Diario de dos

Capítulo 28

 

No tenía algunos síntomas casuales del embarazo, pero mi periodo no había llegado y sentía algo de mareo. Aún no le había contado a mi madre sobre esto, ya que ella y mi hermana estaban ocupadas con la planeación de la boda. Esto cada vez era más difícil de evitar.

Me miré al espejo, mi pancita aún no crecía. Tenía cuatro semanas de embarazo. Esto debió de haber ocurrido la primera vez que no usamos anticonceptivos.

Alguien tocó la puerta y yo me tapé rápidamente.

—Quería ver si estabas despierta —era mi madre, se retiró los lentes y se acercó para abrazarme—. Cariño, tu hermana se ha ido…

— ¿Irse? ¿A dónde? —exclamé preocupada.

Debió de haberse ido con su amante secreto.

—Se fue a casa de Tyler, cree que así Reed ya no sospechará nada de ella. ¿Puedes creer que dice que tu hermana lo engaña? —me mordí el interior del labio. No quiero preocupar a mi madre, tengo que ocultárselo hasta que Isa decida abandonarlo en plena boda.

Al menos es lo que se merece por todo lo que nos ha hecho, más si no quiere creernos a mí y a Denzel.

—Suena ilógico —respondí. Ambas nos sentamos en la orilla de la cama, mi madre estaba sollozando un poco. ¿En serio estaba llorando? —. Debes calmarte, mami, Isa ya es una mujer grande como tu dijiste, ella sabrá lo que hace.

—Tu hermana ha cometido grandes errores. Yo no estaba de acuerdo cuando conoció a Reed y se enamoraron, pero creí que era un muchacho diferente. Creí que Tyler lo había educado diferente y cuando lo conocí eso creí, pero sabía que los Derricks eran dañinos para nosotras, al menos. Yo creí que no lastimarían a tu hermana…, pero eso es lo que Reed ha hecho con ella, Rebecca.

—Ellos no son malos, mami. —sonreí—. Al contrario de mi hermana, estoy segura de que ella tiene una deuda más grande, un problema mayor y quiere vengarse.

—Tu hermana no sería capaz de lastimar a nadie, Rebecca — ¡uy, mami!, ¡Y que lo digas!

—Lo sé. —Cada mentira pesa más—. Mami, estamos cada vez más cerca en descubrir muchos secretos, lo único que tenemos que hacer es mantenernos unidas y prepararnos para su revelación.

—Está bien, cariño, intentaré calmarme…

—Buenos días, ¿podría hablar con su hija un momento? —abrí los ojos al ver a Denzel, —quien aún tenía el uniforme del taller—, y luego mi madre asintió, salió y cerró la puerta.

— ¿Qué ocurre?

— ¿Cuándo ibas a decírmelo, Rebecca? —enarcó las cejas enfurecidas.

Ay no, ay no, ay no.

— ¿De qué hablas? —tragué duro. Por favor, ahora no.

— ¿Cuándo ibas a decirme que estabas embarazada? —la sangre se me bajó a los pies.

Abrí la boca para decir algo, pero no sabía qué decir exactamente.

—Rebecca… —vino hacia mí.

—Es que tenía miedo —me justifiqué—. Yo no sabía qué hacer…

— ¿Y si se lo dijiste al idiota de Joe? —tomó asiento a mi lado.

— ¿Acaso él te dijo?

—Él le dijo a Anne y ella a mí. —dejé caer mis hombros, y en ese momento, Denzel tomó mis manos cariñosamente y las besó—. Te amo, Rebecca. —su semblante estaba serio.

Lo estaba diciendo de verdad.

—Tengamos este bebé, juntos —propuso—. Cásate conmigo, Rebecca.

—No tenemos dinero —le recordé—. Estaremos…

—No estaremos solos. Mi tío puede ayudarnos, y no creo que tu madre sea tan cruel como para dejarnos solos, ¿o sí?

—No. —lo abracé—. Entonces casémonos, Denzel Derricks.

(…)

— ¿Regresaste? —estaba de pie en el umbral de la puerta de la habitación de mi hermana. Había cajas por todos lados, era un desastre total.

—Solo vine por unas cosas, no tienes qué juzgarme por eso también, ¿o sí? —no me miró y comenzó a mover algunas cajas.

—Dile a mamá la verdad, porque ella cree que Reed es el que te está manipulando. ¿Y quieres saber qué es lo que creo yo? Creo que tú eres la persona que está detrás de todo esto.

— ¿De la publicación de tu estúpido diario? Si no querías que nadie lo leyera, simplemente no lo hubieras escrito, Rebecca.

—No seas arrogante —me crucé de brazos—. Te acuestas con Jayden Foster, y él y Alessia estaban imprimiendo mis hojas. Después de que descubrimos a Alessia, las hojas siguieron imprimiéndose, luego Joe, luego Anne, Reed, y no me sorprende que tú seas la persona que está detrás de todo este daño causado, Isabelle.

— ¿Qué pretendes que haga, Rebecca? ¿Qué te confiese algo que no he hecho? —me miró—. Solo ve a jugar con tus muñecas y deja que los adultos nos encarguemos de los problemas reales.

—Manipular a alguien no es un acto maduro, Isa —ella apretó los dientes enfurecida y vino hacia mí—. Lo único que me falta para estar totalmente segura de que has sido tú es que encuentre mi diario en alguna de estas cajas, ¿no te molesta eso, o sí?

—Eres una entrometida.

—Si no escondes nada no tienes por qué temer, hermana.

—Estás delirando, Rebecca.

(…)

Una vez de que terminé de revisar el dormitorio de mi hermana de arriba abajo, no encontré absolutamente nada.

—Te dije que eras una entrometida. —arguyó mi hermana después de que terminé de buscar mi diario en cada rincón de su habitación.

—Eso no quiere decir que no se lo hayas dado a otra persona para que lo escondiera en otro lugar. ¿Qué tal Jayden Foster?

—Adelante, pregúntale tu misma. ¡Ve a hurgar en sus cosas!

—De los muchos hombres que hay en este mundo, ¿en serio tuviste qué meterte con Jayden Foster?

—No tienes derecho a juzgarme, Rebecca. —nuevamente, mi hermana había ganado. Se fue sin más qué decir y yo me quedé como una estúpida de pie en su habitación.

¡Eres increíble, Rebecca!

(…)




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