Diario de un espestrofobico

Una luz en la oscuridad

Despierto, el aire frío llena la habitación, está helando, veo mi respiración, escucho las gotas de agua caer y golpearle vidrio de la ventana, la habitación está impregnada de un olor a petricor, hace demasiado frío, las mantas no son suficiente, enciendo la chimenea, evitó mirar el reloj.

Cierro las puertas de la habitación para que se caliente, me siento frente al fuego a pensar en todo lo que ha sucedido, si habrá sido una buena decisión hablar con Richard y contarle todo lo que estaba sucediendo conmigo, en mi mente, a veces no estoy seguro de que es real y que no. Ya la verdad no lo sé.

La lluvia aumenta, las gotas golpean más fuerte, se escuchan caer con violencia contra el tejado, el fuego chisporrotea, de repente veo una silueta, una mujer, con un vestido grande muy hermoso, me sobresalto, me sobo los ojos y al abrirlos ya no está ahí, el latido de mi corazón es tan fuerte que lo escucho en mis oídos.

Miro el fuego con detenimiento, respiro, acaso que hay más allá, ¿acaso todo está fuera de control? O ¿seré yo el que está fuera de control?, ya no estoy muy seguro de nada, ni siquiera de mí mismo.

La Luz de un trueno ilumina la habitación, el ruido rompe mi flujo de pensamiento, ¿acaso habrá alguien allá afuera que me entienda?, o ¿qué siquiera me crea?. Me tumbo en la cama boca arriba, el cuarto está tibio de nuevo, he logrado sacar el frío de la noche de la habitación. Pero por qué no me será posible sacar tú nombre de mi mente.

Aldana, juro que sabré quién eres, la luz del trueno me ciega momentáneamente y te veo sentada en el borde de la cama, en una bata blanca de seda, me siento en la cama preso del pánico, pero de nuevo te desvaneces ante mis ojos, ¿acaso en esta casa no puedo tener un instante de paz?, si eres real por qué no me dices que es lo que quieres de mí y dejas de torturarme, ya no puedo más con esto.

Me meto de nuevo bajo las mantas, me tomo un par de calmantes, me doy la vuelta, respiró profundo y fijo mi mirada en la ventana viendo las gotas de agua reventar contra ella, tras unos minutos los calmantes hacen efecto y me transporto de nuevo a ese mismo sueño. Pero esta vez veo tu cadavérica mano cayendo al vacío, un vacío infinito del cual no te puedo salvar.



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En el texto hay: asesinato, miedo, psicopatia

Editado: 10.09.2018

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