Diario de un corazón roto

Día 82

Estaba leyendo la historia de Hades y Perséfone.
Era lindo y triste a la vez...

Deméter diosa de la fertilidad y madre de Perséfone la tenía siempre alejada de los demás dioses del olimpo, ya que su hija era muy hermosa y cortejada por los dioses.

Lo que no tomó en cuenta la sobreprotectora madre, es que había un dios que frecuentaba más la tierra y sus profundidades que el propio Olimpo. Fue precisamente en un caluroso día, mientras Perséfone recogía flores, en compañía de sus ninfas, se llevó a cabo el suceso que cambiaría su vida  para siempre. 

En medio de los prados, luego de un estruendoso crujido que cimbro el suelo, de entre las entrañas de la tierra se abrió una gran grieta de la que emergió un majestuoso carruaje oscuro tirado por temibles corceles negros, que era conducido por el propio dios del Inframundo, el magnífico y terrible Hades, cubierto por sombras oscuras. Las aterradas ninfas huyeron del lugar de inmediato, abandonando a Perséfone a su suerte, por lo cual, serían castigas después por Deméter, convirtiéndolas en sirenas.

El poderoso dios en persona, se acercó hasta la doncella, y de un solo movimiento se hizo de ella, subiéndola dentro de su carruaje, internándose en la gran grieta, desapareciendo con la joven, del mismo modo y rapidez con la que había aparecido.

Deméter, después de buscar desesperadamente a su hija, sin éxito, por fin Helios, el sol que todo lo ve, al compadecerse de la madre, le contó lo sucedido, quien ni tarda ni perezosa acudió al padre de los dioses para que le pidiera a Hades, la devolución inmediata de la joven.

Zeus se negó. Ya que no se trataba de cualquier dios, sino del señor del inframundo, su hermano mayor, eso sin contar que muy probablemente estuviera de acuerdo con él y su plan de hacerse de Perséfone por la fuerza. Pero Deméter no estaba dispuesta a darse por vencida, y decidió abandonar sus deberes con la tierra, dejándola morir, sin cosechas, sin semillas, sin frutos, sin flores. La tierra agonizaba y Zeus no podía permitir semejante situación. Fue cuando el rey del Olimpo tuvo que intervenir, envió a Hermes de mensajero para que esta vez, le exigiera a Hades que dejara regresar a la hija con su madre.

en un último intento, Hades ordenó al jardinero engañar a Perséfone para que comiera seis semillas de granada, (un símbolo de fidelidad en el matrimonio y en otra versiones una fruta que ata al inframundo) por lo que ya no era posible dejarla marchar. 

Así se dio un acuerdo, ella pasaría seis meses con su madre y los otros seis meses con Hades.

Así nació la reina del inframundo y la diosa de las estaciones del año.

También había leído que se dice que a pesar de la forma en la que se llevó a su esposa, ella le amaba...

 



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En el texto hay: tristeza, desamor, diario

Editado: 01.11.2020

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