Diario de dos

Capítulo 24

 

Denzel tomó y besó mi mano mientras nos acurrucábamos en sus sábanas. El espacio era algo incómodo, pero yo estaba recostada en su pecho y nos acariciábamos con los pies. Nunca imaginé estar así con alguien.

— ¿Aún sigues pensando en tu diario? —me preguntó mientras me besaba la frente.

—Sí. —admití—. Esa persona estará en la boda de mi hermana y yo estaré como una estúpida esperando a que… a qué pase no sé qué…

— ¿Quieres que hable con Anne? —propuso—. Si ella estaba imprimiendo las hojas todo este tiempo desde que encontramos a Alessia, debe saber quién es la persona que quiere hacerte daño, amor.

Sonreí al escucharlo y volteé a mirarlo.

Sus ojos verdes me estaban atisbando con un brillo encantador. Volvió a besar mi frente y yo continué abrazándolo.

Eres increíble, Rebecca, te has enamorado de Denzel Derricks.

—Casémonos —el corazón se me aceleró cuando lo escuché. Él se acomodó un poco y me tomó el mentón con delicadeza—. Casémonos, Rebecca.

— ¿Estás loco? —tragué duro y me levanté de improviso—. No podemos hacer eso, Denzel.

— ¿Por qué no?

—Simplemente no podemos hacer eso —volví a repetir. Mierda. Mierda.

¡¿Qué carajos debería de decirle?!

— ¿No deberíamos casarnos porque tenemos casi veinte y veintidós? ¿O porque aún quieres estar más tiempo siendo novios?

—Lo que me estás pidiendo es demasiado apresurado… —suspiré cansada—. ¿Por qué quieres casarte? Ni siquiera hemos terminado la universidad.

—Quiero cuidar de ti —esto era demasiado.

—No podemos hacer esto —me levanté de la cama y tomé mis cosas del suelo para comenzar a vestirme—. No podemos, Denzel.

Una vez que terminé de ponerme la ropa salí casi corriendo, pero una mano me frenó de golpe.

— ¿A dónde crees que vas, Rebecca? —los ojos de Reed me fulminaron. Me zafé bruscamente, pero varios de los mechones de mi cabello estaban sueltos y me incomodaba.

— Me voy, por si eres idiota. —hablé.

—No irás a ningún lado —alzó el diario de Denzel—. No irás a ninguna maldita parte si no quieres que lo que le pase lo mismo a tu novio.

— ¿De dónde demonios sacaste eso? —apreté la mandíbula rabiosa.

— ¿De dónde crees, tonta? Duermo en su cuarto, por si eres idiota. —repitió la misma frase que la mía.

¡Estúpido Reed Derricks!

—Sé que te pidió casarse —abrí los ojos sorprendida. ¿Es en serio que le contó al idiota este?

—Ese no es tu asunto, Reed. —él se mordió el labio inferior y se rio.

—Cuando llegué aquí ambos sabíamos que yo no solo quería el auto de mi primo, sabes que desde que nos conocimos yo pensaba en algo más como…

—Estás chantajeándonos a todos —me crucé de brazos—. ¿Qué carajos es lo que quieres esta vez, Reed? Ya me cansé de tus malditos juegos.

—Ou, Rebecca, cuida esa boquita —se burló—: Las niñas buenas como tú no suelen hablarle así a los adultos como yo.

—Cierra la boca. —Hundí mis hombros—. ¿Qué quieres, Reed?

—Lo que todos quieren —me miró de pies a cabeza—: Dile que no te vas a casar con él.

—Si es todo, entonces me largo. —carraspeé y salí de esa casa antes de que otro Derricks apareciera y me hiciera la vida imposible.

—Considéralo, Rebecca. —Gritó a mis espaldas—. No querrás que tu novio pase por lo mismo que tú.

(…)

—Gracias, estaré al pendiente de su llamada. —Isa colgó el teléfono cuando entré a casa. Tenía ropa casual y llevaba el cabello recogido—. Hola, Rebecca, estaba a punto de llamarte.

—Estoy aquí.

—Hola —alcé mi mirada y vi a Joe sentado en el otro extremo de la mesa—. ¿Podemos hablar?

Asentí y lo llevé a afuera de la casa.

— ¿Vas a casarte con Denzel Derricks? —carajos, ya sabía por dónde iba esto.

— ¿Él te lo dijo?

—Denzel se lo dijo a Anne y ella me lo dijo a mí. Solo quiero saber si es cierto, ¿Vas a casarte con él?

—Joe… Es difícil hablar sobre esto. No sé si quiero hacerlo, pero solo sé que le diré que no.

—Es un alivio. —suspiró—. Por un segundo pensé…

—El hecho de que le diga que no, no significa que no quiera casarme con él algún día… —él me miró extrañado—. Es Reed, tiene su diario, y si le digo a Denzel que sí va a publicarlo igual que el mío. No quiero que eso le suceda.

—Deberías hablar con Denzel, Rebecca. Su primo no puede estarte manipulando así como así…

—Por ahora quiero que guardes el secreto. No quiero alertarlo y que le rompan la cara antes de la boda.

—Solo lo haré por ti, pero…

—Rebecca —ambos notamos que Denzel se acercaba, llevaba un ramo de flores consigo y se veía nervioso—. ¿Qué haces con él aquí?

—De esto quería hablarte —fue lo único que dije, él dejó de tensionarse y se acercó—. Yo quería decirte que…

—Está conmigo desde hace días. —intervino Joe mientras colocaba su brazo sobre mi espalda.

Denzel se quedó estupefacto mientras nos notaba, y luego me partió el corazón.

— ¿Por qué nunca me elijes a mí? —tiró las flores que había traído consigo—. ¿Por qué siempre lo elijes a él?

Suspiré adolorida.

—Lo elijo porque tu jamás me has dicho lo que sientes por mí, Denzel —respondí.

—Eso es ridículo —fue hacia mí en un tono desesperado y enfadado.

Alejé la mirada.

—Estoy con otro, Denzel —él se alejó un poco—. Ya no hay nada que puedas hacer, la aventura que tuvimos se acabó.

— ¿Solo fui tu amante? —rugió—. No entiendes lo que significas para mí. Ayer…

—Ayer fue solo eso. Fue una noche interesante, Denzel pero…

Él apretó su mandíbula conteniendo las lágrimas.

—Entiendo. —y se fue.

¡No puedo creer que fui capaz de hacer eso!




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