Devorador de Emociones

Desahogo

El resto de la tarde pasó con demasiada normalidad, tenía que saber cómo estaba Aquiles, esa visión que tuve mientras dormía simplemente me había dejado inquieta. Como no tenía forma de comunicarme con Aquiles, ni con Jorge, ni Kristian; solo se me había ocurrido contactar a la embajada de México, tal vez Brenda pudiera darme alguna respuesta… ¡si tan solo no me atendiera su estúpido asistente cada vez que la llamo! Solo hacía que me angustiara aún más. El tiempo pasaba y yo seguía sin saber nada, había pasado ya una semana y no tenía noticias de Aquiles… ni de Kervin, y no faltaba día en el que quisiera retorcerle el cuello a alguno de los dos, ¿Cómo podían dejarme así con la duda? Solo esperaba a que apareciera. Quien quiera que fuera. Toda la semana estuve atenta solo a mis alumnos, eran los últimos días de clases de este año ya que faltaban pocos días para navidad. Keyla quería que pusiera el árbol y el nacimiento, no me quedó de otra más que aceptar. Estuvimos armando el árbol durante la tarde de ese viernes, ambas en pijama porque sencillamente no teníamos ganas de salir a ningún lado, pasaríamos todo el día en la casa.

  • Entonces… - Preguntaba Keyla mientras me ayudaba a desenredar las luces – Kervin no ha parecido – No sonaba como una pregunta.
  • No, no lo ha hecho – Le dije, estaba de cuclillas armando la base del árbol sintético – Lo llamé a su teléfono varias veces y no contesta, me lleva a buzón.
  • ¿Y si le pasó algo?
  • Tu misma viste las noticias. No hubo muertos, ni heridos, todo ocurrió mientras las oficinas estaban desocupadas, La compañía no quiso dar declaraciones de lo que había en aquellas oficinas y al parecer tampoco pudieron recuperar nada, todo se redujo a cenizas.
  • Vaya... – Dijo Keyla abriendo mucho los ojos – ¿Que loco verdad?
  • Si… - Dije en voz baja – Muy loco.
  • ¿Oye y que pasó esa noche?
  • ¿Cuál noche?
  • ¡Sabes muy bien cual noche! ¡cuando Aquiles te sacó del Chapi´s!
  • Ah… - Dije asintiendo con la cabeza – Esa noche…

     Solo hizo que recordara el momento en el que Aquiles apareció y atacó a Silveiro, como le disparé una y otra vez  hasta que murió sobre mí… y Aquiles, las bestia enjaulada. Una bestia que me había besado. Todo esto lo recordé dejando la vista fija sobre la base del árbol.

  • No me digas que tú y Aquiles…
  • ¡Ay cállate! – Le arrojé un oso de peluche, de esos que cuelgo en el árbol para adornarlo – ¡Te digo que no pasó nada!
  • ¡Mija! – Me gritó devolviéndome el peluche – Pero mira cómo te pones solo porque pregunté por Aquiles. ¿Acaso pasó algo?
  • Claro que no pasó nada – Dije terminando de armar la base, había tomado ya la primera sección del árbol sintético y comencé a armar sus tallos – El solo… me besó.
  • ¿Qué él que? – Keyla estaba sorprendida, casi tira las luces al suelo solo por oír lo que yo acababa de decir.
  • ¿Cuál es el chisme? – Dijo Lorelys saliendo por el pasillo en dirección a la cocina, ella también había decidido quedarse en casa – ustedes dos están como alborotadas.
  • ¡Aquiles besó a Ivanna! – Le dijo Keyla, señalándome.

     Lorelys abrió los ojos de par en par y a largos pasos caminó hacia la sala con una tasa de café en la mano parándose junto a Keyla.

  • ¡¿Qué?! – Dijo mirándome - ¿Cómo que te besó? ¿Y se puede saber que estabas haciendo tú con él?

     ¿Cómo iba a explicarles que me secuestraron, maté a un hombre que intentaba absorber mi ira y Aquiles se convirtió en un álbum de recuerdos viviente solo para hacerme sentir mejor? Era algo demasiado descabellado, además ya me había hecho a la idea de no contarles nada, ni involucrarlas en todo esto de los Reaver´s y El Credo.

  • ¡Nada! – ya estaba molestándome el interrogatorio – Me traía a casa cuando me mareé en su auto – Dije mientras seguía ordenando las ramas del árbol – como me sentía mal se detuvo en la carretera, nos quedamos un buen rato hablando mientras me pasaba el mareo.
  • ¿Y? – Preguntó Keyla, arrimándose hacia adelante en su asiento.
  • ¡Y nada! – Dije alzando la voz – ¡¿Podemos dejar de hablar de eso por favor?!
  • ¿Pero cómo que te sentiste mal mucho tiempo no? ¡Pasaron horas! – Habló Keyla
  • ¿Hay por favor me pueden dejar en paz?
  • ¡Pero termina de hablar pues! – Dijo Lorelys sentándose en el otro sillón cerca del árbol - ¿Cómo fue que todo acabó en un beso? 
  • Bueno… Hubo un momento en el que se puso muy cursi, recordando las cosas que hicimos hace cinco años y… me besó.
  • ¿Y… te gusto? – Preguntó Lorelys
  • ¡Ay! ¡no! – Dije levantándome para tomar la otra pieza del árbol – No le correspondí -  dije bajando la mirada, recordando que la última vez que lo vi, fue en un sueño, lleno de rabia como una salvaje gritando dentro de una jaula.
  • Bueno, se lo merece – dijo Lorelys sentándose en el otro sillón bebiendo de su café – ¿Dejó a Kervin mal herido hace cinco años antes de irse y aparece como si nada para reconquistarte? ¡Ja! llegó muy tarde.
  • Es cierto – habló Keyla  - No puedes hacerle eso a Kervin.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.