- Comencemos de nuevo, me dices que no puedes dormir bien en las noches, ¿debido a que te despiertas a las 3 am y comienzas a ver y escuchar cosas?, su rostro me refleja escepticismo
- Si, ya no sé qué hacer, ¡me estoy volviendo loco!, es insoportable la zozobra, no sé qué va a suceder ahora, nunca se lo había dicho a nadie, ni siquiera creo haberlo dicho alguna vez en voz alta. Lo miro con sinceridad y preocupación.
- Entiendo, por el momento, en mi opinión estás incapacitado psicológicamente para ver pacientes.
- ¡No, por favor todo menos eso!, es lo único que me mantiene cuerdo. Es lo único a lo que puedo aferrarme, es todo lo real qué hay en mi vida. Estoy desesperado ayúdeme, pero no me incapacite. Le digo de forma desesperada esperando un atisbo de comprensión en su mirada, pero solo consigo lastima y severidad.
- Lo lamento Aarón, debo proteger también a tus pacientes y en este momento en tu condición actual eres un peligro para los demás y para ti mismo. Estabas bajo mucha presión, lo mejor es darte un respiro, la consulta es algo muy estresante, en mi opinión profesional esto te hará bien.
- Richard por favor, sabes que me estás aislando del mundo, no estoy loco, solo necesito tu ayuda, para saber que está sucediendo conmigo.
- Es mi decisión final, pasare mi evaluación al comité de ética del hospital, estarás bajo mi observación semanal, según tu progreso podrás volver a la consulta y a ver tus pacientes, tranquilo todo va a estar bien, todos hemos tenido un mal momento.
Y así fue como se fue toda mi vida al drenaje en un solo instante, mi prestigio y la poca dignidad que me quedaba. Busque a Richard por ser mi amigo, pensé que él me entendería, no fue así, me ha declarado incapacitado para ver pacientes, siento que solo apretó más el nudo de la soga en mi cuello, si es verdad que me estaba volviendo loco, el alejarme de la realidad solo haría que empeorara más. Pero estoy seguro que no estoy loco, solo debo probarlo, debo asegurarme. Encontraré las pruebas qué necesito y todo mejorara.