Diario De Un Asesino Serial

EPÍLOGO

Narrador Omnisciente:

El joven Jonathan salió de su casa hecho un desastre. No durmió en toda la noche, solo se dedicó a escribir y pensar en que iba a decir cuando tuviera en frente suyo, al asesino más despiadado de la historia. Muchas personas dicen que no importa la cantidad, sino la calidad. Con Daniel Montenegro sucedió lo mismo, qué importancia tiene, si fueron veinte personas, cien o solo cuatro, los métodos fueron los más macabros. Resucitó toda una época de crueldad.

El viaje duró quince minutos. Llegó a las ocho y cinco. Sabía que eran cinco minutos de tardanza, pero se preocupó demasiado. Estaba nervioso y ansioso. No tenía idea sobre lo que iban a hablar. O como irían a reaccionar Ni siquiera sabía por dónde empezar. Iba a tocar la puerta, pero no tenía fuerzas suficientes o valor suficiente. En sus manos traía ese objeto, mejor dicho ese libro, para ser más específicos aquel diario, que había llenado su vida de problemas. Encontrarlo había sido un error, seguir la investigación y pretender ser Sherlock Holmes lo dirigió derechito hasta su muerte.

Tenía un presentimiento, nada iba a salir bien. Esa era la última vez que había salido de su casa. Su ex casa mejor dicho, ya nunca regresaría. Miró el cielo por última vez y se dijo con mucha confianza que Dios existía. El destino lo había llevado por ese camino, porque quizá había una razón. Quizá su muerte no sería en vano. “Cuenta nuestra historia para liberarnos” habían dicho esas voces, quizá pudo liberar a algunas. Pero él no creía mucho en situaciones paranormales, no tenían explicación. Le echó la culpa a la paranoia y tocó aquel timbre de color blanco que estaba en la pared.

De repente, sintió que la muerte se acercaba a cada pasó. Creyó que se desmayaría en ese mismo instante. El tiempo que duró la puerta en abrirse se le hiso eterno. Y luego lo vio, tal cual el diario lo describió. Un hombre medianamente alto, con cabellos rubios, tez blanca y ojos negros como una noche sin luna ni estrellas, estaba parado delante de él. Su cara, esbozó una enorme sonrisa cuando miró el objeto que traía aquel muchacho de veintitrés años entre sus brazos.

-Así que ese era el motivo que tenía que ver con vidas implicas- Daniel se cruzó de brazos, cada palabra pronunciada le dio a Jonathan un escalofrío. Pero sabía, que no debía demostrar miedo, de eso se alimentaba y él no iba a permitírselo.

-Yo en verdad no sé qué decir, solo creo que se me ocurre preguntarle ¿Por qué mantener esto escondido durante tanto años y nunca revelárselo a nadie? ¿Cómo hace su conciencia para descansar? -Jonathan intentó con todas sus fuerzas no tartamudear. Se repetía “no tengas miedo, no tengas miedo”.

-Bueno muchacho todo el mundo tiene un secreto. Solo que algunos lo esconden mejor que otros ¿Te importaría pasar? Es mejor hablar esto con comodidad.

Jonathan lo dudó. Titubeó al momento de caminar, pero sabía que debía ser valiente. No había hecho tanto, para nada. Asintió con la cabeza y cruzó la puerta, ya estaba dentro. Detrás de él un Daniel Montenegro bastante sonriente cerró la única salida disponible y quedaron los dos a solas…



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En el texto hay: asesino serial, torturas, venganza

Editado: 15.07.2018

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