Parece que apenas fue ayer, cuando los árboles florecían y el cielo se teñía durante el día trayendo calidez al corazón del humano mientras los verdes campos se mecían al son del viento.
Pero hoy, la primavera parece aferrarse al invierno, la mitad de los días se han tornado grises, y las plantas no florecen como solían hacerlo, pese a que el sol ilumina las mañanas y durante las tardes su calor es abrazador, no para nutrir al espíritu, sino para derretir el cuerpo mientras consume el alma, por otro lado, la que alguna vez fue suave música en el viento, ahora son crueles alaridos…
Alguna vez la más brillante de las estaciones, hoy, querida primavera te has tornado oscura al igual que mi corazón, el cual ha comenzado a llorar en un silencioso quejido pues la corrupción del alma poco a poco se ha extendido.
Entre las sombras se extienden los malos recuerdos y crueles sucesos que han marcado mi existencia.
Mientras la oscuridad intenta alcanzar los rincones de mi aflijido corazón, por instinto, busco aferrarme a la cálida luz del mundo, pero, a pesar que los sentidos intentan gozar de los buenos momentos de la primavera, el calor del sol, la lluvia y los colores de las flores no son suficientes para desvanecer la oscuridad de mi ser.
Hoy, querida primavera, te has tornado oscura como las nubes que anuncian tormenta.