Y de nuevo te he soñado, aunque tu rostro aparece distorsionado o cubierto por las sombras, aun llevo presente tu voz.
Aun cuando en los varios escenarios que conformaban mis sueños te exijo que te vayas, al final has sido tú quien tomo la decisión de quedarse.
Afirmaste que me cuidarías de los otros actores irreconocibles que componían parte de esta obra llamada sueño, pues según tú soy propensa al peligro. ¡Ni quien te lo crea! Pues sea en estos escenarios o en el mundo real, tu sarcasmo es inútil en mi presencia.
Ambos sabemos que no se trata de protegerme del dichoso peligro. Solo quieres que sea de tu propiedad y que tu ego crezca por la superioridad que invade en mayoría a la comunidad masculina.
Patético
Hemos entrado en un nuevo escenario igual de confuso que los anteriores.
En un inicio creo ser prisionera o sirviente tuyo -pensar en eso me produce ardor en el estómago- pero la evidencia muestra que evidentemente solo soy una invitada tuya, pero me siento con ataduras imposibles de ver. No intento escapar al notar tu presencia en el umbral, solo te observo con indiferencia...
Indiferencia. Dulce, dulce indiferencia que me permite lidiar con nuestra última actuación antes de que el telón descienda y me deje en la penumbra con el eco de tu voz