Diario de un Idiota Enamorado

PÁGINA X: A LA MIERDA EL AMOR

No es una sorpresa. Después de todo, este diario comenzó con la afirmación de que me declararía a la chica que me gusta… ¿Qué les hizo creer que esa era Danny?

Tengo mucha mierda en mi cabeza ahora mismo; estoy decepcionado. Solo continuemos con esto; estamos en el último tramo de la historia de cómo arruiné mi amor juvenil, y de cómo fracasé en mi propia comedia romántica.

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Entrada Desconocida: Sábado 16 de Octubre de 2021

Pasé bastante tiempo planeando la cita por el cumpleaños de mi novia hasta que logré un esquema casi perfecto. Primero sería darle su regalo en la puerta de su casa y pasar a saludar a su familia antes de la cita.

Fue exactamente así como sucedió… Sí, justo así…

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Son las diez de la mañana, y estoy frente a la puerta de casa de Danny, vistiendo la mejor ropa que pude encontrar, con el mejor perfume que pude robarle a papá, y con las peores intenciones en las que pude pensar.

-¡Hola, Ariel! Te ves guapísimo hoy -su madre me recibe, tan encantadora como siempre-. Danny bajará en un momento, ¿por qué no la esperas adentro?

-Ah, no se preocupe, señora… Estoy bien aquí.

-¡No seas terco, jovencito, pasa! -como un guardia escoltando al sentenciado a la silla eléctrica, ella me empuja hacia la casa y me obliga a sentarme-. ¿Quieres algo de beber?

-Así está bien, gracias -Disfrazo una mueca de sonrisa y procuro sonar lo más amable posible.

De las escaleras, escucho el suave golpeteo de los zapatos de Danny.

Tal vez sea la emoción o el maquillaje (o la ausencia del mismo), pero tenía algo especial que la hacía ver más hermosa. Yo, idiota por su presencia, recorro las facciones de su rostro, como si fuera la primera vez que la vi… o la última.

-¿Estás listo? -Maldición, es muy cordial.

-Sí… Vamos.

-¡Esperen! -su madre nos detiene a medio camino, con una cámara en las manos-. ¡Quiero guardar este momento como un tesoro familiar!

-¡Mamá, no es necesario. Solo es una cita!

-No es solo una cita, querida, es el comienzo de una hermosa relación.

¿Por qué todo lo que sucede este día está específicamente diseñado para hacerme sentir tan culpable como el ingeniero de Chernóbil que no revisó los indicadores de radiación?

Nos tomamos la foto, ignorando el futuro inevitable, y marchamos juntos a una cita de ensueño.

El primer lugar que visitamos fue el parque de diversiones, donde nos subimos a casi todos los juegos. No me lo esperaba, pero Danny es una gran fanática de las sensaciones extremas como la montaña rusa y cosas así.

Luego de casi vomitar sobre un coche de bebé, Danny me arrastra hacia los juegos de máquinas. Jugamos baloncesto mecánico, hockey de aire, tiro al blanco, y esos clásicos juegos de aplastar patitos con un martillo, mismo que me pareció muy ofensivo para los patitos… Estuvimos corriendo como un par de niños hacia todos los juegos que tuviéramos a nuestro alcance. Desahogamos nuestras penas en los carritos chocones y competimos entre nosotros en las carreras de motos.

Pasamos casi dos horas solo en las maquinitas, y todo ese tiempo nos regaló cientos de tickets de cartón, con los que reclamamos un dragón verde que le gustó a Danny. Ese fue el segundo regalo de cumpleaños.

El almuerzo fue rápido; ella quería seguir jugando y paseando por el complejo, el cual era más grande de lo que imaginé.

Pasamos por un enorme acuario, y una función de realidad virtual en el planetario. Fuimos a pasear en bote e hicimos carreras en bicicleta.

Suena increíble, ¿verdad? Quizás para ustedes sí…

Yo sonreía para no caer, reía para no llorar, y sujetaba su mano para no gritar…

Después de todo, hoy es ese día.

Hoy le pongo el último clavo a mi ataúd.

Hoy… Hoy rompo con Danny.

Son las cuatro de la tarde, y como prometí, vamos directo al festival que se llevaría a cabo en el mismo parque.

Aparentemente se presentaba una banda de rock bastante conocida.

La tarima era enorme, cargada de decenas de luces y altoparlantes listos para dejar sordos a los que asistan.

Cuando llegamos, el show estaba por comenzar; con cientos de personas alrededor y gritando el nombre de la banda.

Debo reconocer que esa parte del día me gustó. Fue entretenido, y una manera de canalizar mi culpa a algo entendible, como es golpear a alguien por “accidente”.

Fueron dos horas de concierto, y cuando terminó, el sol se estaba ocultando, prestándonos el escenario idéntico al que tuvimos cuando nos cruzamos por la calle aquel día. Era exactamente igual…

Danny camina unos cuantos pasos más delante de mí, jugando con el dinosaurio que ganamos en las maquinitas.

Se ve tan inocente… Con ese vestido blanco hasta un poco más arriba de las rodillas, y ese suéter celeste con lazos dorados. Su largo cabello revoloteando a la melodía del viento, y esa dulce voz, tarareando una de las canciones que tocó la banda que acabamos de escuchar.



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En el texto hay: romance

Editado: 22.01.2022

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