Diario de un guerrero y un herrero - Máleran 3 | libro 3.

Décimo cuarto Capítulo - Mi camino de venganza.

Notas de Makkia Vilril: Logramos salvar a mi amiga, y ahora debemos esperar la llegada de Las Buscadoras, tengo demasiado miedo de perder a alguno de los cinco.

 

Tiempo:

5:56 AM, 12 de marzo de 1934.

Lugar:

Mesetas de los Espíritus, al norte de la Nación de Fardoom, Continente Apsurer.

 

Los años habían pasado, Ripper y los demás se habían instalado a las afueras de la Nación de Acekrop, ya que el contrato que tenían con Lady Gina se les hacía imposible ausentarse de aquella Nación por mucho tiempo, tardaron más de cinco años en restaurar toda la flora de dicha ciudad. Las personas rara vez acudían hasta allí para pedirle algo a Ripper, se habían instalado en medio de uno de los bosques de las afueras. En aquel lugar se habían encargado de recrear una casa con los poderes de Ripper, las personas que acudían, eran las que realmente necesitaban un “milagro” por parte de Ripper. El esfuerzo que se debía hacer para llegar hasta el destino de Ripper, era inhumano, teniendo que superar, tormentas (las condiciones atmosféricas no eran las mejores por aquellos lados) depredadores descomunalmente grandes y salvajes. Caídas de árboles y desmoronamiento de montañas, que pasaban desapercibidos si uno sabía dónde pisar. 

Un total de mil escaleras precedían lo que se conocía como “Aldea de Chamán Ripper” ascendían por la ladera de la montaña con escaleras de cemento y en tramos tenían mosaicos, habían sido construidas por el mismo Ripper moldeando cada metro de la montaña. En la parte superior de ésta, había varias casas encerradas o protegidas (dependiendo el punto de vista) por una muralla de madera, tal y como en la Nación de Órohme. Claro que Ripper y sus otros dos compañeros no eran los únicos en vivir allí, eran cerca de quince habitantes, la mayoría eran personas sin una familia a la que volver, afortunadamente con el pasar de los años las demás familias se habían vuelto a sus respectivas Naciones. 

Ripper abrió los ojos, apartó sus dedos que formaban una pinza en sus dos manos y su poder dejó de fluir a través de él, los últimos escalones quedaron formados tan perfectos que parecían haber tenido una mano de obra de años de práctica. El material que se encontraba en varios recipientes como vasijas habían sido manipulados a la perfección por Ripper, Raslyl se acercó y negó repetidas veces con su cabeza:

—¿Dónde quedó el Ripper que quería hacer todo a mano? —preguntó el muchacho, las facciones de su rostro eran un poco más anchas al haber alcanzado la adultez por fin, su barba era poblada y no con los diminutos vellos que se esparcían por toda su barbilla. Su cuerpo se había vuelto más voluminoso y su voz más grave.

—En el pasado, junto con mis labores de herrero —dijo el hombre haciendo crujir su espalda. Numerosas canas se habían repartido por su cabellera negra, desde su oreja hasta donde terminaba su cabellera, era blanco ceniza—. ¿ha venido alguien?

—Desgraciadamente, si —expresó Raslyl—. Las probabilidades eran muy nulas y aun así llegan personas, pensé que ese era el hecho de que no habíamos alejado de las ciudades —Ripper restregó sus manos y caminó hacia el interior de la “Aldea del chamán Ripper”, valga la redundancia, había un total de diez casas. Estaban construidas en punta con troncos que chocaban entre ellos, cada casa tenía sus propios huertos y a un costado un sendero que llevaba hacia un pequeño lago (había cuatro entradas a lo largo de todas la muralla de madera) y podía nutrir los huertos gracias a un sistema de riego que había instalado uno de los pobladores. Los dos caminaron por todo el poblado, realmente era una forma de decirle ya que no se extendía mucho aproximadamente debía de medir un kilómetros desde una punta de la muralla a la otra—, esta persona ya ha venido antes amo Ripper —el hombre levantó una ceja. 

—¿Es la niña? —realmente no hay muchas opciones, pensó Ripper. De verdad quiero que sea ella, después de todo, pensó tocando su pecho hacia el interior de su remera y chaleco agarrando el frasco de líquido rojo. Tengo que utilizarlo en cualquier momento, mis setenta se están acercando y comienzo a sentirlo, pensó el hombre mirando sus arrugadas manos.

—No es la niña, amo Ripper —expresó Raslyl—. Estoy seguro que ella vendrá en cualquier momento.

—Creo que ya es hora de dejar de soñar Raslyl —dijo Ripper—, ya la hemos estado esperando por casi dos décadas.

—Lo se amo, pero ella dijo que volvería, ¿A quién acudiría si no? —pregunto Raslyl abriendo la puerta del hogar de su amo, él por su lado vivía a un costado de la casa en un lugar más pequeño. 

—Si puede viajar a través del tiempo, probablemente haya logrado contactar con otras personas y por otras personas, me refiero a Makkia Vilril. 

—No será así, ya verá que no amo —dijo Raslyl tragando saliva por la preocupación que le generaba aquello. Ripper se iba haciendo más viejo cada día, cada hora, cada minuto. ¿Qué haré cuando él se vaya? ¿A quién serviré? Se preguntó dentro de su mente.

—Esperemos que por Narelam la niña vuelva —dijo Ripper, saludado a Esmeralda con un beso en sus labios. La mujer ya tenía casi la misma edad que Ripper, y sus facciones delataban su edad a simple vista, Ripper desvió su mirada de Esmeralda para posarla sobre un anciano que se encontraba de espaldas sentado en su mesa, una mujer anciana estaba mirando a Ripper con una leve sonrisa, el hombre se giró para desvelar el mismo rostro angustiado que había visitado hacía tantos años a Ripper, en aquella antiguo hogar donde Esmeralda Flanagan vivía. Ripper lo reconoció al instante. 



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En el texto hay: guerra, habilidades sobrehumanas

Editado: 18.03.2023

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