Día Especial

Día Especial

Capítulo Único

Miro el calendario y es 14 de febrero, día del amor y la amistad, «que ironía», pienso, hoy cumplimos diez años de casados y como en años anteriores, él parece no recordarlo. Aunque siempre fue así de malo con las fechas, tuve la esperanza de que, al proponer esta fecha, por lo menos la recordaría, ya que a nivel mundial todos compran regalos para ese día, pero a veces ni eso, siempre le cuesta.

Pensé que esta mañana él me daría alguna sorpresa especial, aunque sea pequeña, pero al parecer fue demasiado pedir, hace años que dejó de lado los detalles; mi molestia aumentó cuando al despertar lo único que encontré fue la cama vacía y una pequeña nota que decía que volvería tarde, me imaginé que lo llamaron del hospital por una emergencia y que después se quedaría para cumplir su turno.

Dejando de lado mi malestar, me levanté de la cama y fui a despertar a los niños, los alisté y los llevé a sus talleres de verano, tuve toda la mañana para mí, aunque, a decir verdad, más que tiempo para mí, era tiempo para los quehaceres del hogar, debía tener todo listo para cuando fuera tiempo de ir a recoger a los niños.

Al mediodía, después de dar de comer a los niños y aprovechando la visita de mi madre, lo llamé para ir a verlo y compartir el almuerzo, pero el celular solo me enviaba al buzón de voz, supuse que debía seguir ocupado en consulta; más tarde, él me devolvió la llamada cerca de las tres de la tarde pidiendo disculpas por no contestar cuando lo llamé, me explicó que tuvo una emergencia en quirófano y que recién salía, me recordó que llegaría tarde ya que un colega suyo le había pedido cubrir su turno porque era su cumpleaños; no objeté nada, solo le pedí que llegara para la cena y prometió que así lo haría.

A los ocho y treinta de la noche, envié a los niños a dormir, después que los acosté, adorné la casa para dar un aire romántico y esperar su llegada. Ahora, son cerca de las diez de la noche y él aún no aparece, lo espero con una cena especial que preparé para no dejar que nuestro aniversario pase desapercibido y al menos celebrar con algo; al ver que el tiempo pasa y él no llega, decido llamar a su celular para saber si está cerca, pero de nuevo, el bendito buzón de voz hace su aparición.

La cólera me domina y en un arranque de ira, me encargo de reventar cada uno de los globos que había colgado alrededor de la sala, cojo un vaso y apago las velas con el menor cuidado, las tomo y junto con los globos destruidos los boto al tacho de basura, guardo los platos de la mesa en el estante de la cocina, ya allí, me acerco a los utensilios en los que hice la comida y decido dárselos al perro para que él se deleite.

Me retiro a mi cuarto y me saco el vestido rojo que tenía para esta ocasión, voy al baño después de ponerme la ropa de dormir y frente al espejo, mientras me quito el maquillaje, que muy raras veces me aplico, comienzo a llorar teniendo pena de mí misma, recordando lo que una vez tuvimos él y yo; antes salíamos, a pesar de su trabajo y las emergencias, teníamos nuestro tiempo juntos, yo sé que él me ama, pero a veces necesito escucharlo de él y para mí si este día hubiera sido diferente a como ocurrió, me sentiría mejor.

Salgo del baño con dirección a la cama, me recuesto y cierro los ojos tratando de dormir, me mentalizo en que mañana será un nuevo día y me pierdo en la oscuridad de mi recámara.

Abro los ojos al escuchar ruidos, me muevo en mi lugar para mirar hacia el baño y veo que la luz se escapa debajo de la puerta, cojo el celular del buró para ver que son cerca de las dos de la madrugada, tengo la intención de levantarme, pero la puerta se abre haciendo que me quede inmóvil en mi lugar.

Siento que la cama se mueve a mi lado, estoy dando la espalda al lugar en el que él se acuesta, siento su brazo alrededor de mi cintura apretando mi abdomen y un suave beso en el arco de mi cuello que me eriza la piel al sentir su contacto.

—Lo siento. —Lo escucho susurrar para después acomodarse en su lado de la cama, alejando su cuerpo del mío.

Después de unos minutos, miro sobre mi hombro y lo veo recostando dándome su espalda, me vuelvo a acomodar en la cama, con mucho cuidado de no despertarlo y comienzo a sollozar en silencio, sintiendo de nuevo pena por mí.

Abro los ojos y veo las luces del sol filtrarse por las ventanas de mi cuarto, volteo hacia el lado izquierdo de la cama y de nuevo la encuentra vacía, esta vez no hay nota, un dolor se ubica en mi pecho y antes de volver a llorar, miro la hora en el celular y son cerca de las nueve de la mañana, al parecer no escuché la alarma, me levanto apresurada al baño para asearme y atender a los niños.

Al revisar las recámaras de ellos, están vacías, sin señales de que hubieran dormido en sus respectivas camas, ya que se encuentran en orden, voy a la sala para ver si se encuentran viendo televisión, pero todo está en un sepulcral silencio, me preocupo y timbro al celular de mi marido, mas él no contesta; llamo a mi madre y ella me explica que Mario los dejó temprano en su casa antes de ir a trabajar y así darme un día libre.

Corto la llamada y me siento en una silla del comedor a pensar en lo que él hizo, después de unos minutos de meditar, decido tomar un baño para después salir a casa de mi madre a recoger a mis niños porque no tengo ni idea de que hacer un domingo sola en casa.

Cuando termino con mi baño, salgo a la recámara a cambiarme y me encuentro con un hermoso vestido blanco a juego con unas ballerinas del mismo color, me los pruebo y me quedan de maravilla, el vestido está entallado a mi cuerpo como una segunda piel, me miro al espejo y me veo hermosa.



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En el texto hay: amor, amor de pareja, aniversario

Editado: 01.03.2020

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