Todos fruncieron el ceño, encontrar el núcleo de un carroñero era una cosa demasiado difícil, la maestra continuo.
Ella paso por cada apuesto y entrego todo el material, eran unos libros muy pesados.
Lia miro el libro, para muchos era nuevo, pero ella ya lo había leído después de todo la familia donde vivía mantenía muy bien informada.
Mari se acercó y susurro.
Las dos se rieron.
Dijo mientras miraba las páginas.
Ambas continuaron hablando de los carroñeros hasta que llego las seis de la tarde y terminaron las clases.
Salieron del salón, y se fueron hacia la parte de atrás Este donde estaba ubicado la sala de entrenamiento.
Entraron en ella, había toda clase de armas y cosas colgando de los techos, además de varias vigas, había otra puerta al final que llevaba a los casilleros, la luz era muy tenue en el lugar, se podía escuchar las discusiones de las otras persona, todos eran muy alegres, unos estaban sentados en las vigas y otros luchaban en el lugar.
Dijo mari
Las conversaciones se detuvieron y todos miraron a lia, ella se tensó parecían como si cientos de murciélagos la estuvieran mirando.
Pronto todos saltaron de las vigas y se dirigieron a ella, dio un paso atrás, pero sintió como algo subía de su espalda, se giro y vio que en la entrada había varias rejas una tras de otra, no podía salir.
Sintió un fuerte impacto en su espalda y golpeo la reja y cayo al suelo, le dolía mucho el rostro.
Se escucho la voz de un hombre, lia se iba a levantar, pero pisaron su espalda.
Sintió como su cuerpo se levantaba del suelo, de nuevo impacto contra una de las vigas del techo, lia palideció, pero no logro agarrarse y cayo de nuevo al suelo,
¡¡Estallido!!
Le dieron un golpe en el abdomen e impacto contra la pared dejando un hueco.
Cuando cayó al suelo tomaron su cuello y miro al hombre frente a ella, de ojos rojos y rubio con una sonrisa encantadora vestido con un traje de entrenamiento blanco.
Él se burló y la levanto y su agarre se hizo más fuerte, pronto un puño impacto en su abdomen.
Estallido
Las armas cayeron al suelo sobre lia, se levantó rápidamente y seco la sangre en la comisura de su boca.
Todos se movían muy rápido y los golpes apenas pudo atajar unos, sus lentes se dañaron en la golpiza y su ropa no se salvó, los moretones eran muchos y se notaban en su suave piel.
El rubio se burló y había una pisca de interés.