Diario de dos

Capítulo 29

— ¿Eras tú todo este tiempo? —algo cambió dentro de mí. La rabia me estaba asfixiando. Denzel dio un paso adelante, pero el muchacho retrocedió y sacó una navaja de su pantalón.

—No te acerques si no quieres que los lastime, Denzel —Jayden Foster se sentía más amenazado que nosotros.

—Solo danos el diario, es todo lo que queremos. No tomaremos represalias. —Denzel intentaba calmarlo.

—No es tan fácil. —las facciones de aquel cambiaron, algo muy malo le estaba ocurriendo—. Yo no tengo el diario.

Dejé caer mis labios rendidos y respiré. Estaba harta de este maldito juego.

—No más mentiras. ¡Dinos quién tiene su diario! —Mi novio hizo un movimiento rápido, Jayden dejó caer la navaja y Denzel lo mantuvo intacto en el suelo—. ¡He perdido mi maldita paciencia! ¡Habla ahora, imbécil!

—El diario lo tiene una persona cercana a ella —me acerqué—. Todo este tiempo, su diario ha estado en su propia casa.

—No mientas más, Foster —mi novio lo empujó enfurecido y volvió a mi lado.

—Ya sabemos que eres tú quién está detrás de todo esto. Sabemos que tú y mi hermana… —el solo decirlo sonaba asqueroso—. Sabemos que planeaban huir el día de la boda con el dinero que Isa planeaba robarle a Reed Derricks.

—Tu hermana es una zorra —masculló Jayden—. Tu hermana me dijo que planeaba chantajear a Reed porque él la había engañado con otra chica. Era la venganza perfecta, hasta que tu hermana decidió verme la cara de estúpido y decidió dejarme un día antes de su boda. Sé lo que planea hacer, por eso los traje aquí. Ustedes me van a llevar a esa boda y yo les diré en qué parte está el diario de Rebecca.

—Esto es un maldito chantaje. —Denzel apretó la mandíbula. La navaja seguía en el suelo, pero Jayden tenía los ojos en nosotros—. Solo quiero detener la boda de tu hermana, Rebecca, no planeo hacerle daño a nadie, deben entender eso.

— ¿Para qué quieres ir a esa boda, Jayden? —interrogó Denzel en un tono irritante.

— ¿No es obvio? Quiero detener a Isabelle antes de que huya sola.

Me reí cínicamente.                                                                    

— ¿En serio crees que te creemos? —no, no eran celos, si no furia.

—Pueden hacerlo o irse a la mierda. —Denzel avanzó hacia él, pero lo detuve de la chaqueta.

—Está bien, irás a la boda, pero a cambio quiero mi diario.

—Lo tendrás, Rebecca.

 

(…)

 

—No sé por qué no le creo nada. —espetó mi novio mientras estábamos sentados en aquel restaurante donde tuvimos nuestra primera “cita”. Yo estaba comiendo una hamburguesa y una malteada de pay de limón. Con este embarazo necesitaba mucha comida. Yehii.

—Yo tampoco, pero Jayden Foster es la última opción que nos queda.

—No estoy de acuerdo en llevarlo a la boda de tu hermana, Rebecca. Esta vez traía una navaja, ¿qué tal si después lleva un arma?

—Lo sé, sé que es peligroso, pero no tenemos otra opción.

—Claro que la tenemos, debemos llamar a la policía. En cuanto te entreguen tu diario, llamaremos a la policía y se lo llevarán preso. No quiero que alguien salga herido, en especial tú.

—Todo saldrá bien, Denzel, debemos confiar en que todo estará bien.

 

—Sabía que los encontraría aquí —Anne, por sorpresa, se acercó a nuestra mesa—. Deben saber algo.

Dejé de beber mi malteada y me dirigí hacia ella.

—Nos han… corrido.

— ¿Cómo que los han corrido? —enarqué los ojos.

—La persona que tiene tu diario no quiere que sigamos molestándote, Rebecca, esa persona cree que… —se detuvo.

Por supuesto, tenía miedo de hablar.

— ¿Qué, Anne? —insistió Denzel.

—Cree que sabes quién es. —terminó.

Le dirigí a Denzel una mirada extrañada y luego Anne habló.

—Esa persona vive en tu casa, Rebecca.

—Es mi hermana. —tomé mi bolsa y salí junto con Denzel apresuradamente.

Mi propia hermana hizo esto, lo sé.

— ¿A dónde vas? —me subí a la camioneta de Denzel.

—Por favor, llévame a mi casa, tengo qué enfrentar a mi hermana. Ella lo niega, pero sé que ella es la culpable de todo esto. Hay una razón por la que quiere darme una lección, así que debo detenerla antes de que le robe a tu primo o escape de Seattle.

 

(…)

 

Al llegar a casa lo único que pensaba hacer era enfrentar a mi hermana, pero había un montón de gente yendo para todos lados. Habían vestidos por do quiera, y mi madre estaba arreglando los vestidos de las damas. Al fondo se encontraba la novia, quien estaba mirándose al espejo, y una costurera le hacía arreglos.

Eso no servirá de nada.

—Isa, tenemos qué hablar.

—No tengo nada qué hablar contigo, Rebecca, haz dejado claro tu punto: no soy tu hermana, si no tu enemiga. —contestó arrogantemente.

—Ya no hay razón para que te ocultes, Jayden Foster vino a mí y me dijo que tú lo habías traicionado. De hecho, traicionas a todos a tu maldito alrededor. Me viste la cara y quisiste decirle a quienes creía que eran mis amigos que se unieran en un complot contra mí.

—Lo único que quieres es que me humille ante ti, Rebecca, y no vas a lograr conseguirlo. Mañana es mi boda, y si no quieres que te quite de la lista, cierra la boca y deja de delirar.

—No son delirios, es la maldita verdad. ¿Dónde lo escondiste? ¿En casa de tu novio?

—Reed no tiene nada qué ver en esto.

—Mientes. Él dijo que conocía a la persona que tenía mi diario, y cuando lo dijo no le creí en lo absoluto, pero ahora lo creo. Tú eres esa persona. Fuiste tú desde el principio. —Isa se rio fastidiada por lo bajo, le hizo una seña a la costurera y esta se alejó.

Vamos, Rebecca, sabes que no te equivocas al pensar que tu propia hermana te odia.

—Espero que estés contenta. Arruinas todo lo que tocas, incluso arruinas a Denzel.




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