Diario de un guerrero y un herrero - Máleran 3 | libro 3.

Noveno Capítulo - El elixir.

Notas de Makkia Vilril: Fecha primero de junio de mil cuatrocientos treinta y dos, espero alguna vez poder salir de esta prisión, este castillo ya me ha cansado lo único que me mantiene bien y mal es el Gumarum. ¿Cuándo podré salir al mundo?

Tiempo:

8:50 am, 13 de abril de 685.

Lugar: 

Pueblo Darran, Sector Tres, Continente Ranmer.

 

La fragua se estaba empezando a calentar nuevamente, era bastante simple pero efectiva para los trabajos que empleaba Ripper. Era una mesa de ladrillos que estaban aferrados unos a otros con ayuda de barro y cemento, en la base de la mesa había un hueco como si de una fuente se tratase, todo había sido picado a mano por obra del asistente y amigo de Ripper, Raslyl. 

Ripper se agachó para observar el interior de la mesa, que ardía a temperaturas inhumanas, abrió una pequeña puerta y la oleada de calor hizo sudar la frente del hombre, soplo un par de veces avivando el fuego y cerró nuevamente la pequeña puerta, paso su brazo por su frente y secándose despeinando un poco su cabello castaño.

Por Narelam no tendría que haberme quedado jugando al Di-Ho-Ku con Fabel hasta tan tarde, pensó Ripper soltando un bostezo y caminando lentamente hacia un costado de su taller repleto de yunques, herramientas no terminadas y leña cortada. Levanto un pequeño yunque del tamaño de una cabeza, camino lentamente por el peso que le propiciaba aquel objeto depositándolo sobre la “fuente” de ladrillos, en pocos segundos aquel objeto paso de estar color gris oscuro para transformarse a un rojo anaranjado, tomo un par de pinzas y del interior de la mesa (que fungía como horno) saco una lamina de acero totalmente caliente y amarillenta, tomo su martillo de la mesa del costado y con suma delicadeza pero cierta fuerza, comenzó a golpear la barra amarillenta contra el yunque, luego de varios minutos de moldear aquella barra con golpes precisos el vapor comenzó a salir y lo cual le dificulto la vista, parpadeó y por un par de segundos Ripper cerro sus ojos golpeando los dedos que sostenían la pinza, el hombre grito del dolor soltando todas sus herramientas agarrando sus dedos totalmente ensangrentados comenzó a caminar para atrás lentamente y trastabillo con otro par de herramientas su cuerpo comenzó a caer justo donde se encontraban unos cuchillos de un encargo de hacia varias semanas, en aquel momento recordó no haber guardado aquellos objetos, por los espíritus, maldijo Ripper Gravana dentro e su cabeza a medida que caía sin oportunidad alguna de aferrarse a algo para evitar otro golpe, o peor aún otro corte.

De los cuatro dedos que estaban sangrando, salió más sangre, pero esta tenía un color rojo más brillante y claro. Como una serpiente la sangre fue cayendo hasta clavarse en la tierra dejando formado un bastón zigzagueante, inmediatamente la sangre dejó de temblar como gelatina quedando totalmente dura como la piedra y al mismo tiempo aquel rojo brillante desapareció para ser reemplazado por un rojo más oscuro, como si la sangre que acabase de sacar Ripper hubiera estado fuera de su cuerpo por días y se hubiera coagulado, el hombre se apoyó en el bastón que había formado con su sangre y se levantó luego de haber estado a pocos centímetros de aquellos filosos cuchillos, Ripper soltó un suspiro, gracias pensó. No esperaba que algo que odio tanto me salvara de un feroz golpe. Vuelve, vuelve ordeno el hombre de ojos negros como si la sangre no le hiciera caso, luego de unos segundos aquella sangre comenzó a ponerse del mismo rojo brillante que lo había hecho momentos antes, regresando a sus dedos sin problema. 

Soltó un suspiro más grande y una gran bocanada de aire, sus pupila se dirigieron hacia arriba y sus ojos quedaron completamente blancos, al momento siguiente se encontraba en su salón de trabajo miro hacia el frente y pudo ver que la soga que estaba atada de un postigo de la pared se rompía miro hacia el techo y pudo ver que aquella soga sostenía un yunque, que, justamente estaba sobre su cabeza el gran objeto comenzó a caer para aplastar a Ripper pero justo, su vista se quedó totalmente nublada para despertarse nuevamente en la misma situación mirando como la soga comenzaba a romperse, y como si de una fuerza física invisible se tratase fue empujado hacia un costado tirándolo al suelo, la soga se rompió y el yunque cayó al suelo aterrizando sobre la tierra, dejándolo incrustado sobre la misma.

¿Por qué me sigo salvando de todos los problemas? Se preguntó Ripper dentro de su cabeza, encima es a costa de estas cosas, miro su mano con sus dedos ensangrentados, si me hubiera salvado por mi cuenta seria menos humillante, pensó Ripper arañando su dedo de en medio con la uña de su pulgar a causa de la rabia. 

—Oiga amo Ripper ya he… —dijo un muchacho de cabeza rapada apenas le estaba creciendo el cabello y tenía un inmenso lunar sobre su ceja izquierda en su frente aparentaba unos veinte y cinco años mientras que su maestro Ripper Gravana aparentaba unos cincuenta—, ¡Pero que espíritus ha pasado aquí!

Ripper se giró y vio a su compañero.

—Oh joven Raslyl, has regresado —expresó Ripper levantándose restregando su cabeza—, solamente fue un contratiempo en un par de horas nos recuperaremos y entregaremos las lanzas a los soldados —Ripper comenzó a contarle todo lo acontecido a su pupilo. 

—Pero… Amo Ripper, no tiene que sentirse mal por sus dones ya se lo he dicho muchísimas veces. Cualquiera querría tenerlos, podrían hacer de este mundo un lugar mejor o peor desde el punto de vista de cada uno, pero lo importante es que usted fue a quien Narelam lo bendijo con esos dones, y yo sé que usted es buena persona. Debería agradecer estar vivo, si tan solo entrenara un poco poderes podría…



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En el texto hay: guerra, habilidades sobrehumanas

Editado: 18.03.2023

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