunto – Me dijo que Aquiles quiere hablar conmigo y que no puede esperar.
- ¿Y vas a ir? – Dijo Lorelys
- Si
- ¿Con él? ¡Pero si el tipo da miedo!
- ¡Aunque está buenísimo! Mira esos brazos – Esta vez fue Keyla quien se quedaba viendo a Black que estaba sentado en un sillón, de perfil a nosotras, examinando curiosamente mi libro “Los Juegos del Hambre” que había dejado sobre la mesa.