Diario de dos

Capítulo 7

— ¿Eres muda? Te he preguntado que qué es lo que haces en casa de mi novio. —me sentí de la mierda, literalmente. No puedo creer que fui a su casa para "intentar ayudarlo" para al final encontrar a esa zorra con su camiseta puesta.

Vamos Rebecca, ¡deja de hacer estupideces por una vez en tu vida!

—Ya se iba. —lo escuché decir, y me hizo enfurecer más. Encerré mis manos en dos puños y retiré la mirada de ella, pero comenzó a venir hacia mí con los brazos cruzados.

Bien Rebecca, ya estás a punto de explotar.

—Si no publiqué sobre tu aventura con mi novio es porque eso lo arrastraría a él —eludió con autoridad. Todo el mundo me trataba como una estúpida, pero esta vez sentía las ganas de partirle la cara—. ¿Vas a salir corriendo como siempre, Rebecca?

La maldita pelirroja tomó uno de mis rizos negros y luego lo soltó divertida.

—Lo sabía, eres patética.

—Es mejor que te vayas, Alessia —oí decir a Denzel.

— ¿Es una maldita broma? Ella fue la que se metió en tu casa. —y tú te metiste en su cama maldita promiscua.

—Tranquilo, deja que se quede. Yo me iré. —me di la vuelta y salí de esa casa del demonio.

Venga, que todo lo que hago para bien termina siendo un desastre.

 ¡Rebecca! —el tío Derricks me detuvo; se encontraba en la primer cochera limpiándose las manos de aceite como siempre—. ¿Viniste a ver a Denzel?

Asentí.

—Me alegra que tenga a alguien que lo visite. Denzel ha estado muy... antipático. ¿Tienes alguna idea de por qué?

Su sobrino me manoseó en su cochera, ¿eso le parece antipático?

—No, señor Derricks —fruncí los labios—. ¿Puedo hacerle una pregunta?

—Adelante.

—Señor Derricks, ¿por qué ya no es amigo de mi madre? —él se notó incómodo.

—Bueno, Rebecca, esa pregunta debería responderla tu madre. No soy nadie para hablar por ella, espero que me entiendas. —asentí, apreté mi mochila contra mi hombro. Había olvidado que la llevaba por un segundo—. Escucha hija, mi sobrino es un gran muchacho, estoy consciente de que toma cundo se siente deprimido, y créeme que lo que hizo anoche fue precisamente eso. Solo te pido que si sabes algo sobre eso... Me lo digas.

—Le pediré a Anne que lo ayude. —mencioné—. Creo que ella es su mejor amiga y no puedo interrumpir en eso, señor Derricks...

—Entiendo. De todas formas, gracias hija. Gracias por preocuparte por él.

—Rebecca —escuché una voz familiar a mis espaldas. El señor Derricks bajó la cabeza, se colocó el trapo sobre el hombro y se dio la vuelta. Luego vi a Joe acercarse preocupado—. Anne me dijo que estaba segura de que habías venido a buscar a Derricks.

Anne es una gran amiga, pero también es muy chismosa.

—Así es. ¿Por qué viniste hasta aquí? —comenzamos a caminar fuera de ese lugar.

—Me prometiste una cita después de clases, y ya que te saliste de ellas y yo también... pensaba llevarte al auto cinema y luego, o si quieres antes, ir a comer algo.

—Eso me encantaría. —y lo seguí a su auto.

(...)

Una vez en el auto cinema, yo y Joe estábamos en silencio mirando una película de hombres lobo, que por ser tan distraída, había olvidado su nombre.

— ¿Te gusta?

—Me gusta —sonreí—. Así es como imaginaba nuestra primera cita.

Denzel. Restaurante. Roce de manos.

Yo imaginaba —no terminó su frase cuando me volteó el mentón suavemente y depositó un beso dulce en la comisura de mis labios. Lo besé con los ojos abiertos.

¡¿Cómo quería que estuviera lista para eso?!

Él se alejó y sonrió.

—No pareció que imaginaras eso, Rebecca —comentó a unos centímetros de mi boca.

—Es que no quiero besar a nadie si no tiene intenciones buenas conmigo... —lo sé, sonó demasiado controlador, pero...

— ¿Lo dices por lo de Denzel? —adivinó—. Tranquila, Bec, si te besé fue porque me interesas. Si te sigo buscando es porque me interesas. Créeme que quiero algo serio contigo, no aventuras repentinas como las de Denzel Derricks.

Los labios de Joe habían sido dulces y tiernos, pero por alguna razón, la boca de Denzel me había robado el aliento. Cuando lo besaba sentía un fuego abrazador que recorría mi piel.

—Sé mi novia, Rebecca Eyre —tomó mi mano y la besó mientras me miraba esperando una respuesta.

Esto es lo que debíamos ser. Mamá se alegraría por mí.

Denzel. El maldito y sexy Denzel. ¿Qué iba a hacer con él?

Olvídalo Rebecca, él se acostó con Alessia y siempre estará enamorado de ella.

—Sí. —afirmé—. Quiero estar contigo, Joe. —acerqué mi mano para tomar su rostro y besarlo. Se sentía cálido y sin presión.

—Te quiero llevar a casa todos los días, sé que no tienes auto, y me gustaría pasar tiempo contigo. ¿Qué dices? —habló.

—Jeje, eso me gustaría mucho. —volvimos a besarnos.

Desde mi primer beso, ¡ahora resulta que soy experta en besar!

—Esto es magnífico, Bec —lo oí decir—. Tú yo... Quiero decir, te quiero.

No dije nada, solo volví a besarlo para evitar tener que decirle lo mismo.

Claro que lo quería, pero después de todo lo que hice con Denzel mientras él me cortejaba me hacía sentir repugnante.

Terminamos de besarnos después de un rato y continuamos viendo la película. Él me explicó que se llamaba Crying Wolf, y me explicó varios detalles de la misma mientras comíamos algunos aperitivos que habíamos comprado cerca del auto cinema para disfrutar mejor.

Había más autos viendo la película, pero no pude evitar notar las siluetas que estaban intercambiando una carpeta por dinero.




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