Devorador de Emociones

Batallas y Secretos

     Me costó convencer a Ivanna de que tomara un baño mientras yo hablaba por teléfono, primero: porque no sabía cómo controlar esta sensación que llevaba dentro, pensaba tan rápido como me era posible, ideando la forma en la que podría hacer que Ivanna aprendiera a controlar su don en menos de tres días; y segundo: porque no le contaría a nadie el porqué de tanta urgencia. Cuando tomé el teléfono que colgaba de la pared junto al televisor, me di cuenta de que tan quemada estaba la chaqueta que llevaba puesta. El nylon se había derretido y pegado en varias zonas a mis brazos, volví a colgar el teléfono y me arranqué la chaqueta de un tirón, se había desgastado tanto por el calor que no me costó nada volverla girones con solo tirar de ella, y parte de mi piel se había quedado adherida a las mangas, pero mientras hacia la llamada las pequeñas heridas se sanaron casi al instante, lo que si iba a tardar un poco más era mi posible costilla rota. Volví a tomar el teléfono y llame a los muchachos.

     A los pocos minutos ya Jorge había llegado seguido de Kristian, los hice subir al salón de baile y volví a bajar al primer piso, Ivanna ya estaba lista, saliendo por el pasillo calzada con tenis blancos, vestida con un mono ajustado negro y una sudadera azul con una impresión de Harry Potter en la parte frontal, su cabello estaba húmedo y estaba secándoselo con una toalla, pero dejó de hacerlo deteniéndose a un par de metros frente a mí cuando me sorprendió mirándola fijamente.

-         ¿Qué? – Dijo ella simplemente, sin dejar de mirarme.

     No sé por qué no dije nada, simplemente me quedé ahí, mirándola. Aún sujetaba la toalla que estaba alrededor de su cabeza con ambas manos, miraba sus mejillas redondeadas y lisas, su pequeña nariz… y sus ojos, sobre todo sus ojos. Que sin mucho esfuerzo eran penetrantes y brillaban con luz propia, incluyendo la extraña mancha en forma de hoja en su ojo derecho. Así fue como me di cuenta que me gustaba verla, incluso así; sin maquillaje ni accesorios, me gustaba tal cual era, al natural. Tal vez por eso aun la quería.

-         Te pregunté… ¿Qué? – Y su voz termino de despertarme.

-         Nada… yo…  Sacudí la cabeza y me dirigí a las escaleras– Sígueme. Kristian y Black están aquí. ¿Dónde puedo tirar esto?

ooooooooo

     Aquiles actuaba de forma extraña, sabía por qué me estaba mirando, se había olvidado por un momento del mal que lo afectaba, inclusos sus ojos se habían relajado, no voy a negar que sentir su mirada hizo que me ruborizara,  me miraba con... ¿nostalgia? No lo sé. Pero esa sensación desapareció casi inmediatamente cuando lo hice hablar. Alzó su mano derecha mientras se dirigía a las escaleras, en ella tenía su chaqueta quemada hecha girones.

-         Hay un cesto de basura en el salón.

     Cuando llegamos al piso de arriba, Kristian estaba junto al espejo roto mirando los trozos de vidrio que habían en el suelo frente a la pared, estaba vestido con aquel traje negro que llevaba puesto cuando fui al apartamento de Aquiles hace más de una semana. Jorge vestía pantalones tipo comando, una chaqueta de cuero negro y botas, cuando lo miré solo me pregunté cómo se vería si vistiera detraje al igual que Aquiles y Kristian. Tal vez nunca lo sabré.

-         Aquiles… – Habló Jorge, dirigiéndose a Aquiles y señalando al espejo roto – ¿Que rayos paso aquí?

-         ¿Recuerdas a Silveiro? – Le respondió Aquiles con una pregunta, atravesando el salón a pasos largos.

-         Ah, si… - Dijo Kristian haciendo algo extraño con las manos, las movía en el aire dibujando un cuadro a la altura de su cintura, apuntando al suelo – Ese desgraciado me quitó un par de contratos… ¡mato a mis clientes! ¿¡Puedes creerlo!? ¡Está loco!

-         ¿Que acaso todos los Reaver´s se conocen? - Les pregunté – Cada vez que me encuentro con ustedes hablamos de cosas fuera de lo natural.

-         ¿Acaso tú lo eres? – Se dirigió hacia mi Aquiles, volviendo del baño que había en el salón, ahí estaba el cesto de basura, una puerta medio escondida detrás del piano.

-         No voy a discutir sobre eso.




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