Diario de un guerrero y un herrero - Máleran 3 | libro 3.

Décimo Quinto Capítulo - Exigencias de un Emperador.

Tiempo:

9:10 am, 20 de noviembre de 1974.

Lugar:

Mesetas de los Espíritus, al norte de la Nación de Fardoom, Continente Apsurer.

 

Ocho lustros habían pasado desde que Raslyl había vuelto de su viaje con Velicera Cadmar, Ripper tuvo que contratar a un sinfín de médicos del otro lado del océano de Taff, centrándose en los diferentes Condados del continente Ranmer para atender a Yandal.

Velicera volvía de la cascada que se encontraba a un par de kilómetros de la Aldea del Chamán Ripper Gravana líder de la Fabelización. Esmeralda recorría el camino junto a la mujer de cabello dorado.

—¿Puedes con eso Velicera? —preguntó Esmeralda viendo como Velicera se agachaba dejando a un lado el bidón de agua, respirando entrecortadamente.

—Sí Esmeralda… estoy bastante bien —contestó la mujer de cabello dorado—. Mis nauseas han empezado a empeorar desde hace tres días —expresó Velicera quien con su mirada perdida y piel pálida ladeó su cabeza hacia un costado del camino y apartando su rubio cabello comenzó a vomitar, Esmeralda se acercó hacia la mujer y tomó su largo cabello.

—No crees que… —expresó la mujer de cabello negro.

—No. No hay manera, ni forma. Es inexplicable —interrumpió Velicera limpiando su boca.

—Tienes que tenerlo como una posibilidad Velicera, de que tú… y Raslyl estén por tener…—dijo Esmeralda.

—¡No! —gritó Velicera, soltando un leve suspiro inmediatamente—. No puedo, ni quiero pensar en la posibilidad de estar embarazada —dijo la mujer de cabello rubio. De verdad que no quiero traer una persona al mundo, si nace con las condiciones que atormentan a toda la familia de Casako. Ni Ripper, ni Raslyl van a poder impedir que nazca con Crecimiento, pensaba Velicera agarrando débilmente su vientre. Las dos mujeres continuaron su camino hacia el poblado, en aquellas décadas muchas familias se habían mudado con el Chamán Ripper líder de la Fabelización. Tantas habían sido las casas construidas que hasta se habían extendido por fuera de las murallas construyéndose al costado de las escaleras que conducían a la cima del pueblo y de la meseta. 

—Más allá de todo Velicera… —dijo Esmeralda—, ¿Te gustaría tener un niño? —la mujer rubia suspiro esbozando una leve sonrisa. 

—Si estuviera segura de que nada va a suceder, claro que sí —contestó Velicera—. Pero…

—Pero… —interrumpió Esmeralda—, no estamos hablando de lo que podría pasar Velicera, y… ¿Qué nombre le pondrías?

Velicera miró al cielo azul pensando detenidamente. 

—Creo que si es niña… Le pondría Alice. 

—¿Y si fuera varón?

—Creo que le pondría Firclo o Travis. 

—¿Y por qué esos nombres?

—Por que Alice me parece un nombre muy bonito, además así se llamaba mi tía —contestó Velicera—, y Firclo se llamaba uno de mis compañeros y Travis se llamaba otro de los muchachos líder de un equipo novato. 

—Lo siento mucho Velicera —contestó Esmeralda—, ¿En dónde perdieron la vida tus compañeros?

—El día que capturamos a los seis opositores —dijo Velicera. Esmeralda abrió los ojos como la luna misma.

—¿Ustedes capturaron a los seis opositores?

—Claro, ¿Por qué? —preguntó Velicera Cadmar. Esmeralda soltó un suspiro.

—Quiero aclarar que no me siento ofendida con esto… 

—¿Por qué te ofenderías Esmeralda? —interrumpió Velicera.

—Porque uno de los seis opositores era mi hermano, Enrique Flanagan —dijo Esmeralda, Velicera se quedó pasmada al comenzar a darse cuenta. 

—Pero… pensé que tu vivías en la Nación de Acekrop —dijo Velicera. 

—Claro, me mudé allá —contestó Esmeralda.

—Lo siento, no me di cuenta —añadió Velicera—, es que es un apellido bastante común. Nunca pensé que fueras hermana de Enrique —Velicera hizo un reverencia agachando su torso entero—, siento mucho haber atrapado a tu hermano Esmeralda.

—Tranquila —contestó Esmeralda con una sonrisa haciendo señas con sus manos para que Velicera se levantara—, no fue culpa de nadie, no tienes por qué pedirme disculpas. Las cosas ya están hechas y no hay vuelta atrás.

—También hay otro nombre… Hasta el día de hoy me parece bastante curioso —dijo Velicera intentando recordarlo—, está claro que a mi no me gusta el nombre, y respeto a quien lo tenía donde sea que se encuentre ahora, y espero que esté vivo. Tampoco tengo nada en contra de quien se lo puso. 

—¿Y ese nombre era? —preguntó Esmeralda.

—Trimuell.

Esmeralda se quedó pensando durante unos escasos segundos.

—La verdad, que siempre me pareció un nombre simpático —expresó Velicera—, creo que recién ahora lo estoy empezando a ver casi sesenta años después.

—Espera… ¿Su nombre era Trimuell Mustaffa? —preguntó Esmeralda.

—Creo que sí —dijo Velicera afirmando lentamente—, si estoy casi segura de que se apellidaba así. ¿Lo conocías?



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En el texto hay: guerra, habilidades sobrehumanas

Editado: 18.03.2023

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