Diario de un amigo imaginario

Diario de una persona incompleta II

Que tonta fui, debí decírselo, estaba en frente mío, debí pedir ayuda, ahora soy cómplice de esto, solo tuve miedo, pero ya no hay vuelta atrás...

Nicolás entra –Todo salió bien- dice sonriendo, pero nervioso.

-¿Salió bien? ¡Nada de todo esto está bien, eres un maldito enfermo cómo se te ocurre secuestrar a un niño!- dice Georgina mientras entra.

Si, fue eso lo que hizo, cuándo la profesora se percató de que un niño estaba con Valerio en el cobertizo ella y nosotras nos alteramos.

-¡Es, un niño, un niño de verdad!- dijo espantada, y se acercó a él.

-Siempre lo fue, viste mamá te lo dije, y tu decías que era invisible.

Georgina lo miró y nerviosa le dijo -¿De qué niño hablas? Yo no veo a nadie, esa mujer está loca, como vos, ahora vete a tu cuarto.

-Tu si la ves ¿Verdad Lupe?- me preguntó.

-No- respondí. Y él se fue a su cuarto.

-No puedo creerlo- decía Oriana mientras lloraba y tocaba la mano del niño para saber si tenía pulso –Si lo tiene, aún está bien- se levanta y lo levanta, el niño estaba… simplemente era horrible, estaba drogado por lo que parecía. -¡Qué hacen ahí llamen a una ambulancia!- gritó ella mientras traba de sacarle la cadena del pie al niño.

-No lo harán- dice una voz masculina fuera del cobertizo, volteé y era Nicolás. –Él es Tomas, el amigo de mi hijo, el mejor amigo, no pueden dejarlo devuelta sin él.

-¿Qué?- dijo esposa susurrándole.

-Eres un, un…. ¡Estás loco!- gritó la profesora.

-Si llaman, les diré que ustedes fueron cómplices, después de todo el niño ha estado aquí desde hace días, y no pueden simplemente no darse cuenta, ni mucho menos la empleada que limpia toda la casa, o la madre que supongo siempre está atenta a su hijo, o la profesora que le enseña siempre y nunca se percató de que su alumno tenía un amigo en su cobertizo. Es simplemente estúpido- amenazó Nicolás.

-No me importa igual llamaré- dijo Oriana y en el intento de salir, él la agarró y ella empezó a gritas, le tapó la boca. Yo y Georgina solo mirábamos.

-¡Vamos ayúdenme!- dijo él, no sé por qué, pero lo hicimos. La llevamos a la cocina y la dejamos atada en una silla, le tapamos la boca con un trapo. Ella gritaba, pero de nada servía, mi corazón palpitó tanto que pensé que moriría, aunque dadas las circunstancias, hubiera preferido eso, y Georgina solo estaba callada y con una cara que no tenía expresión.

-Genial, ahora qué aremos- dijo él. -¡Respondan!- nosotras nos asustamos, un escalofríos pasó por mi cuerpo y creo que por el de su mujer también.

lo sé- respondí.

-Yo tampoco- agregó ella. La profesora seguía gritando.

-¡Cállate maldita perra!- le dice a Oriana y ella llora –Eres una maldita entrometida, ¿crees que puedes dejar a mi hijo sin amigo? Pues no será así, no debiste meterte- ella seguía llorando.

-¡Oofagoo!- decía mientras lloraba, creo que quiso decir “por favor”.

Una lágrima cayó en ese momento y era mía. La señora seguía así, sin expresión, casi muerta.

-Lupe- yo me exalto y lo miro –por favor quédate aquí, con esta y tu Georgina asegúrate de que ella no haga nada- dijo y se retiró.

En ese momento la profesora se calmó y nos quedó mirando, luego solo miró a Georgina. Y yo me dirigí al teléfono de la casa.

-No- me dijo ella –no lo hagas.

-Pero…

-¡Acaso quieres ir presa!- gritó -¡solo deja ese maldito teléfono y quédate quieta!- yo cedí, no sabía qué hacer, ni ahora tampoco. En ese momento él entró con un cuchillo, sentí algo en mi cuerpo, y me desmayé.

 

 

-Lupe, Lupe ¡despierta!- me dijó la señora. Y yo abrí mis ojos -la maldita llamó a la policía no sé como pero se desató y llamó aunque no dijo nada de todas formas creo que vendrán, levántate- veía borroso y en eso que intento levantarme veo que Nicolás llevaba a ese niño… a… ¿Tomas?

Quise preguntar dónde estaba la profesora, qué habían hecho con ella, pero tuve miedo.

-Tú solo síguenos la corriente- dijo él –Dormí a Valerio y a Tomas, así nos ahorraremos problemas, recuerda ellos están dormidos y son mis hijso- y luego la policía llegó.

 

-Lo hecho, hecho está- dice.

-¡No digas eso!, ¿qué se supone que aremos ahora?, hay un niño secuestrado y una mujer tam…- y se tira al piso, vomita.

-Lo hice por nuestro hijo, ¿qué no lo ves mi amor?

-No trates de hacerlo, no justifiques, simplemente es una locura, ¡estás loco!

-¡Tal vez! Pero por lo menos yo hago feliz a mi hijo.

-¡Ese no es el maldito punto! Es simplemente enfermo lo que hiciste- dice llorando y gritando -¿Qué aremos ahora, cómo seguiremos, nos condenaste a todos, todo por tú maldita locura!- se agarra el cabello y camina de ida y vuelta, desesperada.



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En el texto hay: misterio

Editado: 06.10.2019

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