Diario de un Mercenario(capitulo 1)

El Laberinto del Bibliotecario/La Noche de la muerte

 

El Laberinto del Bibliotecario
 

Un día en la ciudad de “Regir Trend” necesitaba un libro sobre antigüedades egipcias, no sabía mucho sobre el tema, así que decidí comenzar la investigación en el mundo del conocimiento.

Había una biblioteca que llamaba la atención, se lo conoce como “El laberinto del conocimiento”, me gusto la idea del laberinto, ya que al entrar a una biblioteca cada uno tiene un laberinto por resolver.

Entre y literalmente lo era, las estanterías se movían y tenías que encontrar tu libro, estuve una hora hasta que lo encontré, se llamaba “El gran antiguo Egipto”.

Ahora tocaba buscar al bibliotecario, sabía que estaba en el centro, pero parecía que yo estaba en uno de los costados, camine un rato, bueno, en realidad me perdí un rato. Al final lo encontré, era un señor con cuernos, parecía un toro, elegante, con anteojos redondos y pelos grises en todo su cuerpo, encerrado en medio de un conjunto de muebles.

 Me acerqué y dije:

—Hola, vengo para comprar este libro, ya resolví mi laberinto 

Sacó su mirada de la computadora y lo vi, era un minotauro no tan imponente como me los imaginaba, me miro y dijo:

—Buen día, señor, espero que le haya gustado su laberinto, A ver el núcleo que lo llevó a esta aventura, Egipto, tema difícil, yo soy más de Grecia.

Me cobró y me fui maravillado del laberinto del bibliotecario, como un minotauro, en el que el primero vivió encerrado en uno, decidió vivir en un laberinto, pero esta vez con paredes de conocimiento.

Si me preguntan a mí el mundo es un laberinto del conocimiento sin salida, siempre estamos entrando de viejos a nuevos sin encontrar nunca lo que buscamos. Espero que al terminar de escribir este diario cierre un laberinto para adentrarme en uno al que ya le veo la puerta, el mundo del Sr. Barrios es mi siguiente laberinto por recorrer.

Los minotauros son personas parecidas a los toros, cuernos largos, cuerpos gigantes y bastante peludos, son gente honrada pero a veces un poco violentas.

En la antigüedad el más famoso fue Asterión, el primero de su especie, expulsado a un laberinto por ser diferente, esto explica el odio que le tienen a los dioses y humanos. Más adelante los romanos, que tomaron bastantes especies, los capturaban para pelear en sus coliseos.

Hablando de Minotauros tengo que contar la historia de cuando conocí a Tomás Hajen.

Era una noche en “Regir Trend”, andaba caminando por las calles de esta hermosa ciudad, que es combinación de colores entre la antigua Noruega y la gran Grecia, había terminado todos los trabajos que tenía pendientes y necesitaba un poco aire antes de volver a la rueda en la que un mercenario vive.

Iba caminando por la cuadra hasta que un señor tapado por una túnica negra larga me choco, me sorprendió la fuerza que tenía, parecía un vagabundo por sus pintas y las altas horas de la noche que manejábamos, enojado le grite: 

—Hey no vio que estaba en el camino, mire cuando camina. 

El señor se quedó parado y comenzó a ponerse derecho, pasó de medir 1,5 m a 2 m, se sacó la túnica y era un minotauro de pelaje negro, con ojos verdes y una túnica medieval que me sorprendió que exista su talla, él al mirarme sonrió cruelmente. En ese momento supe que lo habían mandado a matarme. Saco un hacha y comenzó atacarme ferozmente, logre esquivar un par de golpes, pero aún seguía sin arma peleando contra un minotauro de 2 m, que tenía muchas ganas de cobrar la recompensa por mi cabeza, le dije: 

—¿Por lo menos puedo saber el nombre de la persona que intenta matarme?

 Él riéndose dijo:

—Soy Tomás Hajen, el terror de los humanos, el mejor mercenario que existe.

Aproveche que se estaba alabando y lo lleve poco a poco hacia un árbol, me atacó y mi plan funcionó, su hacha quedó trabada en el árbol, le pegue una piña empujándolo lejos de su arma para poner en marcha la parte dos del plan, hacerlo enojar. Para eso comencé diciendo: 

—El mejor mercenario, eh, a ver qué puede hacer sin su hacha, sería una pena que te matara un humano.

Sonriendo vilmente, comenzó a pegarme con todas sus fuerzas, no logró embocar ninguna y con rabia en sus ojos dijo:

—Eres un gusano rápido, lo admito, con razón pagaban tanto por un simple humano.

Lo empujé y se clavó su propia hacha en la espalda. Me senté en el piso a ver como se apagaba su vida. Me acerqué a él y empujando lentamente su cuerpo hacia la muerte, viendo su cara de rabia por haber muerto frente a un humano, dije de forma irónica: 

—Fue una buena pelea, Sr. Hajen, espero haya sido una muerte digna.

Comencé a reírme con la maldad que me daba su cara de sufrimiento, le di el último empujón con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo: 

—Esto le pasa por subestimar a los humanos, somos débiles, pero como toda especie mejoramos todos los días.

Siempre odié a las personas que me desprecian por ser un simple humano, me esforcé toda mi vida para que las especies más poderosas me traten como un igual, aprendiendo sus debilidades y virtudes.



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En el texto hay: diario, cuentos cortos, duelodolor

Editado: 15.09.2022

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