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Febrero 23, 19...

He tardado en cumplir mi promesa. Mis ojos veían este diario y comenzaban a llorar.

Pero hoy será...

Al principio sólo sentí su olor. Pero al levantar la vista, todo su ser, perfecto, maravilloso, despiadadamente hermoso, se presentaba ante mí a escasos centímetros. Tan cerca que, estoy seguro, estiraba mi brazo y podía tocarlo.

Nunca antes lo había tenido tan cerca. ¡Nunca antes Mew me había mirado a los ojos!

Confieso que mil veces he soñado, dormido y despierto, que me miraba y que nunca más tendría ojos para mirar a nadie más.

Pero aunque lo había sentido mirarme en mis ensoñaciones, no estaba preparado para lo que siguió. 

Inspiró una bocanada de aire y su mirada se volvió gélida. 

Antes de eso me pareció haber visto un atisbo de sonrisa, que aunque sé que sería por pura cortesía. Y cuando sentí que exalaba,  su aliento me golpeó el rostro y lo recordé. El símbolo que había visto en la pared de su casa. El había heredado el don de reconocer a un cambia formas con sólo percibir su olor.

Me miró altivo y comenzó a alejarse. Y al pasar junto a mí me llegaron sus palabras. Palabras que me resultaron más frías que aquel gélido invierno que se cernía sobre nosotros aquel año.

–Este no es un sitio adecuado para un cambia formas como tú.

Sentí que por un momento mi corazón se detuvo en mi pecho congelado.

Avancé un paso, consciente de que todo mi cuerpo temblaba y no por la nieve que había empezado a caer con más intensidad.

Y entonces volví a oír su voz y deseé caer muerto allí mismo.

– No hay sitio adecuado en ninguna parte del mundo para un cambia formas como tú...

Y con mi mirada turbia y el corazón muriendo en mi pecho, lo vi alejarse por el camino helado, sin voltear a mirarme ni una sola vez...