Diario de dos

Capítulo 23

Desperté de improviso con sus manos sujetando las mías. No lo habíamos hecho, pero Denzel se había quedado a dormir. Me volteé para verlo. Era demasiado lindo durmiendo.

Me levanté y comencé a arreglarme. Si no averiguaba lo de Anne, ellos no iban a dejarme.

Me puse algo ligero y comencé a correr hasta el instituto. Atravesé el salón del periódico y la encontré con las manos en la masa.

—Rebecca —dijo de improviso mientras se acomodaba el cabello—. No pensé que llegarías tan temprano.

Me crucé de brazos mientras bajaba la mirada hacia sus manos donde sostenía un paquete de hojas rojas.

— ¿Quieres explicarme, Anne? —fui hacia ella—. Yo sabía que Denzel estaba defendiéndote, y con Joe no podría averiguar absolutamente nada. Así que dime, ¿por qué lo hiciste?

— ¿Hacer qué? —dejó las hojas en la mesa.

Me acerqué, tome una y se la extendí en la cara.

—Dime por qué has estado exponiendo mi diario —gruñí. Ella tomó otra hoja nerviosa y me la enseñó.

—Rebecca… Son las hojas de invitación a la obra de teatro de este año. —mierda.

Bajé la hoja entrecerrando los ojos.

¡Eres increíble, Rebecca!

—Lo lamento, Anne, yo…

—No digas nada, Rebecca. Yo jamás… —Anne bajó la mirada triste y salió corriendo del salón.

Muy bien, Rebecca. Has echado a perder todo de nuevo.

—Lo lamento, Anne, es que… —me llevé las manos a la cabeza y tomé asiento en una silla—. Es que con todo lo de ayer… Estoy muy abrumada, en serio lo lamento.

—No tienes por qué disculparte, Rebecca. —ella vino hacia mí—. De hecho, tengo que decirte algo que hace mucho debí haberte decido. —Se acomodó las gafas—. Yo…

La miré curiosamente.

—Yo soy quien he estado publicando esas hojas horribles sobre ti. —abrí la boca impresionada. Esto debe ser una maldita broma.

— ¿Qué carajos, Anne? —me levanté furiosa—. ¿Por qué tú…?

—Yo soy quien ha estado imprimiendo las hojas, soy una de las únicas personas que tiene la llave, así que… fue fácil convencerme de hacerlo.

—Anne… ¿Por qué lo has hecho? —arrugué mi rostro.

—Porque se me hizo fácil, Rebecca. —Bajó la mirada—. Desde que llegaste lo único que has hecho es llevarte la atención de Denzel.

—Tú ni siquiera sabías si yo y él íbamos a estar juntos —carraspeé. Estaba intentando mantener la cordura, ¡pero demonios! ¡¿Cómo carajos es que Anne pudo hacerme algo así?!

—Lo siento, Rebecca. —Dijo, y luego se inclinó para tomar una caja debajo de la mesa y la colocó sobre esta.

— ¿Qué es esto? —Comencé a abrir la caja y encontré muchas hojas de distintos colores con las notas de mi diario—. Anne…

—Solo espero la orden y las coloco. —aceptó—. Desde que tú y Denzel descubrieron que Alessia estaba imprimiendo las hojas, la persona que quiere destruirte me contactó para hacerlo… Como te dije, fue demasiado fácil al principio, pensé que si te hacía irte del instituto dejarías a Denzel solo y mi hermano no estaría tan obsesionado contigo.

—Así que Joe también sabía de tu plan. —gruñí.

—Sí. Yo le di el bolso para que publicara las notas de tu teléfono.

— ¿Por qué me estás diciendo todo esto, Anne? —no podía ser posible.

—Porque la persona que quiere destruirte está más cerca de ti que nunca. —Cerró la caja—. Quiere destruir tu reputación con todos, incluso hacerte irte de Seattle.

— ¿Quién es, Anne? —le supliqué.

—No puedo decírtelo, Rebecca. —se lamentó.

—Sé que estás encubriendo a Reed —me levanté—. Yo sé que es él. Ya no puedes esconderlo más tiempo, tienes que decirme quien expuso mi maldito diario, Anne.

—La persona que quiere hacerte daño estará en la boda de tu hermana. —Se dio media vuelta—. Tendrás que esperar hasta ese día para averiguarlo, yo ya hice mi parte. No puedo… no puedo seguir ayudándote.

— ¿Todo esto lo haces porque sigues enamorada de Denzel?

—No. —respondió—. Es algo más, Rebecca.

—Dinero. —averigüé—. Haces esto por el maldito y sucio dinero.

—No lo entenderías.

—Si no es el maldito dinero, dame mi diario, Anne. —extendí mi mano.

—Yo no lo tengo.

Rodeé los ojos.

— ¿Acaso tú eres quien comentó eso en mi blog?

—No. —confesó—. Esa persona ya no va a publicar más hojas, pero su revelación te va a cambiar la vida para siempre, Rebecca. Es mejor que te vayas preparando para eso. —una vez dicho, Anne se fue.

(…)

—No entiendo la conexión. —Denzel se dejó caer en la cama—. Jayden, Alessia, Joe, Reed y ahora Anne.

—Las personas te sorprenden. —comenté—. Alguien quiere destruirme, Denzel, y algo me dice que está muy cerca de mí. ¿Qué tal si he visto a esa persona a los ojos?

—No lo sé, pero pronto lo averiguaremos. —me dejé caer en la cama a su lado y lo abracé. Hace mucho que no lo abrazaba.

—Tal vez se haya acabado. —él se volteó para mirarme—. Anne dijo que se había terminado.

—Todo esto se terminará cuando esa persona que quiere lastimarte se rebele, Rebecca.

—Espero que sí, Denzel.

—Bien, debo irme, el tío Tyler quiere que lo ayude en el taller. ¿Estarás bien?

—Si Reed no me perturba el resto del día, creo que sí.

(…)

—No me hagas decirte esto por teléfono, Richard, ya te dije que Isa quiere que ese sea el mejor día de su vida. —Mi madre se cruzó de brazos y mi hermana estaba sentada en el otro extremo de la mesa revisando algunas revistas, catálogos y agendas—. Como te dije, dile a su padre que espero que pueda aparecerse. —y colgó.

—Mamá, no tenías por qué hacer eso. —Isa hizo una cara de lástima—. Si mi padre no quiere verme entonces no importará. El padre de Reed hará los honores.

—El señor Tyler es el ex novio de mamá —inquirí—. ¿Qué te hace pensar que va a querer hacer eso? Incluso, quien sabe si quiera venir a la boda.




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