Diario de dos

Capítulo 30

Después de que me terminé de arreglar para la gran boda, alguien tocó mi puerta.

—Mi promesa está hecha —al abrirla, me encontré con Jayden. Como supuse, vendría por la mañana para cumplir lo que nos había prometido a mí y a Denzel.

No puedo creer hasta dónde hemos llegado.

—Pasa. —hablé cortantemente. En realidad me sentía muy nerviosa este día, no tenía ni la menor idea de cuáles sorpresas me encontraría—. ¿No te vio alguien?

—No, pasé desapercibido. Tu novio se encargó de que me dieran trabajo como empleado de la decoración, así que nadie lo notará.

—Muy bien. —Me crucé de brazos—. Ahora dime dónde está mi diario, Jayden.

Después de que hizo un ademán, asintió con la cabeza.

Salimos de la habitación y él me guio hasta la habitación…

— ¿Qué hacemos aquí? —protesté insegura.

—Tú querías saber dónde estaba tu diario. Está en el primer cajón del primer buró. —él se quedó en el umbral de la puerta.

—Pero es la…

—Solo entra, Rebecca. —y lo hice.

Caminé lentamente hasta el primer buró y abrí el primer cajón.

Ahí estaba mi diario. Mi estúpido diario estaba descansando ahí. Lo sostuve entre mis manos y lo hojeé. Definitivamente lo era.

—Te dije que no estaba mintiendo. —Jayden habló detrás de mí—. Tu diario siempre estuvo en tu casa.

La rabia y la tristeza me estaban ahogando.

—Ahora debes cumplir, Rebecca.

—Pero es la habitación de mi madre —la boca se me quebró—. ¿Cómo es que mi madre mantuvo escondido mi diario todo este tiempo? ¿Isa lo escondió?

—No, Rebecca. —espetó—. Tu madre es quien expuso tu diario.

—Rebecca —ambos nos dimos la vuelta y vimos a mi madre de pie en el umbral de su habitación. Ella tenía una expresión de miedo y arrepentimiento.

Jayden salió sin que tuviésemos qué pedirle espacio y ella cerró la puerta.

Me senté en la orilla de la cama, aún con el diario en mis manos. He arruinado mi maldito maquillaje.

—Puedo explicarte, hija… —mi madre se acercó y se sentó al lado de mí. No puedo creer que ella, mi propia madre, fue capaz de hacerme algo así—. No es lo que…

—Tú me destruiste —ya no me quedaba aliento, solo expresiones de furia—. ¿Por qué me hiciste esto?

Ella se quedó en silencio.

—No te quedes callada, necesito que me digas…

—Lo lamento, hija. Era la única forma de que perdieras tus obsesiones y conocieras a otro chico que no fuera Jayden Foster —me reí por lo bajo.

—Eso no explica nada, mamá. ¡Tú expusiste mi diario! ¡Permitiste que me humillaran cientos de veces! ¡Por tu culpa sufrí!

—Lo sé. Pero quiero que sepas que lo hice por tu bien. Yo solo…, yo solo quería que vivieras más, que te interesaras en otros chicos, pero terminé arruinándolo porque ahora estás esperando un bebé de Denzel Derricks y…

—Esto es…

—Las cosas se salieron de control. Estabas tan deprimida y…

—No quiero saber más. Está claro que tú querías que toda mi vida se fuera a la mierda, ¡y te felicito! ¡Conseguiste lo que querías!

—No, no conseguí lo que quería porque ahora sabes la verdad. —se quitó los lentes y comenzó a sollozar—. Lamento todo el daño que te causé.

—Espero que estés satisfecha, mamá. Hoy perdiste una hija, y más tarde perderás a otra.

—Lo hice por ti, Rebecca. —masculló—. Necesito que sepas que Jayden Foster…

—No quiero saber nada más. —me levanté.

—La verdadera razón por la que publiqué tu diario fue porque estabas obsesionada con Jayden Foster, yo misma fui a decirle que se alejara de ti.

— ¿Por qué carajos harías eso? —mascullé.

—Lo hice porque Jayden Foster es tu hermanastro, Rebecca. —mi cuerpo se congeló por completo.

— ¿De qué estás hablando? —enarqué las cejas.

—Tu padre se apellidaba Foster. Nos dejó porque su amante estaba embarazada, viven en otra parte, él y su madre, y tu padre les hizo lo mismo que a nosotras. Pero Jayden Foster es tu hermanastro.

— ¿Cómo sabes que es él? ¡Hay miles de personas apellidadas así!

—Yo misma lo averigüé. Tu padre se hizo una prueba de paternidad, y cuando supe que si era su hijo estuve en contacto con esa mujer que lo tuvo. Cuando supe que estabas enamorada de él fui a decirles que se fueran de Seattle, pero no quisieron. Así que le advertí a Jayden Foster que ni siquiera respirara el mismo aire que tú. Y cuando leí las cosas que escribías, yo solo pensaba en protegerte…

—Esa es la peor protección que una madre podría hacer.

—Lo lamento, cariño. Era la única forma de poder protegerte de esos monstruos.

Irónico, los dañinos eran los Foster, no los Derricks.

—Te juro que pensé que mi padre era Tyler Derricks —suspiré cansada—. Eres mi madre, pero no puedo perdonarte esto tan fácilmente. —y salí de su habitación.

 

(…)

 

Terminé de contarle a Denzel lo sucedido y su cara se mantuvo seria todo el tiempo. Había pasado mucho tiempo desde que lo conocí y mi diario se expuso en mi universidad, y ahora que sabíamos quién fue la persona que quería “protegerme” de una verdad absurda, no teníamos palabras.

Nunca imaginé que las palabras se irían solas al saber que mi madre era quien tenía mi diario y que por alguna razón nunca se detuvo a pesar de los problemas que había causado. ¿Jayden Foster era mi hermanastro? El estómago se me revolvía de solo pensar que hace mucho estaba enamorada de él, ¡de mi propio hermanastro!

Nunca conocí a mi padre, pero algo dentro de mí siente que su rostro era el mismo que el de Jayden, ¡y eso es literalmente asqueroso!

Lo bueno de todo esto es que mi padre no terminó siendo Tyler Derricks, porque ese sería un impedimento para estar con Denzel, ya que sería mi primo. Esto es demasiado loco incluso para una chica tan “normal” como yo…

Nos encontrábamos en el lugar dónde se daría a cabo la boda. Mi hermana se había lucido en la decoración, pero nadie más sabía sobre su plan de robarle dinero a su prometido, engañar a su amante y huir sola a algún lugar en el mundo donde no la encontraran.




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