—¿Y en qué consiste esa «fiesta albeana»… —pregunté con lentitud, tal vez demasiada—, y a qué debe tan particular nombre?
—¿Va a decirme usted que no sabe de lo que se trata? ¡Vamos, Córima! Ambos sabemos muy bien qué es una fiesta albeana.
—Yo solo sé lo que se dice en Albea y el resto de Ifeana respecto a las llamadas fiestas albeanas, pero eso no es lo mismo que escuchar de lo que se trata de alguien seguramente mejor informado que yo.
Mercurio suspiró y me miró con cierto aire de divertimiento, como si disfrutara verme tan concentrada en tratar de reprimir mi horror. ¿Tanto se me notaba mi intento de autocontrol y de parecer profesional incluso sabiendo lo que estaba a punto de escuchar?
—¿En serio quiere que le hable de las fiestas albeanas, Córima? —Decidí no responder, porque no estaba segura de querer escuchar lo que Mercurio diría. Él solo me observó por algunos instantes, los suficientes como para recibir una respuesta, pero en vista de que no dije nada, se dispuso a continuar—: El desmutado culpable permanece preso durante todo el proceso judicial que se sigue a sus familiares y a los médicos involucrados. Usualmente, los padres del desmutado y sus hermanos terminan muy rápidamente condenados y los médicos son más rápidamente condenados aún, a veces con todo y sus familias, incluso sus hijos, excepto si están debajo de la norma legal que los protege, padres y esposos o esposas. El juicio suele durar a penas dos o tres semanas y casi inequívocamente la condena va a ser la declaración de culpabilidad de todos los involucrados, incluso de aquellos que comprueben su desconocimiento sobre las acciones del desmutado o sus médicos.
—Pero ¿cómo es eso posible? ¿Por qué se comete semejante injusticia?
—Se les condena por negligencia, ya que todo familiar directo de un desmutado debe, por disposiciones legales explícitas e implícitas, ser vigilante de sus acciones hasta tanto este no sea reclamado por un vampiro. Alguien que se desentiende de su hermano desmutado, por ejemplo, es negligente porque le facilita la comisión de esta clase de delitos. Como todos los familiares saben del estado de terror en el que viven los desmutados, el desentendimiento se considera un detonante. Los desmutados son tan apreciados por los vampiros que se ven sometidos a una vida de esclavitud desde el mismísimo día en el que nacen, pues toda su familia debe mantenerlos vigilados y sometidos a la autoridad de la ley vampírica.
—¿Los familiares de los desmutados tienen alguna obligación de entregarlos a los vampiros?
—No. El desmutado y sus familiares tienen el derecho de mantener el secreto de la condición genética del desmutado tanto tiempo como sea posible. Es la única concesión que se le hace a la familia que tiene el infortunio de tener un desmutado entre sus miembros, que no son pocas, en realidad. Pueden ocultarlo y mentir a otros humanos sobre su condición particular, pues al final de cuentas es responsabilidad de los vampiros cazar a los desmutados. De todas formas, una vez que un desmutado es descubierto por un vampiro libre, no hay absolutamente nada que hacer y usualmente las familias lo entregan, solamente pidiendo un trato generoso y gentil para con su ser querido. Los vampiros, la mayoría de las veces, son corteses con los familiares de sus desmutados, especialmente con sus padres y mucho más si estos los han entregado sin hacer ningún reclamo particular, reconociendo la superioridad del vampiro por sobre ellos y su hijo o hija.
—¿Ha dicho usted cazar? ¿Los vampiros cazan a los desmutados?
—Por supuesto. Los vampiros son cazadores por excelencia y nosotros, los humanos, somos sus presas. Ellos nos depredan, aunque, como dije antes, yo más bien lo considero una relación simbiótica. Una vez que un vampiro pierde a su desmutado, usualmente cuando ya este ha alcanzado una edad muy avanzada y muere por causas naturales, pasan unos meses antes de que el vampiro o vampiresa recupere la capacidad de reconocer a otros desmutados por su olor, pero puede disfrutar de su «libertad» durante un tiempo. Irá de víctima en víctima, mordiendo tantas yugulares como desee. Sin embargo, invariablemente, sentirá en cualquier momento el deseo de tener la sangre de un desmutado y comenzará su cacería. La búsqueda puede extenderse por meses hasta encontrar uno, que usualmente intenta huir del vampiro. Ha habido desmutados que han logrado huir durante meses de sus vampiros persecutores, quienes se obsesionan con ellos a tal punto de que ya los consideran suyos incluso antes de realmente poseerlos. Los rastrean por el olor que van dejando y se llenan tanto de él que dejan incluso de interesarse por la sangre de cualquier otra persona que no sea la del desmutado que persiguen. Cuando finalmente logran darle alcance, disfrutan de él o de ella sin compasión, los poseen y los dominan a veces casi hasta la muerte. Sin embargo, que un vampiro mate a un humano es raro y mucho más a su desmutado. Ellos saben cuándo detenerse al momento de hacerse con sus humanos justo cuando la vida está comenzando a escaparse del cuerpo. Es una sensación realmente terrible, aterradora y humillante, pero en toda mi vida no he tenido momentos más liberadores y místicos que esos.