Sentía que mi piel ardía, tenía un calor atroz, sudaba a cantaros y tenía la ropa pegada al cuerpo. Si no tomaba una ducha o bebía un poco de agua sentía que iba a desfallecer, pero aun no entendía que era lo que me había pasado, así que bajé las escaleras siguiendo a Aquiles, Jorge y Kristian.
- ¡Espera! – Grité cuando lo vi al final de las escaleras.
Aquiles, giró sobre sí mismo para mirarme a la vez que se llevaba el dedo índice de su mano derecha a sus labios para luego hacerme señas de que me acercara, yo de todos modos iba a bajar las escaleras.
- Vas a despertar a Lorelys – Dijo en un susurro, su voz era gruesa cuando hablaba en voz baja, era más una vibración que una voz, por un momento escucharlo hablar de ese modo me erizó la piel – Ya no estamos en el cubo que Kristian hizo, así que procura bajar la voz
- Estás en mi casa ¿te acuerdas? – Le dije pasando por su lado – Vamos afuera.
No lo miré directamente cuando pasé por su lado pero estoy casi segura de que agachó la cabeza y sonrió antes de seguirme. La noche estaba iluminada por la luz de la luna y los faros en las aceras de la calle, Kristian y Jorge esperaban a Aquiles en el patio de mi casa, no le había prestado atención antes, pero me acaba de dar cuenta de que…
- ¿No crees que a tu patio le hace falta un poco más de color? – Me preguntó Aquiles, ya cuando estábamos afuera – Solo hay hierba verde, yo que tú al menos haría un pequeño jardín.
- Estaba pensando precisamente en eso cuando hablaste… Pero no es de lo que quería hablar.
- Te escucho.
- ¿Qué fue lo que me hiciste? Es decir… esa rabia, ese dolor… todo lo que dije cuando intentaba… yo…
- Si, Ivanna – Dijo Aquiles mirándome a los ojos – Intentabas matarme – Dijo con toda la calma del mundo.
- ¡Claro que no! ¡Yo no soy…!
- Tranquila – Dijo alzando las manos y cambiando el peso de su cuerpo a su pierna derecha. – Es normal… bueno, dentro de lo que cabe.
- Ya a estas alturas ya no sé lo que es normal, en fin, ¿Qué fue lo que paso allá arriba?
- Use tu misma rabia en tu contra… inyectando un poco de la mía – Cortó el contacto visual conmigo cuando dijo esto – Lo siento.
- Entonces… eso que sentí… ¿era tu ira?
- No Ivanna… era la tuya – Levantó su mano izquierda y estaba cubierta por su esencia negra, una pequeña voluta de humo negro emanaba de ella – Solo que yo le di el empujón necesario para que se liberara – Dijo levantando su mano derecha, tocando con el dedo índice la palma de su mano izquierda, al hacerlo, el humo negro cubrió por completo su mano. Pero luego bajo ambas manos y el humo desapareció – Cuando te sujeté en el piso, te obligué a calmarte y se acabó.
- Tuve miedo al principio, pero luego simplemente me deje llevar, es…
- Adictivo… y peligroso, así que no volverá a ocurrir.
- Perdiste el control primero que yo ¿cómo sabes que no volverá a ocurrir?
- Porque perdí la paciencia pensando que no podría entrenarte
- Apenas es el primer día, será mejor que te calmes, además eres un buen entrenador… aprendí mucho el primer día.
- Gracias… creo – No sonrió, pensé que lo haría, siempre lo hace, pero su rostro más que relajarse se tensó más, supuse porque tenían algo más que hacer. El asunto con la policía – Pero mañana no será lo mismo de hoy, ya puedes controlar tu energía de pie, y puedes controlarla dentro de tu cuerpo, solo falta que aprendas a liberarla de manera controlada así podrás…