Empezaron las clases del tercer año de secundaria y como era normal, el primer día solíamos dar un examen de nivelación que según nuestra nota nos ponían entre los dos salones A y B.
No esperaba mucho de mí, mi vida que por un momento había mejorado empezaba a caer, eran las amistades que decían ser ciertas las que me divertían y me daban ánimos de ir al colegio.
Empezamos a jugar un nuevo juego, se llamaba RAKION un juego de acción y estrategia, donde conocimos a dos chicos más que se incorporarían al grupo, Bryan y Daniel, ellos llevaban más tiempo jugando ese juego y por lógica eran mejores que nosotros, aunque recién cursaban el segundo año de secundaria.
Al día siguiente nos formamos en el patio del salón y llamaban a los integrantes de cada salón, tenía miedo, había la posibilidad de que me separasen de alim y Anthony yo había dado mal mi examen y no me llevaba bien con los chancones de la A, tampoco con los que causaban desorden en el salón, era una especie amenazante, un lugar al que si iba de seguro pelearia con alguien porque invaderian mi privacidad, aunque perdiera.
Alim fue llamado al salón de la b, luego yo y seguido Anthony con miguel, fue quizá parte del destino que desde primero no nos separáramos aun dando exámenes en distintos salones.
Cada uno era bueno en algo, pero tenían debilidades, debilidades que para nosotros era muy fácil, si se trataba de un problema de matemáticas entre los tres no había uno que no podíamos resolver.
Guardamos nuestras mochilas en sillas juntas para conversar, jugar, hacer locuras, era nuestro mundo cerrado, creo que ninguno de nosotros encajaría en otro grupo, y no podíamos vivir si faltara alguno, seria aburrido una amistad de dos.
Nuestro salón era el número cuatro casi al medio, salimos y seguíamos viendo quienes más estarían en el salón en eso la auxiliar dijo algo que mi felicidad en un segundo terminaría deprimiéndome.
¡JAZMIN PEREZ MARAVI¡, ella estaría en mi salón, supongo que esto iba a ser difícil después de todo.
El director del colegio nos llamó la atención y pidió de entráramos a dentro, él era también el profesor que nos enseñaría la materia de química, era el más respetado y en sus horas de clase nadie se atrevía hacer bromas, ni siquiera susurrar, la presión era tan alta que ni los más rebeldes se atrevían a decir una palabra, tampoco había tiempo, cada cinco minutos salían entre 4 a 5 a desarrollar ejercicios en forma consecutiva.
En el boletín que nos daba los 20 primeros era algo básico que cualquiera podía desarrollarlos, pero para llegar al ejercicio 60, era algo que tenías que ser salado para que te toque el ultimo, porque era el ejercicio más difícil.
Ese año tuvo muchos cambios, nuevos cursos, nuevos alumnos, nuevas maestras.
Al tercer día de clases pude ver que ella tenía nuevas amigas, y una chica muy peculiar, una chica gordita pero muy carismática, me agradaba pero se me era tedioso acercarme a ella, cuando el profesor de química aun no llegaba nos pusimos a correr por todo el salón, yo ,Rozmel, Rony, y otros, hicimos caer sus cosas y cuando ella las recogía ella se quejó diciendo que se le había perdido 10 soles y a nosotros que pasamos por su asiento nos hicieron salir al frente y delante de todos nos empezaron a interrogar, a mis amigos les daba igual, pero a mí, a mí me avergonzaba estar al frente por un problema de supuesto robo, malograba mi imagen frente a Jazmín y peor aún ella era su amiga.
Todo los del salón la tomaron de mentirosa y por parte de los chicos en su mayoría fue odiada.
El miércoles nos tocó un curso bastante peculiar y en mi caso nunca pensé que sería de mi agrado, peor aún que la maestra me ayudaría en mis primeros pasos hacia la poesía.
Me gustaba oír las historias de autores clásicos, pero odiaba leerlos, era muy aburrido, y tedioso, prefería ver una peli y mejor aún ir a jugar con mis amigos.
Pero a la siguiente semana cuando entramos a la sala de computo Leidy dijo que sabía poesía y yo en tono de burla le dije que no podía saber más que yo, claro me había leído toda la obra de Bequer para alagar a Fressia durante todas las vacaciones, y me sabía de memoria muchos de ellos. Ella tomo interés en mi cuando dije eso, podía ver que me hablaba más que las otras chicas y eso era un problema, para mis amigos eso significaba ser la burla de ellos y ser rechazado por los otros grupos, no me quedaba otra opción más que evitarla.
Aun así, había un problema ella era amiga de Jazmín y se había enterado lo mucho que me gustaba, ella insistía en que le hablara y era ella su excusa para hablarme sin que terminara diciendo que estaba ocupado.
En el curso de literatura diseñaron un mecanismo para separar a los grupos y así ayudaba a socializar más a los alumnos con otros que ni siquiera se dirigían la palabra.
En mi caso termine sentándome atrás de ella, no quise hacerlo me quede atrás en la misma fila, pero dejando un gran espacio, como el espacio que ocuparían dos mesas más delante mío,un gran grupo me fastidiaba y no podía hacer nada, solo pedía que ella no se enojase, solo quería que no piense que fui yo quien hizo todo eso porque no fue así nunca hubiera querido acercarme a ella, pero así fue tuve que soportarla una semana a delante mío, aunque debo confesar que esos días fueron días de filosofía, cruzaba mis brazos y mirando su cabello, me preguntaba si la quería, si la amaba, no estaba seguro de si la amaba.
Empecé a tener conversaciones cortas con ella por Facebook y pasado dos semanas le pedí perdón si no le hablaba en el salón, pero era porque sabía que me molestarían.
Pero Leidy encontró la manera de que yo la hablara, ella supo cuál era mi debilidad y es que yo siempre acepto desafíos y ella me desafío a hablarle, cuando me negué me empezó a llamar cobarde, creo yo, no hay un chico que en su sano juicio acepte que le digan cobarde.
Acepte su desafío le dije que le hablaría en la salida, la seguí, esperando el momento en donde no haya muchas personas y cerca de llegar a la alameda se presentó el momento, me puse a su costado y le dije: