Capítulo 17
«Una profesión inesperada para una mujer: trabajadora del servicio de alcantarillado», pensó Valentyna Petrivna, pero ya nada le sorprendía. En la vida moderna, cada hombre y cada mujer podía elegir la profesión que quisiera. Tal vez realmente trabajaba en este servicio tan específico...
En ese momento, la secretaria notó que empezaban a llegar las primeras respuestas a sus solicitudes, las cuales revisó inicialmente de forma superficial, pero después de leerlas todas y sacar ciertas conclusiones, imprimió los documentos y se los llevó a su jefe.
—¿Entonces, este documento tiene validez legal oficial? ¿El certificado no es falso? ¿Y hace cinco años esta niña realmente fue registrada como mi hija? —preguntó Sergio, revisando los papeles—. Por cierto, ¿quizás valga la pena revisar también en las bases de datos? Coincidencia completa del nombre, el patronímico y el apellido... ¿Quizás haya por ahí alguien con el mismo nombre que yo, que también sea el padre de esta niña? Es decir... quiero decir, registrado en los documentos como el padre de la niña...
—Lo haré —se encogió de hombros la secretaria—. Pero probablemente eso no dé resultados. Su apellido es particular, raro, me parece. Y que coincidan los tres factores, seguramente es imposible, poco realista.
—Veo que también ha averiguado la dirección de residencia de esa Vera... —miró Sergio hacia los documentos.
—Sí, ella está registrada y vive en las afueras de la ciudad, en el barrio Dubovyky. Calle Pivnichna, cincuenta y cuatro. La mujer vive en un edificio de doce pisos, en el quinto piso, apartamento treinta y ocho. En principio, si llama a la policía para buscar a la madre de la niña, también valdría la pena informarles sobre esto —dijo la secretaria, mirando atentamente a su jefe. Por alguna razón, intuía que él no querría tratar con la policía, pero ella sentía que debía decirlo.
—Sí, la policía... —repitió Sergio, tamborileando con los dedos sobre los documentos—. Sabe, después de la reunión con los clientes, quisiera ir personalmente a esa dirección. No quiero que mi nombre aparezca en los registros policiales, eso afecta negativamente la imagen de la empresa. En general, es mejor mantenerse alejado de cualquier asunto policial. Incluso si solo se trata de un fraude o de algún intento torpe, probablemente, de chantajearme... —sonrió torcido—. Además, quisiera pedirle que no le cuente a nadie sobre todo esto —Sergio señaló con la cabeza hacia los documentos—. Es un asunto confidencial, algo personal.
—Por supuesto, lo entiendo —asintió la secretaria—. ¡Nadie sabrá nada! Y tampoco estoy segura de que estén chantajeándolo con la niña —continuó Valentyna Petrivna—. Si le soy honesta, creo que debería hacer un análisis de ADN... En mi opinión...
—¡Nadie pidió su opinión, Valentyna Petrivna! —masculló entre dientes Sergio, pues estaba furioso como mil demonios.