Despierto con la luz del sol que pega en mi rostro, mis ojos pesan por la noche anterior y mi cuerpo se siente totalmente tenso, paso mis manos por mi rostro para intentar quitarme el sueño, escucho a Cali cantando alguna canción animada en la cocina de su departamento, tomo la almohada para intentar seguir durmiendo unos minutos más, mi amiga hace algunos sonidos al parecer haciendo el desayuno. Hoy viernes ella solo cursa en la tarde la universidad y yo pedí el día libre en el taller de mi padre. Pasar tiempo juntas como cuando éramos adolescentes hace que sienta que tengo una vida algo normal.
Cojo mi teléfono para ver mensajes de mi jefe y Carlos. Froto mis ojos con frustración al ver que mi jefe quiere una reunión conmigo en la tarde para hacer un encargo. Mi cuerpo en alerta total por volver a la rutina. Reviso un poco más mi teléfono pero como no hay nada que hacer con él simplemente voy a la ducha, jugar a la vida simple por unas horas me está costando horrores quiero una rutina que seguir, me veo al espejo, mis ojeras marcadas, algo de rimel corrido y mi pelo totalmente revuelto, noto el contraste de mi cuerpo rígido y la piel suave de mi cara y mis ojos marrones con pequeños destello avellana, ya que tener una doble vida no es nada fácil, mis hombros y cuello siempre están tensos, mi sien titila constantemente recordandome mi trabajo, aunque a decir verdad lo amo, no es una vida fácil.
Cali golpea la puerta de su baño cuando estoy en la ducha, no es extraño para nosotras el compartir este tipo de intimidad.
– El desayuno está listo. – dice con una voz cantarina, viéndose al espejo con su cabello rubio que simplemente parece que recién salió del salón de belleza. Hace un puchero viéndome a través del espejo. – ¿Puedo faltar a la universidad y simplemente quedarnos aquí viendo películas de mierda en la televisión?
Salgo de la ducha envolviendome con una bata que Cali tiene para mi cada vez que me quedo, me acerco despacio, con pasos cautelosos porque parece que va a tener una crisis de llanto en algún respiro.
– ¿No tienes un examen de física hoy? – me paro frente a ella tomando sus hombros, nuestra estatura es la misma pero ella es de complexión más pequeña.
– Si, lo tengo pero también quiero pasar tiempo de amigas. – sus ojos se llenan de lágrimas y la abrazo haciendo que camine hacia la cocina. – podemos tomar algunas botellas de vino mientras vemos algún reality. – insinúa moviendo las cejas y yo suelto una pequeña risa.
– Si, mi respuesta llegará a ser afirmativa ¿que tan importante es este examen? – ella mira a otro lado tapándose la sonrisa con la mano.
– Es solo un pequeño examen. – miente, su lenguaje corporal la delata, sus hombros caídos pero intenta sentarse firme, su mano tapándose la boca y evita mi mirada.
– Entonces irás a la universidad pequeña mentirosa, primero comamos el desayuno y después te llevaré.
Una vez que estamos dentro de mi coche empezamos el viaje hacia la universidad de Cali. Aunque yo no quise ir a la universidad como ella, amo poder acompañarla o recogerla cuando tiene que quedarse horas extras haciendo algún trabajo con sus compañeros. Por mi parte a mi simplemente me tocó hacerme cargo del taller de mi padre, amo restaurar autos de colección, ya nací con el don según él. Si mi madre me dejara hacerme un tatuaje de Angels Cars en el brazo simplemente lo haría sin dudar.
– Patrick vendrá a recogerme después de la universidad. – murmura Cali viendo su teléfono. Sonrío porque sé que aunque ellos no se hagan cargo de lo que sienten por el otro, se les nota desde lejos.
– Eso suena bien ¿cómo van las cosas con él? – paro en un semáforo en rojo y giro la cabeza para ver su perfil, sigue enviando mensajes.
– Bieeen. – hace una pequeña entonación en la última sílaba
Hago la pregunta que estuvo rondando mi cabeza desde ayer en la noche. – ¿Alguna vez conociste a alguien con ojos rojos? – eso llama su atención y levanta demasiado rápido su cabeza de su móvil.
– ¿Ojos rojos como un vampiro o más rojo de que estaba demasiado pasado de marihuana? – rio un poco.
– Tal vez más como un vampiro. – Cali se sienta acomodando su espalda sobre la puerta del conductor para quedar frente a mi.
– ¿Podrían ser pupilentes? está muy de moda hoy en día. Ser algo freaky de esa manera.
– Puede que tengas razón. – aunque dudo mucho que él hombre de la noche anterior haya usado lentes para cambiar su color de ojos reales pero podría ser una posibilidad. Su mirada me hizo sentir demasiadas cosas para ser falsa. Siento mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón y mis hombros olvidan lo que es estar relajada, se que es mi jefe pidiendo explicaciones de donde estoy. La vida normal y despertar tarde acabó. Suelto un suspiro.
Apago el motor en el garage de Casa Blanca y reviso que mi Glock esté cargada y tener munición antes de bajar, saludo a mis compañeros, voy a la cocina buscando a Carlos.
– ¿Alguien vio a Carlos? – pregunto a nadie en especial, tomando un refresco del refrigerador.
– Está en la oficina del jefe. – Responde Dimitri, creo recordar que ese es su nombre, sus ojos verdes siguen mis movimientos, simplemente yo solo hablo con Carlos y Ryan aquí. Doy un asentimiento y me encamino hacia la oficina que está justo al costado de la gran escalera de la mansión de nuestro jefe.
Golpeo la puerta antes de abrirla, la voz de Igor mi jefe se escucha más grave a través de esta puerta. Apenas entro intento no poner los ojos en blanco y fallo rotundamente.
– Desapareces todo un día y apenas llegas. – Mi jefe cruza sus brazos, sus cejas fruncidas. Doy un paso dentro de la oficina y su mirada penetra cada parte de mi, analizandome.
– Hola a ti también. – saludo tomando asiento junto a Carlos que sonríe al verme, le devuelvo la sonrisa, el siempre está totalmente relajado con Igor. Una de sus espesas cejas se levanta y chaqueta la lengua como si quisiera decir algo más. Su mirada se enfoca en mi compañero y ambos entendemos que es para que se retire, él se levanta y aprieta mi hombro antes de salir y cerrar la puerta con un pequeño click.
Editado: 19.02.2025